15 de diciembre de 2020

Elvia Carrillo Puerto: sufragista mexicana y feminista que no pidió por favor




Una de las Hijas de la Revolución, perseguida y olvidada, es Elvia Carrillo Puerto, llamada la Monja Roja del Mayab, por su activismo social y por ser una de las más importantes sufragistas mexicanas. Hermana de Felipe Carrillo Puerto, quien fuera el primer gobernador socialista electo de América; tal como ella misma fuera una de las tres primeras diputadas electas de México en un momento en que aún las mujeres no podían votar.

¿Pero, quién es Elvia Carrillo Puerto?

Elvia Carrillo Puerto nació en la ciudad de Motul, Yucatán, el 6 de diciembre de 1878. Autodidacta de nacimiento, fue formada, al igual que sus hermanos en el Colegio Roque J. que impartía una educación laica y en el que iban los hijos de los obreros, por lo que ella, al igual que su hermano Felipe aprendió a hablar maya y comenzó a darse cuenta desde niña de los problemas sociales y desigualdades que se vivía en el Porfiriato.

Asimismo, fue alumna de la maestra y poeta Rita Cetina Gutiérrez en La Siempre Viva, la primera escuela para señoritas en Yucatán, donde estudió ciencias y a las teóricas de los derechos de la mujer. Era de esperarse que seguiría los pasos de su mentora.

Viuda y divorciada, en 1910, participó como espía en el llamado Plan Dzelkoop, rebelión armada contra el gobernador de Yucatán Enrique Muñoz Aristegui, parte de la “Chispa de la Revolución” perpetrada en Valladolid, Yucatán. Más tarde, se unió al movimiento antirreeleccionista nacional de Francisco I. Madero.

En 1912, fundó la primera organización femenina de campesinas —se piensa que es la primera del país—, con la finalidad que a las mujeres jefas de familia se les garantizaran los mismos derechos que a los hombres en la distribución de tierras. Un año después, se convirtió en una de las más importantes organizaciones de la región debido a la gran cantidad de contingentes que la conformaban.

Participó en la fundación de las “Ligas de Resistencia Feministas” tratando de llamar a las mujeres de todo el estado a organizarse y apoyarse unas a otras en temas urgentes como: derecho al voto, higiene, alfabetización, control de la natalidad; este último, era un paso indispensable en la búsqueda de libertad de las mujeres y sostenía de fondo la más intolerable de las reivindicaciones para las sociedades conservadoras: “el derecho de las personas a vivir su sexualidad de una manera libre y lúdica, más acá o más allá de los fines reproductivos” (Lemaitre, 1998).

Durante el gobierno del general Salvador Alvarado en Yucatán, de 1915 a 1918, participó en el Segundo Congreso Feminista de Yucatán. En marzo de 1918 participó en el Congreso Obrero de Motul acompañada de la feminista Rosa Torre, su compañera de luchas, donde experimentó el rechazo de los socialistas a la participación de las mujeres en política pues les fueron negadas voz y voto.

Al año siguiente, en 1919, durante el gobierno de Venustiano Carranza, la historia se repetiría para Elvia en la ciudad de México, donde creó la Liga Rita Cetina Gutiérrez con la intención de lograr la inclusión del debate sobre el voto femenino en cámaras legislativas; sin embargo, fue ignorada por sus compañeros socialistas.

No fue hasta en 1923 de vuelta en su natal Yucatán, con su hermano Felipe Carrillo Puerto rigiendo como gobernador del estado, que Elvia fue elegida como diputada municipal junto con Beatriz Peniche y Raquel Dzib Cícero por parte del Partido Socialista del Sureste, siendo estas las tres primeras mujeres electas de México. Sin embargo, tras el asesinato de su hermano fueros obligadas a dimitir y el voto a la mujer fue anulado en el estado.
Con ayuda del presidente Plutarco Elías Calles, Elvia logró escapar de Yucatán y se refugió en la ciudad de México, desde donde siguió su lucha. Brevemente, se instaló en San Luis Potosí donde se había reconocido el derecho al voto de las mujeres, donde lanzó su candidatura a diputada y a pesar de haber ganado la elección, el Congreso Federal declaró invalido el voto femenino por temor a los levantamientos cristeros.

De vuelta en la ciudad de México, Elvia fundó la Liga Orientadora Feminista Socialista que organizó a las empleadas de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, en donde había empezado a trabajar. Más tarde, en 1931, dadas las críticas y presiones se transformó en la Liga de Acción Femenil que pugnaba por el derecho de voto para las mujeres.

