9 de enero de 2012

La situación de las mujeres en el mundo .

La discriminación contra las mujeres tiene una característica distintiva, la desigualdad entre los sexos goza de tal grado de naturalización que deviene en cotidiana e invisible. Por eso, referirse a las mujeres y su posición en la sociedad requiere justificar su inclusión entre los colectivos vulnerables y discriminados a través de cifras que por su magnitud establecen de manera incuestionable que las mujeres han sido y son en la actualidad expropiadas de los medios básicos para ejercer su autonomía.

Sin lugar a dudas, el último siglo ha sido testigo de importantes avances en la condición de las mujeres y su estatus social que han sido promovidos y sostenidos por el movimiento de mujeres y feminista. Sin embargo, las cifras indican que las transformaciones en el estatus jurídico de las mujeres y su integración en el trabajo remunerado no han generado un cambio real en su posición social.

Una breve revisión de diferentes dimensiones servirá para establecer que la discriminación hacia las mujeres no es un asunto extemporáneo ni superado, por el contrario, las estructuras de la dominación masculina siguen presentes y requieren esfuerzos y medidas concretas para ser desmanteladas.

La dominación masculina, como denomina Bourdieu al sistema de poder que legitima la diferencia social entre los sexos, es decir, aquellas que superan lo biológico, justificando y reproduciendo la jerarquía de los varones sobre las mujeres, es uno de los modelos o paradigmas de la exclusión social y la discriminación. En otras palabras, sobre la diferencia sexual se establece una forma de dominación social básica y primaria que luego se aplica a otras categorías sociales como la clase social o la etnia, en la cual siempre el grupo subordinado es feminizado simbólicamente.

Al observar el panorama mundial queda claro que la discriminación contra las mujeres no es exclusiva de los países en vías de desarrollo. Evidentemente en aquellas sociedades con mayor vulnerabilidad socioeconómica o inestabilidad política estos se exacerban, es decir, en contextos en que los derechos de toda la población están restringidos las mujeres, debido a su rol y estatus subordinado, se llevan la peor parte. Sin embargo, ningún país en el mundo ha logrado la igualdad entre hombres y mujeres, incluso los países nórdicos que exhiben los mejores índices de inclusión mantienen significativas brechas de género

Autoras

PAULA SALVO DEL CANTO

MARIELA INFANTE ERAZ

http://www.2015ymas.org/IMG/pdf/MUJERES_INTERIOR_v4.pdf

http://mujerdelmediterraneo.blogspot.com/

Complejo de histocompatibilidad y las relaciones amorosas.

Dos personas tienen más probabilidades de volverse amantes si sus genes tienen poco en común, revela un estudio según el cual existe un posible mecanismo biológico que controla la atracción sexual entre hombres y mujeres.

Los hombres y mujeres heterosexuales con genes disímiles tienen más probabilidades de formar pareja que las personas de herencia genética similar. Los hallazgos indican que ciertos genes controlan algunos de los deseos subconscientes que subyacen en la elección de pareja, como forma de prevenir la reproducción dentro de la misma familia y de fomentar las defensas inmunes en un niño.

Investigadores estudiaron los genes de 90 parejas casadas y descubrieron que el ADN en una región clave de sus cromosomas era significativamente diferente de la misma franja de ADN en 152 parejas elegidas al azar entre la población y que no tenían relación amorosa ni sexual entre sí.

Los genes, conocidos como complejo mayor de histocompatibilidad (MHC, por sus siglas en inglés), forman parte del sistema inmune. Es la primera investigación de su tipo que muestra que pueden tener un papel significativo en la probabilidad de que una pareja se relacione amorosamente.

Si los genes MHC no hubieran tenido influencia en la elección de pareja, los científicos esperarían encontrar diferencias similares entre ambos grupos de parejas: las casadas y las que no tenían relación. Sin embargo, la diferencia estadísticamente significativa sugiere que los genes MHC disímiles influyeron en que los hombres y mujeres se atrajesen.

 

El Complejo Mayor de Histocompatibilidad (CMH) o MHC en inglés, es un conjunto de genes cuya importancia en la resistencia genética a ciertas infecciones por virus o bacterias es fundamental, por el rol que cumplen las moléculas que estos genes codifican. En los humanos el estudio de estos genes tomó mucha importancia con el desarrollo de los transplantes, ya que estas moléculas son guardianes del sistema de defensa al diferenciar cuáles son las células propias del organismo de las ajenas.

Si bien es tentador pensar que los humanos escogen a sus parejas a causa de sus similitudes, nuestra investigación ha mostrado con claridad que las diferencias son las que propician una reproducción exitosa, y que el impulso subconsciente hacia tener hijos saludables es importante al elegir pareja, comentó la profesora Maria da Graca Bicalho, de la Universidad de Paraná, en Brasil.

Aspecto evolutivo

"Esperamos encontrar que los aspectos culturales tienen un papel importante en la elección de pareja, y en definitiva no adscribimos la teoría de que si una persona porta una variante genética particular ello determinará su conducta –añadió–, pero también creemos que no se debe pasar por alto el aspecto evolutivo subconsciente en la elección de pareja. Éste tiene un papel importante en el logro de una reproducción sana, al contribuir a que los niños nazcan con un fuerte sistema inmune y con mayor capacidad de hacer frente a la infección."

Es posible que, además de ayudar al organismo a combatir enfermedades, los genes MHC tengan un sutil efecto en los aromas del cuerpo, o feromonas, que en los humanos podrían desempeñar una función en la decisión de si un hombre o mujer se considera subconscientemente atractiva para un individuo del sexo opuesto.

Las feromonas tienen un papel importante en la conducta social de los mamíferos.

Las feromonas –término que significa "transportadoras de exitación"- son sustancias químicas segregadas por distintos seres vivos y que sirven para comunicarse con otros de su misma especie. Existen diferentes tipos de feromonas con diferentes funciones, y en general se captan a través del olfato o de un órgano especializado, el órgano vomeronasal.

 

En los humanos esa función es más compleja, y preguntas como qué es lo que atrae unas personas a otras aún requieren mayores investigaciones y respuestas, indicó la profesora.

Por desgracia, el resultado de este estudio no significa que los científicos puedan predecir con certeza si un individuo se enamorará de otro.

 

Steve Connor

The Independent

Periódico La Jornada