6 de enero de 2016

Las condiciones de las mujeres en la migración a Estados Unidos.



En las últimas décadas, se produjo una serie de cambios políticos y sociales que
modificó el panorama de la migración internacional en la región. Los procesos de
globalización socioeconómica generan una demanda global de fuerza laboral, por ello,
en la dinámica de los movimientos migratorios de México y Centroamérica, se observan
dos características principales: por un lado, existe un aumento de la emigración de los
centros urbanos y, por el otro, se ve un cambio importante en su demografía por la
creciente feminización de los flujos migratorios, misma que se caracteriza por una
mayor participación de mujeres migrantes como proveedoras económicas.
Año tras año miles de mujeres toman la decisión de emigrar a los Estados Unidos para
mejorar sus condiciones de vida. Los motivos por los que abandonan sus países de
origen son diversos: para reunirse con sus familiares, por falta de trabajo, por la
pobreza, por la necesidad de independencia personal, familiar o social, para huir de
situaciones de violencia doméstica o social; así mismo, si son jefas de familia, porque
recae sobre ellas la responsabilidad económica de la supervivencia del hogar y en su
país no encuentran los ingresos suficientes.
La mayor participación de las mujeres en la migración es un problema complejo que
tiene que ver con múltiples factores: económicos, políticos, sociales, culturales, e
individuales. Este último factor es muy importante porque las mujeres pueden dejar de
ser sujetos pasivos para convertirse en sujetos activos en la toma de sus decisiones.
Sin embargo, el factor cultural y dentro de él, el llamado ―sueño americano‖, reforzado
en el imaginario de los hombres y las mujeres migrantes, también cobran relevancia
para el estudio de las historias de migración de las mujeres.
Aunque las investigaciones sobre la feminización de los flujos migratorios han crecido,
no se ha logrado del todo hacer visible la condición de las mujeres respecto a los
hombres en la migración, ya que en el trayecto existen muchos peligros que ponen en riesgo su vida por la condición de ser mujer. La mayoría de ellas, tanto en México como
en Estados Unidos, sufre violaciones a sus derechos humanos, son vulnerables a
padecer discriminación, desintegración familiar, privaciones, abusos verbales, físicos y
sexuales, extorsión, explotación, etcétera. Existe para ellas una situación de doble
vulnerabilidad: a) por su condición de mujeres, y b) por su situación de migrantes y, en
muchos casos, se agrega el que son indígenas, sujetas a discriminación.
Esta mayor vulnerabilidad es producto de la construcción social del género que se
agudiza por las relaciones de poder, pues en la migración se conjuntan las estructuras
tradicionales: género, clase y raza.
―En las relaciones de poder convergen las diversas condiciones de identidad que
conforman a las personas y cada una suma o resta poderes a cada cual. El género, la
edad, la nacionalidad, la clase social o casta, (…), la comunidad, la religión, la salud, la
ideología y la política, los saberes y otras más, son las condiciones y estados que se
conjugan en cada mujer y en cada hombre, (…) cada persona está definida por una
condición genérica, una condición nacional, étnica, tribal, de clan, racial, lingüística (…)
y así sucesivamente hasta agotar las condiciones significativas en el mapa y en el
itinerario personal.
―De manera diferente, las condiciones proveen a las mujeres y a los hombres de
prestigio, estatus, posición, jerarquía y valor superiores, y también les dotan de bienes,
oportunidades, recursos y poderío, al mismo tiempo que otras implican su inferioridad,
la desposesión, la opresión (…)‖ (Lagarde, 2001, 66-67). Esta vulnerabilidad se ahonda
también por las características de las rutas migratorias, pues son los lugares de mayor
tránsito de humanos, mercancías, drogas, de redes delincuenciales de trata y
explotación sexual de personas.
Es importante señalar que las experiencias de las mujeres en la migración no son
homogéneas, sino que adoptan variadas modalidades y ocurren de modos muy
distintos. Las causas y motivaciones son diversas; suelen viajar solas o acompañadas
por algún familiar, amigo o conocido; se insertan de manera distinta en los lugares de
destino y la temporalidad de su migración también es diferente en cada caso. Esto
quiere decir que el estudio de la migración femenina debe hacerse con una visión
amplia que considere todas las modalidades en las que suele presentarse y que
considere el carácter evolutivo y cambiante de los procesos sociales. Es importante
insistir en que los diferenciales por sexo en la migración deben ser resaltados; de este
modo puede tenerse un panorama más completo de la mayor vulnerabilidad de la mujer
como sujeto migrante.
En el pasado, la migración femenina respondía a motivos de reunificación familiar, o
durante su proceso migratorio dependían del apoyo de un hombre. Actualmente las
mujeres migrantes también se desplazan solas y en ocasiones de manera autónoma, ya
no para reunirse con sus familiares sino para mejorar su situación económica, social y
personal.
Un resumen de varios de los estudios oficiales observa que la feminización de la migración se
expresa en el desarrollo de diversos grupos de mujeres:
 Mujeres que migran en función de reunificación familiar.
 Mujeres que migran por su dependencia con algún varón (padre, esposo, hermanos
con el que viajan o del que son acompañantes).
 Mujeres que buscan huir de conflictos familiares y de esas relaciones de poder.
 Jóvenes solteras que se ven sin posibilidad de desarrollo en su lugar de origen.
 Mujeres que son jefas de familia que buscan otras oportunidades de subsistencia.
 Mujeres víctimas de redes de prostitución.
 Mujeres que tienen que pagar deudas familiares, varias de ellas contraídas con las
redes para el traslado de emigrantes (prestamistas, bancos, coyotes) que ―pasaron‖
a algún familiar anteriormente.
De esta manera, el aumento de la migración femenina en términos macro económicos
contribuye a ampliar algunos rasgos de la migración y abre nuevos: a) dinamizar con
sus remesas la economía de sus países de origen igual que los hombres; b) resolver las
necesidades de reproducción económica y social de los países de atracción, tanto como
los hombres; c) solucionar sus propias necesidades de sobrevivencia y desarrollo,
aunque debe estudiarse a qué costos en cuanto a su desgaste como fuerza laboral, así
como a los conflictos en la pareja, la familia y la comunidad por la independencia
adquirida por las migrantes; y, d) en cierta medida hace visible la problemática de la
falta de equidad de género, aunque se van creando nuevos estereotipos y estigmas.
En los dos primeros aspectos la situación es igual a la que presentan los hombres
migrantes, pero en la solución de las necesidades propias como la búsqueda de una
solución a las problemáticas de género en la familia o con la pareja, hacen que la
migración internacional de las mujeres altere, o por lo menos ponga en cuestión, los
roles, los estereotipos y los imaginarios de las mujeres y de sus redes sociales, así
como la viabilidad de las políticas públicas migratorias sin enfoque de género.

Texto completo : http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/migracion.pdf