Durante años, Elvia, fue ignorada en sus peticiones a favor de los derechos de las mujeres y  perseguida por el poder en turno, despedida de los empleos que ocupaba. Ejemplo es que durante el periodo del Gral. Lázaro Cárdenas, que es reconocido por los avances sociales y los derechos sindicales, como señala Lamaitre Monique, el mismo presidente Cárdenas ordenó su cese de la Secretaría de Economía donde entonces se desempeñaba como estadígrafa (1998).

Lamentablemente, Elvia, nunca pudo regresar a su tierra, y murió en la pobreza total el 15 de abril de 1968 a la edad de 89 años, no sin antes ver coronada su lucha de años en 1953 durante el periodo del presidente de Adolfo Ruiz Cortines en el que fue modificado el Art. 34 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que reconocía el derecho de las mujeres a votar y ser votadas.

Elvia no pidió por favor

Hace unos años que de manera fortuita mi vida se ha ido acercando a la vida y obra de los Carrillo Puerto, por supuesto, como suele ocurrir, comenzó a partir de Felipe Carrillo Puerto, el personaje más importante, dirían algunos; sin embargo, con forme nos vamos adentrando en la historia, nos acercamos a la figura enigmática y reveladora de Elvia, quien siempre estuvo al lado de su hermano Felipe, y cuando digo al lado, lo digo a la par, pensando, luchando, generando ideas políticas y estratégicas. Sin embargo, ella era mujer y aún no tenía derecho ni a votar ni a ser votada. No por nada, durante la corta gestión de Felipe Carrillo Puerto como gobernador de Yucatán, se da un gran avance en materia de los derechos de las mujeres; incluso, como se ha mencionado con anterioridad, vemos a Elvia como Diputada electa junto con Beatriz Peniche y Raquel Dizb Cicero.
Toda una vida de lucha. Aun en el exilio, Elvia no descansó en la búsqueda de su objetivo: organizó a las mujeres trabajadoras, realizó reuniones clandestinas, fue espía, reunió firmas, se enfrentó al poder más de una vez, como era común en las sufragistas, las cuales sufrieron todo tipo de vejaciones. Fue una mujer que rompió con los estereotipos de su época, enfrentó al orden establecido y pagó las consecuencias.

Por fortuna, la historia se renueva, y nos renueva. Tuvo que pasar más de medio siglo de distancia para que la sociedad reconociera que Elvia luchó por los derechos políticos de la mujer que hoy disfrutamos; sin embargo, estamos en un momento en que la misma sociedad juzga a otras mujeres por las formas de manifestarse o por lo que demandan: Me pregunto ¿Qué opinaría Elvia Carrillo Puerto de las actuales demandas de las feministas? ¿Qué opinaría de despenalización del aborto y el derecho a decidir? ¿Qué diría de las manifestaciones por los feminicidios? ¿Qué les diría las diputadas, a las senadoras y funcionarias que hoy ocupan cargos de su ejercicio público?

Todavía estamos en deuda

Es verdad que en 1952 la Cámara de Diputados de México reconoció a Elvia Carrillo Puerto como Veterana de la Revolución Mexicana, y se le concedió la medalla de honor al Mérito Revolucionario y el 15 de octubre de 2013 la Cámara de Senadores anunció un reconocimiento a la memoria de Elvia Carrillo Puerto, por su labor de defensa, protección, ejercicio e investigación de los derechos humanos de las mujeres y de la igualdad de género en nuestro país y este reconocimiento se entrega cada 8 de marzo en conmemoración del Día de la Mujer. Asimismo, desde 2016, con motivo del Centenario del Primer y Segundo Congreso Feminista de México su nombre brilla en letras de oro, en las paredes del Congreso del Estado de Yucatán. Pero, todavía estamos en deuda con ella, como con otras mujeres de la historia.

No basta con levantar estatuas —ya vimos para qué sirven—, imprimir rostros en los billetes, o instituir premios con su nombre; todas esas iniciativas resultan insuficientes si no le permitimos tomar el lugar que le corresponde en la memoria histórica de nuestro país, y esto únicamente se logra dando a conocer su obra a través de la educación.

Los libros de texto siguen esperando la incorporación de las mujeres que, como Elvia Carrillo Puerto, forman parte de la gran historia de México, mientras tanto, su nombre, su vida y su obra se mantienen vivos en el corazón de las mujeres que siguen levantando la voz para exigir sus derechos.


https://lectambulos.com/elvia-carrillo-puerto-sufragista-mexicana-y-feminista-que-no-pidio-por-favor/










 

13 de diciembre de 2020

Emilia Pardo Bazán, la escritora aristócrata que defendió los derechos de la mujer.


