25 de abril de 2019

¿Por Qué la Violencia de Género Está Tan Normalizada?


"Muerte por decir que no", "asesinada por un hombre que la acosaba", "sólo estaba corriendo"  – estos son algunos de los titulares que se publican cuando se anuncian estas muertes. Cuando se anuncian los casos de violencia de género que, de acuerdo con ONU Mujeres, representa el 35% de mujeres alrededor del mundo las que han sufrido violencia física y/o sexual por parte de su compañero sentimental.

Y por más desesperanzadoras que sean estas noticias, lo que es realmente triste es ver las reacciones de las demás personas – tanto hombres como mujeres – que normalizan la violencia:

"Eso le pasa por estar caminando por ahí sola". "Quien la manda a salir con un hombre mayor". "Eso le pasa por decir que no".

Primero, la víctima NUNCA es responsable por su abuso. Nada le da permiso a una persona de violentar física ni emocionalmente a una persona. ¿Hasta cuándo seguiremos responsabilizando a  las mujeres por ser víctimas de una sociedad machista? ¿Por qué seguimos normalizando la violencia de género? ¿Cuáles son las distintas caras de la violencia?

¿CUÁNDO SE EMPIEZA A NORMALIZAR LA VIOLENCIA? 

Una reciente encuesta realizada por Oxfam Intermon encontró que 2 de cada 3 hombres latinoamericanos normalizan la violencia hacia la mujer; más del 80% cree que puede tener relaciones sexuales con quien quieran, pero que las mujeres no pueden; y, el 40% piensa que que si una mujer está ebria, se presta a que un hombre tenga relaciones sexuales con ella sin su consentimiento.

Aún cuando hay hombres que no consideren sus comportamientos como violentos, esta encuesta pone en manifiesto que los pensamientos y las creencias de la violencia hacia la mujer está normalizada. Pero, ¿de dónde viene? El reporte hace la siguiente conexión sobre cómo se crean y mantienen estas creencias:

La interdependencia de todos estos factores personales, familiares, y sociales, son la causa primordial a la normalización de la violencia de género. La masculinidad tóxica, el machismo internalizado, la misoginia – son todas formas en las que estas creencias se refuerzan. Y, es un ciclo vicioso que sólo se detiene concientizando, educando, y desafiando.

LAS DISTINTAS CARAS DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO
Muchas veces, debido a los ciclos y patrones señalados anteriormente, la violencia de género se perpetúa porque es la forma de relacionarse que se conoce. Algunas veces por los propios antecedentes o dinámicas familiares que se conocen. Debido a esto, se le puede hacer difícil a la víctima reconocer cuándo está formando parte de una relación violenta. Aquí van algunas caras de la violencia de género:
Estas son solo algunas de las formas en las que se puede distinguir los distintos tipos de violencia. La violencia física, aunque en ocasiones más fácil de identificar por las huellas concretas que quedan en el cuerpo, sigue siendo violencia. Y, la violencia emocional, aunque más difícil de identificar por la sutileza con la cual se manipula y se llega a coercer a su pareja, dejan huellas dolorosas en la salud mental de la víctima.

No hay nada que una persona diga o haga que de permiso para que otra persona la lastime, controle o invada – ni su cuerpo, ni su mente.


¿CÓMO ERRADICAR LA VIOLENCIA DE GÉNERO? 

He tenido que tomarme recesos mientras me encuentro escribiendo este artículo. Particularmente, porque cualquier tema que pone en evidencia una violación a los derechos humanos de alguien es doloroso de leer e investigar. Nisiquiera por ser mujer, es un tema de humanidad. Es una temática que no es fácil de abordar, pero es lo que justamente la hace muy necesaria.

Si has leído mis otros artículos, te has podido dar cuenta que no soy fanática de dejar problemas sin resolver. Y, quiero finalizar este post con algunas acciones tangibles recomendadas por el reporte mencionado más arriba que podemos hacer para minimizar y, algún día, erradicar la violencia de género:

Actuar a nivel familiar – Educar a madres, padres, hermanos, hermanas y cualquier otro miembro de la familia que pueda y quiera deconstruir estas creencias normalizadas sobre la violencia.

Hablar con amigos/as – Los chistes, los cuentos, las películas y el lenguaje con el que nos comunicamos importa. Si nosotras/os desde nuestro privilegio identificamos algo como un comentario violento o una normalización de la violencia, es importante aprovechar estas situaciones como momentos de enseñanza. Desafiar esta normalización.

Ayudar a las mujeres jóvenes a retomar sus narrativas – Cuando una mujer decide denunciar un caso de violencia, lo que debería sentirse como un proceso de revindicación se vuelve en un espacio de escrutinio y humillación. Los medios y la comunidad, en lugar de apoyarla, deciden cuestionarla – lo que dificulta poder traer incluso más casos de violencia a la luz. Por esto, hay que apoyar, ayudar y honrar a las mujeres que deciden denunciar y contar su historia.

Construir referencias alternativas a la masculinidad – La forma en la que se ha estructurado el concepto de masculinidad es dañino, simplista y constrictivo (por ende, el término masculinidad tóxica). Hay que ayudar a ampliar este concepto, con la esperanza de no tener que reducir a nadie a su sexo biológico ni género en un futuro.

Movilizarse y ocupar espacios para crear consciencia – En algún momento le escuché decir a un buen amigo aliado "si no nos dan los espacios, tenemos que tomárnoslo". Lo mismo aplica para los espacios de movilización ciudadana que sirven para exigir justicia y crear consciencia.

Por más difícil que sea hablarlo, comunicarlo, estudiarlo y escucharlo – no podemos dejar de luchar y resistir. La única forma de desafiar estas injusticias es hablándolo, hablándolo, y hablándolo un poco más.

https://www.marianaplata.com/blog/2018/8/30/por-qu-la-violencia-de-gnero-est-tan-normalizada