19 de julio de 2018

GUETOS Y “REEDUCACIÓN” OBLIGATORIA PARA NIÑOS: LA NUEVA REALIDAD DE DINAMARCA



Nacer en un barrio u otro podría determinar toda tu vida si eres de Dinamarca.

Cuando una familia de un vecindario de inmigrantes da a luz a un nuevo miembro, tanto la madre como el bebé ingresarán en una nueva categoría a los ojos de la ley danesa. Esto es debido a su procedencia, inmigrante, de bajos ingresos, y que vive en un barrio descrito por el gobierno como un “gueto”. Todo ello inmediatamente convertirá al bebé en un “niño del gueto”.
Las nuevas medidas educativas en Dinamarca
A partir de un año de edad, los “niños del gueto” deben separarse de sus familias durante al menos 25 horas a la semana, sin incluir la hora de la siesta, para la instrucción obligatoria en los llamados “valores daneses”. Estos incluyen las tradiciones de Navidad y Pascua, y el idioma. El incumplimiento de esta medida supondría la revocación de las ayudas a la asistencia social.

El resto de los daneses no están obligados a escolarizarse hasta los 6 años. Estas nuevas leyes las está introduciendo el gobierno de Dinamarca para regular la vida en 25 enclaves y barrios de bajos ingresos y de fuertes creencias musulmanas. Se escudan en que las familias que residen allí no se integran voluntariamente en la corriente principal del país, por lo que deberían ser obligadas.

Integración de inmigrantes en Dinamarca

Esta es la asignatura pendiente del modelo danés. Un problema que se viene repitiendo durante décadas y que ha representado un desafío espinoso para un país destinado a servir a una población pequeña y homogénea. Los políticos están centrando su ira en los barrios urbanos donde los inmigrantes, algunos de ellos colocados allí por el gobierno, viven en densas concentraciones con altas tasas de desempleo y violencia de pandillas.
La descripción de los guetos por parte de los políticos se ha vuelto cada vez más siniestra. En su discurso anual de Año Nuevo, el primer ministro Lars Lokke Rasmussen advirtió de que los guetos podían “extender sus tentáculos a las calles” al diseminar la violencia y que debido a ellos “aparecieron grietas en el mapa de Dinamarca”. Los políticos que una vez usaron la palabra “integración”, ahora llaman francamente a la “asimilación”. Este nuevo enfoque forma parte del “paquete del gueto” junto con otras 22 propuestas presentadas por el gobierno a principios de marzo. La mayor parte ya han sido aprobadas por el Parlamento.
Medidas especiales para los musulmanes
Algunas de las nuevas leyes son punitivas. Una de las medidas que está en consideración permitiría a los tribunales duplicar el castigo por ciertos delitos si se cometen en uno de los 25 vecindarios clasificados como guetos. Otra impondría una sentencia de prisión de cuatro años a los padres inmigrantes que obligan a sus hijos a realizar visitas prolongadas a su país de origen, descrito en Dinamarca como “viajes de reeducación”, que supuestamente perjudican su escolaridad, idioma y bienestar.

Esto no es todo: otra ley permitiría a las autoridades locales aumentar su vigilancia de las familias del gueto. Algunas propuestas han sido rechazadas por ser demasiado radicales, como la de Martin Henriksen, presidente del Comité de Integración del Parlamento, quien sugirió que los jóvenes de estas áreas debían portar  pulseras electrónicas en el tobillo.
Adaptarte o salir
Muchos residentes de los “guetos” daneses dicen que se mudarían si pudieran permitirse vivir en otro lugar.

En el complejo de viviendas de ladrillo rojo de cuatro pisos que, según los números, es uno de los peores guetos de Dinamarca: el 43% de sus residentes están desempleados, el 82% no tiene antecedentes occidentales, el 53% tiene una educación escasa y el 51% tiene ingresos relativamente bajos. Allí se preguntan por qué tienen que cumplir estas nuevas medidas.

Los hijos de refugiados libaneses hablan danés sin acento y conversan con sus hijos en danés. Sus hijos se quejan, hablan tan poco árabe que apenas pueden comunicarse con sus abuelos. Hace años, cuando crecían en Jutlandia, en el oeste de Dinamarca, rara vez encontraban sentimientos antimusulmanes. Aunque, quién sabe, quizás antes se pensaba, pero no se manifestaba. Ahora toda la política está centrada en los musulmanes, de los que esperan que renieguen de sus raíces y se adapten a la cultura danesa o se vayan. Quién sabe que será lo próximo que les pidan.

“Duele que no nos vean como personas iguales”, dice uno de estos hijos de migrantes. “Realmente vivimos en la sociedad danesa. Seguimos las reglas, vamos a la escuela. Lo único que no hacemos es comer cerdo”.

¿Qué opina el resto de población danesa de estas medidas?

A unos 12 kilómetros al sur de la ciudad, en el suburbio de clase media de Greve, los votantes se mostraron entusiasmados con las nuevas leyes. Muchos defienden estas medidas porque piensan, erróneamente, que los inmigrantes se llevan mucho dinero en ayudas sociales. Sienten que deberían estar agradecidos por la oportunidad que se les está dando a la hora de acogerlos en Dinamarca y que deben de adaptarse a los tiempos actuales, dejando atrás todo el legado cultural que les precede.

Derechos y obligaciones

Al centrarse en gran medida en el costo colectivo de apoyar a las familias de refugiados e inmigrantes, el Partido Popular Danés ha ganado a muchos votantes lejos de los socialdemócratas de centroizquierda, que durante mucho tiempo habían sido vistos como los defensores del estado de bienestar. Con una elección general que se acerca el próximo año, el partido socialdemócrata se ha desplazado a la derecha en la inmigración, diciendo que se necesitan medidas más estrictas para proteger el estado de bienestar.

Casi el 87% de los 5,7 millones de habitantes de Dinamarca son de ascendencia danesa, y los inmigrantes y sus descendientes representan el resto. Dos tercios de los inmigrantes, alrededor de medio millón, son de origen musulmán, un grupo que creció tras las oleadas de refugiados afganos, iraquíes y sirios que cruzaban Europa.

También hay críticos con estas nuevas leyes, como el editor jefe de Dagbladet Information, un periódico liberal de izquierda, quien recalcó que el estado no puede obligar a los niños a alejarse de sus padres durante el día, es un uso desproporcionado de la fuerza. Pero los socialdemócratas sostienen que si le dan dinero a la gente, quieren algo por este dinero, ya que vivimos en un sistema de derechos y obligaciones. A pesar de que siempre ha salido a relucir el tema de la inmigración antes de las alecciones, este año está siendo más duro que nunca, a la espera del desenlace del próximo otoño.

Valeria Hiraldo
https://muhimu.es/diversidad/guetos-reeducacion-dinamarca/