 

La intelectual española fue víctima de la intransigencia de la época pese a ser pionera con una cátedra universitaria y la primera corresponsal en el extranjero.

Emilia Pardo Bazán fue una mujer brillante, preparada y pionera en su tiempo. Las posibilidades económicas de su familia le permitieron recibir una educación que supo aprovechar y cultivar hasta convertirse en novelista, poetisa, periodista, traductora, crítica literaria, editora, catedrática universitaria, conferenciante… y ser la introductora del naturalismo francés en España. Pero casi nada de eso le sirvió en vida ni le reportó el reconocimiento que merecía, sino más bien lo contrario: críticas, insultos machistas y discriminación hasta por sus propios compañeros escritores, que le negaron hasta tres veces el ingreso en la Real Academia Española (RAE) a pesar de sus méritos.

Pero tal vez por su inteligencia, Emilia vivió siempre según sus convicciones, y por eso antepuso la literatura en su vida, defendió la instrucción y los derechos de las mujeres en sus publicaciones pero también en la vida pública y ejerciéndolos hasta convertirse en la primera catedrática de Literatura en la Universidad Central de Madrid, en la primera presidenta de la sección de Literatura Ateneo y ser la primera corresponsal de prensa en el extranjero, en Roma y en París.

Emilia Pardo BazánEmilia Pardo Bazán, pionera y única profesora de la élite española

Emilia Pardo Bazán nació el 16 de septiembre de 1851 en La Coruña, ciudad que siempre aparece en sus novelas bajo el nombre de Marineda. Fue la única hija de una familia noble y de las más pudientes de España: el conde don José Pardo-Bazán y Mosquera y doña Amalia de la Rúa-Figueroa y Somoza. El rey Alfonso XIII también le concedió a ella, en 1908, el título de condesa.

Educada siempre en los mejores ambientes, su formación se completaba cada año en la capital de España, donde solía pasar los inviernos la familia debido a las actividades políticas de su padre, militante en el partido liberal progresista. Emilia fue siempre una lectora infatigable y a la vez una escritora precoz, ya que a los nueve años compuso sus primeros versos y a los quince su primer cuento, ‘Un matrimonio del siglo XIX’, que fue el primero de los numerosísimos -cerca de 600- que publicó a lo largo de su vida.

El año 1868 destaca en la vida de Emilia Pardo Bazán, como ella misma reconocía: “Tres acontecimientos importantes en mi vida se siguieron muy de cerca: me vestí de largo, me casé y estalló la Revolución de septiembre de 1868". Emilia tenía 16 años cuando se casó, y su marido, José Quiroga, estudiante de Derecho, 20. La boda se celebró el 10 de julio en la capilla de la granja de Meirás, propiedad de sus padres, y que durante la Guerra Civil fue adquirido a los herederos de la escritora para regalárselo a Franco mediante una ‘suscripción popular’.

El joven matrimonio, acompañados por los padres de Emilia, viajaron por Europa, donde ella aprendió inglés y alemán, antes de instalarse en España. En ese viaje entra en contacto con el krausismo a través de Francisco Giner de los Ríos, con quien le uniría siempre una gran amistad.

Con el nacimiento del primero de sus tres hijos, Jaime, en 1876, se da a conocer como escritora al ganar el concurso convocado en Orense para celebrar el centenario del padre Benito Feijoo. Son años en que todavía no ha abandonado totalmente la poesía. Gracias a Giner de los Ríos se edita en 1881 el libro de poemas titulado ‘Jaime’.

Escribir novela nunca le apasionó a Emilia Pardo Bazán, pero conocer las obras de sus coetáneos la animaron a escribir su primera novela, ‘Pascual López’, una autobiografía de un estudiante de medicina. Después publicó ‘Un viaje de novios’, (1881) para la que utilizó las experiencias de un viaje a Francia, y ese verano, en Meirás, acabó ‘San Francisco de Asís’, ya embarazada de su segunda hija, Carmen.

El prólogo de ‘Un viaje de novios’ resulta fundamental para comprender lo que significa el naturalismo en la obra de Emilia Pardo Bazán, así como la serie de artículos que publica entre 1882 y 1883 bajo el título de ‘La cuestión palpitante’, la del naturalismo, la corriente literaria que dio a conocer en España.

