2 de agosto de 2015

¿Afecta el medio ambiente a la salud infantil?



 

 

Cada año mueren más de tres millones de menores de cinco años por causas y afecciones relacionadas con el medio ambiente. La industrialización, el crecimiento de la población urbana, el cambio climático, la utilización cada vez mayor de productos químicos y la degradación del medio ambiente exponen a los niños a riesgos que hace unas pocas generaciones ni siquiera se podían imaginar

Contaminación desde el vientre materno


La polución, el agua contaminada, la falta de saneamiento adecuado, los riesgos de toxicidad, la radiación ultravioleta y los ecosistemas degradados son factores ambientales de riesgo importantes para los niños, y en la mayor parte de los casos también para sus madres.

Hoy hay más de 600 millones de niños menores de cinco años en el mundo. Representan el futuro del planeta y un potencial humano ilimitado. Sin embargo, sólo las madres que gozan ellas mismas de buena salud y están en condiciones de ofrecer un entorno sano, limpio y seguro pueden proteger el derecho de sus hijos a la vida.

La exposición a riesgos ambientales perjudiciales para la salud puede comenzar antes del nacimiento. El sistema reproductivo de las mujeres embarazadas es especialmente vulnerable a sustancias nocivas presentes en el medio ambiente. Cada paso del proceso reproductivo puede ser alterado por sustancias tóxicas provenientes del entorno y aumentar los riesgos de aborto, defectos congénitos, retardo del crecimiento fetal y muerte perinatal.

La exposición de las mujeres a plaguicidas, disolventes y contaminantes orgánicos persistentes pueden afectar a la salud del feto. En realidad, esas influencias ambientales pueden ser incluso anteriores, ya que tanto los óvulos como el esperma pueden estar alterados por radiaciones o contaminantes químicos.

Además, como la nutrición del feto es totalmente dependiente de su madre, los factores más importantes que le afectan son los que influyen sobre la nutrición y la salud materna. Aun cuando la placenta es una barrera efectiva contra el pasaje de muchas sustancias, algunos tóxicos la atraviesan y penetran en la sangre del feto, y en algunos casos alcanzan en ella mayor concentración que en la sangre de la madre. Incluso se ha observado que algunas de estas sustancias pueden afectar al bebé y no a la madre.

Se ha demostrado, por ejemplo, que en las primeras dos semanas después de la concepción, el feto puede ser letalmente susceptible a los efectos tóxicos de varias sustancias tales como el benceno, el plomo o el metil mercurio. Dado que el embarazo es normalmente detectado después de la tercera semana de embarazo, la muerte del feto antes de ese momento puede pasar inadvertida.

La exposición a sustancias tóxicas entre la tercera y la novena semana de embarazo puede provocar una severa malformación de los órganos, que en esta etapa han comenzado a diferenciarse. Por lo menos en un 3% de los nacimientos ocurren defectos congénitos, y de éstos, entre un 10 y un 15% son provocados por factores ambientales químicos, radiaciones, virus y medicamentos.

La exposición de las embarazadas a dosis de radiaciones excesivas -por ejemplo de rayos X- también puede acarrear consecuencias graves sobre el feto, particularmente cuando dicha exposición ocurre entre la octava y la decimoquinta semana de embarazo. En ese periodo la corteza cerebral está en formación y es particularmente vulnerable a este tipo de factores, que pueden dar lugar a casos severos de retardo mental.

Atlas sobre la salud infantil y el medio ambiente

Los niños pequeños, cuyos cuerpos se desarrollan con rapidez, son especialmente vulnerables, y en algunos casos los efectos en la salud sólo se manifiestan en años posteriores de la vida.

Para ilustrar el impacto del medio ambiente en la salud de los niños, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó en 2004 el primer "Atlas sobre salud infantil y medio ambiente". La obra reúne una serie de datos sobre los efectos de los riesgos ambientales en la salud de los niños que, observados en conjunto, ofrecen una imagen gráfica de los peligros que afrontamos todos y de las razones por las cuales cada año mueren más de tres millones de menores de cinco años en todo el mundo.

Se entiende por medio ambiente el conjunto de condiciones físicas, químicas, biológicas, sociales, culturales y económicas con las que interactúan los seres humanos. En las últimas décadas han aumentado de forma notable el interés y el grado de conocimiento medioambiental y los distintos modos en que éste puede influir sobre la salud de los niños. Ello es el resultado de información nueva y más accesible, y de investigaciones que muestran que aun cuando en ciertas circunstancias el medio ambiente puede tener un efecto negativo sobre la salud, ese efecto en muchos casos puede reducirse o prevenirse cuando se toman las medidas adecuadas.


- Riesgos tradicionales (relacionados directamente con la pobreza y el desarrollo insuficiente):

Falta de acceso al agua potable.
Eliminación inadecuada de excretas y de basuras.
Insalubridad en la vivienda y en la comunidad.
Contaminación del aire en el hogar por polvo, hongos y por el uso de carbón u otros combustibles biológicos para cocinar o calentar el ambiente.
Contaminación de los alimentos con agentes patógenos.
Contaminación del agua de consumo por aguas servidas.
Desastres naturales, incluyendo sequías, inundaciones y terremotos.
Contaminación de la vivienda por el plomo en las cerámicas y pinturas.
Accidentes y enfermedades ocupacionales en la agricultura, en la industria y en el sector informal de trabajo.