Colaboró en numerosas revistas y periódicos, algunas incluso fundadas por ella, con crónicas de viajes, artículos, ensayos y gran cantidad de cuentos que agrupó en varias colecciones. Fue siempre una viajera infatigable, lo que siempre reflejaba en sus artículos de prensa y libros.

El método naturalista que introdujo Emilia Pardo Bazán en España culmina con la obra cumbre de ‘Los pazos de Ulloa’ (1886-1887), su obra maestra, patética pintura de la decadencia del mundo rural gallego y de la aristocracia. Con posterioridad, la obra de la escritora evolucionó hacia un mayor simbolismo y espiritualismo.

Emilia Pardo Bazán incorporó sus ideas sobre la necesidad de modernizar la sociedad española en cada uno de sus escritos, y defendió la obligatoriedad de instruir a las mujeres y ofrecer un acceso justo a todos los derechos y oportunidades que disfrutaban los hombres. Y no sólo lo defendió en sus escritos, sino también en público y con su día a día, ya que se separó de su marido y llegó a sostener una relación amorosa con Benito Pérez Galdós de la que se ha conservado una parte de la correspondencia amorosa.

También fue una excelente profesora. Las clases de Emilia Pardo Bazán eran las más concurridas de la época (llegaron a matricularse 825 alumnos frente a los 221 de Ramón y Cajal) y según las crónicas de 1896, la catedrática era directa, culta y entretenida.

Fue, por tanto una mujer independiente y excepcional en la España de su época y precursora de las ideas feministas y de los derechos de la mujer actuales. 

La condesa Emilia Pardo Bazán murió el 12 de mayo de 1921 debido a una complicación con la diabetes que padecía. Al día siguiente de su fallecimiento, toda la prensa hablaba de la escritora fallecida y le reconocía los méritos y valía que le nego la sociedad en vida. Está enterrada en la cripta de la iglesia de la Concepción de Madrid.




4 de diciembre de 2020

La crítica patológica: una lenta forma de autodestrucción


 La crítica interna negativa es como un virus. Cuando se instala, debilita nuestra autoestima y recorta la identidad para hacernos creer que no valemos para nada. Si has sentido esto mismo alguna vez, descubre cómo actuar.

Rebeca se ve a sí misma como una mujer con una notable formación, buena en su trabajo e inteligente. No obstante, tiene una obsesión, la de compararse con los demás de manera persistente. Cuando lo hace emerge esa crítica patológica y devastadora que le dice cosas como «en el fondo, eres un cero a la izquierda, todos hacen las cosas mejor que tú, te falta ingenio, decisión…».

Aunque algo así nos resulte llamativo debemos tener en cuenta un aspecto: en nuestro interior habita esa misma voz negativa y ávida por devorar la propia autoestima. Puede despertarse en el momento menos pensado; por ejemplo, cuando perdemos un trabajo o durante una relación de pareja dependiente. Es más, resulta común que este tipo diálogo nos acompañe desde hace tiempo a raíz de nuestra educación.

Una crianza basada en la falta de afecto y validación nos convierte muy a menudo en mendigos de refuerzos externos y también en boicoteadores de la propia identidad y las fortalezas. Es vivir en «modo sufrimiento» porque siempre tenemos la sensación de que no somos lo bastante buenos para casi nada. Nos comparamos, nos criticamos y cuestionamos de manera minuciosa cada acción, cada decisión, cada aspecto de nuestra persona.

Pocos procesos psicopatológicos son tan insidiosos y capaces de distorsionar todo lo que somos. Es necesario, por tanto, que conozcamos un poco más en qué consiste esta realidad y cómo podemos manejarla.

La crítica patológica: qué es y cómo aparece

La crítica patológica es un concepto que acuñó el psicólogo Eugene Sagan para describir algo muy común que veía a diario en sus pacientes. Todos nosotros tenemos una voz interior negativa que nos ataca de vez en cuando con regocijo y sin piedad. No obstante, eso sí, en gran parte de los casos esos ataques son puntuales e inofensivos, limitándose a los clásicos: «mira que eres tonto, acabas de meter la pata».

Ahora bien, una cosa es la crítica inofensiva y otra la crítica patológica que describió el doctor Sagan. Mientras que la primera nos ayuda a darnos cuenta de nuestros errores mediante un pequeño toque de atención, la segunda, lejos de tener una finalidad practica y psicológicamente saludable, lo que logra es destruirnos de forma lenta y sin compasión.

Asimismo, no podemos dejar de lado un pequeño detalle: hay que tener cuidado con esa voz, porque de no ponerle límites puede erosionar la salud mental.

¿Cómo aparece la crítica patológica y cuál es su origen?

Lo señalábamos al inicio. Por término medio, la raíz de la crítica patológica está en la infancia. Nuestros progenitores son los encargados de guiarnos por el mundo, de decirnos qué es lo correcto y lo incorrecto y de darnos seguridad ante cada paso y cada experiencia.

Si lo que recibimos son refuerzos basados en la crítica, en señalarnos en exclusiva lo que hacemos mal y en destacar nuestros errores obviando los aciertos, virtudes y potencial, creceremos con miedo e inseguridadY tener que madurar sin aprobación externa lesiona la autoestima.

Nos desarrollamos con los residuos emocionales que nuestros padres dejaron en nosotros, creando así ese caldo de cultivo con el cual asoma de manera temprana la crítica patológica. Tarde o temprano esta dimensión adquirirá mayor poder, manifestándose del siguiente modo:

  • A través de la vergüenza. El diálogo interno negativo siempre nos cuestiona, nos anula y nos hace temblar ante cada decisión, ante cada paso que demos.
  • Tiene la voz de un padre o una madre que censura, de ahí que aparezcan en nuestra mente palabras como «inútil, eres torpe, no vales para nada, los demás lo hacen mejor que tú»
  • Te compara de forma constante. Siempre te obligará a tomar referencias ajenas para medir tus capacidades y, entonces, humillarte.
  • Adora bloquearte, impedir que resuelvas problemas y aproveches oportunidades.
  • Tiene fijación por recordarte «lo mal que haces las cosas».
  • En la actualidad, con el fin de evaluar este tipo de proceso psicológico tan debilitante, contamos con la escala LOSC (The Levels of Self-Criticism). La investigación llevada a cabo en la Universidad de Pennsylvania, avala la utilidad de este instrumento porque se centra en dos de las formas más comunes de crítica patológica: la que se focaliza en compararse con los demás y la que se centra en uno mismo al infravalorar toda área y comportamiento.

    Aprende desactivar la crítica negativa

    La crítica patológica no perdona, no descansa y no desaparece de un día para otro. Se instala como un virus y nos va debilitando hasta destruir la identidad, la autoestima, nuestros proyectos y crecimiento personal. Es necesario, por tanto, intervenir contra ella y desactivarla.

    Para ello, es interesante reflexionar sobre una serie de estrategias que debemos integrar en nuestro pensamiento para tenerlas siempre presentes. El compromiso para detectar y filtrar la crítica negativa debe ser constante.

    Quítale la venda a la crítica: ¿qué es lo que quieres de mí?

    Es necesario que integres en tu mente un mensaje: en mi interior hay una voz que solo busca destruirme y vetar mi felicidad. Debo desenmascararla y preguntarle qué es lo que quiere de mí cada vez que me repite esos mensajes.

    • Por ejemplo, si te asalta una voz para decirte «eres un inútil», pregúntale por qué. «¿Qué buscas al definirme así? ¿quieres que sufra?»

    Sé valiente y responde a la crítica patológica

    La crítica patológica se afronta con autoestima, fortaleza y asertividad. Necesitamos hacer uso de las autoafirmaciones constructivas y positivas.

    • Por ejemplo, ante la expresión de «eres un inútil» es adecuado que nos digamos lo siguiente «es cierto que, de vez en cuando me equivoco, que soy falible. Sin embargo, no es cierto que sea inútil. De hecho, soy capaz de sobreponerme y actuar para lograr lo que necesito».

    Inutiliza el diálogo negativo

    La crítica patológica no es útil, destruye y anula como ser humano. El diálogo negativo constante y crónico te llevará de la mano hacia el abismo de la ansiedad y la depresión. No lo sigas, rompe ese efecto, inutiliza su mecanismo.

    • Por ejemplo, ante esa voz que insiste en decirte que «eres un inútil», respóndele lo siguiente: «acepto que me digas eso, pero desde hoy y para siempre tu voz va a ser como el viento que se escapa por una ventana. Lo dejaré pasar, porque no me sirves, porque he decidido valorarme como merezco y tú no me ayudas».

    Para concluir, si bien es cierto que resulta complicado desactivar el virus de esa autocrítica devastadora, más difícil es darnos cuenta de que llevamos años conviviendo con ese inquilino interno. Tomemos conciencia de ello y solicitemos ayuda profesional si así lo necesitamos.


     psicóloga Valeria Sabater

    https://lamenteesmaravillosa.com/la-critica-patologica-una-lenta-forma-de-autodestruccion/