- Riesgos modernos:

Acumulación de residuos sólidos peligrosos.
Contaminación urbana del aire por emisiones de industrias y vehículos.
Contaminación de recursos hídricos por las industrias, la agricultura y los desagües de centros urbanos.
Uso indebido de sustancias químicas o radioactivas vinculadas a nuevas tecnologías para la agricultura y la industria.
Accidentes de tráfico.
Enfermedades infecciosas emergentes o reemergentes.
Cambios climáticos y atmosféricos, como el enrarecimiento de la capa de ozono y el efecto invernadero.
Violencia y efectos psicosociales del medio ambiente urbano.
Tabaquismo y drogadicción.

Una característica particular de los denominados riesgos modernos radica en que por lo común manifiestan sus efectos nocivos tras un periodo de tiempo relativamente largo desde el momento de la exposición. Algunas sustancias presentes en los plaguicidas que pueden causar cáncer, por ejemplo, provocan síntomas al cabo de varios años, y aun así, pueden pasar varias décadas hasta que produzcan un tumor de tamaño apreciable.

Principales complicaciones

- Los plaguicidas representan un peligro para la salud de los niños cuando se utilizan y almacenan en el hogar. Además, el uso masivo de los plaguicidas en los cultivos que consumimos afecta a nuestra salud, pero los niños absorben proporcionalmente mayores cantidades de ese tipo de sustancias debido a la mayor ingesta de frutas y vegetales contaminados relativos a su peso corporal. Los disruptores endocrinos, que se pueden encontrar en los pesticidas y en los productos sintéticos entre otros, afectan al equilibrio hormonal por lo que las manifestaciones pueden no aparecer hasta la madurez del individuo. Los niños, además, pueden manifestar reacciones alérgicas a sustancias químicas tóxicas, así como hiperactividad como consecuencia de colorantes u otras sustancias añadidas a los alimentos.

- Los hogares donde la preparación de alimentos se hace utilizando combustibles biológicos tienen para los pequeños el riesgo adicional de la contaminación del aire interior.

- El aumento del número de niños que presentan problemas respiratorios, asmas y alergias es debido principalmente a la contaminación del ambiente. Según un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Universidad del Sur de California, contaminación y padres estresados aumentan significativamente el riesgo de asma infantil. Y es que la contaminación atmosférica puede promover respuestas inflamatorias en las vías respiratorias del pulmón.

- Los compuestos organoclorados, cuya principal vía de ingestión es la dieta, el aire y el agua de consumo, se asocian al crecimiento y el desarrollo motor y al posterior desarrollo cognitivo.

- La mayoría de compuestos químicos provoca problemas cutáneos y conjuntivitis oculares si no se protegen frente a su exposición. La contaminación atmosférica también produce reacciones muy graves en la piel, entre las que se pueden diferenciar la dermatitis irritante, la dermatitis alérgica por contacto y la dermatitis fotosensible. Asimismo, la reducción de la capa de ozono sobre el Ártico, en el hemisferio norte, facilita que llegue a la superficie de la tierra una mayor cantidad de radiación ultravioleta, aumentando la incidencia del cáncer de piel.

- Otro peligro ambiental es el plomo, cuyas partículas, cuando están suspendidas en el aire, pueden ser absorbidas en la sangre y aun en concentraciones relativamente bajas suelen tener un efecto negativo en el desarrollo mental de los niños, en su crecimiento... Los países industrializados han disminuido drásticamente o eliminado el consumo de gasolina con plomo, lo que se ha reflejado claramente en los niveles de plomo en la sangre de la población en general. Muchos países en desarrollo, por el contrario, todavía continúan usando gasolina con este aditivo.

- Los accidentes -especialmente vehiculares- asumen cada vez mayor importancia como problema de salud pública, en tanto que la violencia en general se ha convertido en una causa cada vez más significativa de morbilidad y mortalidad.


Soluciones a largo plazo

Los programas e iniciativas de la OMS sobre agua y saneamiento, enfermedades transmitidas por vectores, contaminación del aire de espacios interiores, seguridad química, transporte, radiación ultravioleta, nutrición, salud ocupacional, seguridad alimentaria y prevención de traumatismos abordan cuestiones críticas para la salud ambiental y el bienestar de los niños. Dichos programas apoyan la sensibilización, la capacitación y la promoción; preparan instrumentos para identificar los principales riesgos y evaluar las repercusiones en la salud; y facilitan orientaciones a las instancias normativas, los profesionales y las comunidades sobre soluciones consistentes en buenas prácticas.

La OMS y sus asociados también lideran y coordinan investigaciones e intercambio de conocimientos a nivel mundial acerca de las repercusiones a largo plazo de los principales riegos ambientales en la salud de los niños. Por ejemplo, para examinar la relación entre los factores ambientales, la salud infantil y el desarrollo, se están promoviendo estudios de largo plazo en niños de diez países piloto donde en los próximos años se reclutará a miles de embarazadas y a sus hijos.

Entre las condiciones necesarias para que exista un medio ambiente saludable se cuentan el aire limpio, el agua potable en cantidad suficiente y un ecosistema global adecuado para los seres humanos.

En el territorio español las zonas densamente urbanizadas, con intensidad alta de tráfico de vehículos y con industrias que emiten contaminantes peligrosos, son las que presentan niveles más altos de contaminantes para la salud. Para paliar los efectos de la contaminación, hay que buscar la eficiencia energética, disminuir el consumo de combustibles fósiles y aumentar el uso de energías renovables.

También, es importante controlar la producción de los alimentos que consumimos y evitar los productos químicos que se usan para el desarrollo y la conservación de los mismos.

Para alcanzar este objetivo es importante que las instancias decisorias a nivel internacional, regional y nacional, junto con las organizaciones no gubernamentales, las comunidades y las familias aúnen esfuerzos para que los principales peligros ambientales se reconozcan y se combatan. Esto puede comprender una acción normativa, así como promoción, prevención y participación comunitaria.

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