28 de agosto de 2018

Todo empieza en la casa: los quehaceres domésticos influyen en la desigualdad de género.


A las hijas mujeres se les sigue pidiendo que dediquen más tiempo a las tareas del hogar que a los hombres.
Desde hace mucho tiempo es un hecho que a las mujeres se les paga menos que a los hombres en el trabajo y que hacen más quehaceres en casa. Resulta que esos patrones comienzan incluso desde la niñez.
Aunque existen señales de que esta brecha se está cerrando, diversos datos muestran que las niñas todavía pasan más tiempo en los quehaceres domésticos que los niños. Además, se les paga menos que a los niños por esas tareas y reciben menos dinero para sus gastos.
Un análisis reciente, por ejemplo, descubrió que los chicos de entre 15 y 19 años invierten media hora al día en los quehaceres; las chicas, en cambio, pasan 45 minutos en esa actividad.
Aunque ellas invierten mucho menos tiempo en los quehaceres que hace una década, el tiempo que ellos le dedican al trabajo doméstico no ha cambiado considerablemente.
Los investigadores sostienen que una de las grandes razones por las que a las mujeres se les paga menos es porque sobre sus hombros recaen más responsabilidades del hogar y se retrasan en sus carreras en comparación con los hombres. Lograr la igualdad, argumentan, requerirá no solo de preparar a las niñas para el trabajo remunerado, sino además enseñarles a los niños a hacer trabajos no remunerados.
Los secretos de Costa Rica detrás de un decorado de lujo "La mayoría de los niños y las niñas aprende esas habilidades cuando desde pequeños se les inculca la participación en las tareas domésticas", comentó Sandra Hofferth, socióloga de la Universidad de Maryland que es coautora de una investigación reciente y ha pasado su carrera estudiando cómo pasan su tiempo los niños. "Los progresistas creían que estaban capacitando a sus hijos para que se involucraran mucho más en el hogar. Sin embargo, no vemos ninguna evidencia de que la brecha en los quehaceres domésticos haya disminuido".
Su investigación se basó en los diarios de la Encuesta del Uso del Tiempo en Estados Unidos de 2003 a 2014 entre 6358 estudiantes de secundaria de 15 a 19 años. Las tareas domésticas incluían cocinar, limpiar, cuidar de las mascotas, hacerse cargo del mantenimiento del jardín, la casa y el automóvil.
Se encontraron diferencias basadas en la educación de los padres. Los hijos de padres con estudios universitarios, en general, dedican menos tiempo a las tareas domésticas, pero la diferencia casi siempre radica entre las niñas. Las hijas de padres con estudios universitarios pasan un 25% menos tiempo haciendo quehaceres que las hijas de padres que solo estudiaron hasta la secundaria. A pesar de ello, invierten once minutos más en esas tareas que los hijos. Los padres con estudios parecen haber cambiado sus expectativas en el caso de sus hijas, pero no de sus hijos, explica Hofferth.
Además, a los niños también se les da más dinero que a las niñas por hacer quehaceres, según un análisis reciente de diez mil familias que usan BusyKid, una aplicación de tareas domésticas. Los niños que usan la aplicación ganaron el doble que las niñas por hacer tareas domésticas: un promedio de 13,80 dólares a la semana, en comparación con las niñas, cuyo pago fue de 6,71 dólares.
Los niños son más propensos a que se les pague por hacerse cargo de su propia higiene personal como lavarse los dientes o bañarse, según un estudio de la aplicación BusyKid. A las niñas suele pagárseles por limpiar con mayor frecuencia. La brecha de género en los quehaceres de los niños se da en todo el mundo. Una investigación reciente entre niños de 12 años en dieciséis países de todo el espectro económico, que no incluyó a Estados Unidos, descubrió que en todos los países las niñas pasaron más tiempo en las tareas del hogar que los niños.
"Los quehaceres en realidad son una práctica para la vida adulta, así que el problema es que solo se perpetúan de una generación a otra", comentó Christia Spears Brown, profesora de psicología en la Universidad de Kentucky que estudia la niñez y el género.
Pero hay signos de que la brecha de género en las tareas domésticas está comenzando a disminuir, al igual que sucede entre los adultos. En un área en particular —cuidar de otros miembros de la familia, como hermanos o parientes mayores— los niños hacen tanto como las niñas. Los investigadores dicen que esto podría influir en las futuras generaciones, ya que los niños que crecen en familias donde cuidan a otros miembros estarían preparados para ser padres más involucrados con sus hijos.
Los niños y las niñas pasan casi la misma cantidad de tiempo cuidando de miembros de la familia todos los días, según el análisis de Hofferth. Se trata de una brecha que ha disminuido a lo largo de poco más de una década, cuando los niños pasaban casi la mitad del tiempo que las niñas como cuidadores.

Un cambio

Los niños están dedicándose más a esta actividad en todo el mundo. En el estudio internacional hubo muy poca diferencia de género en la cantidad de tiempo que los niños pasaron cuidando a otros miembros de la familia, y en un país, Noruega, los niños pasaron más tiempo haciéndolo que las niñas.
En otro estudio de tareas domésticas, con un conjunto más pequeño de datos, hubo pruebas de que la brecha de género en los quehaceres también estaba disminuyendo. Los chicos de 13 a 18 años pasaron poco menos de media hora haciendo quehaceres, mientras que, en el caso de las chicas, el tiempo fue de poco más de media hora. El cambio se dio entre los varones, que aumentaron el tiempo que dedican a las tareas del hogar 29% entre 2002 y 2014, mientras que las chicas disminuyeron ese tiempo 27%, según el Estudio de Panel de la Dinámica de Ingresos de la Universidad de Michigan, que ha dado seguimiento a un conjunto de familias desde 1968.

Los casados

Esto refleja el cambio entre los adultos. Los hombres casados ahora invierten 1,1 horas al día haciendo labores del hogar, según descubrió el panel de Michigan, un aumento a los 55 minutos que invertían en 1983. El tiempo que pasan las mujeres casadas en estas actividades ha disminuido, pero todavía es el doble que el de los hombres: 2,2 horas al día, menos que las 3,8 horas que invertían antes. Eso demuestra que la crianza de los niños moldea los roles que asumen en la adultez.
Un estudio encontró que los hijos de madres que trabajan fuera de casa pasan más tiempo haciendo tareas domésticas y cuidando de los niños en la edad adulta. Otra investigación descubrió que la división parental del trabajo, en especial los padres que hacen tareas domésticas, predijo las actitudes de los adultos jóvenes al momento de dividir el trabajo doméstico.
Para las mujeres que son autosuficientes económicamente, los hombres que no comparten la carga de trabajo en el hogar podrían resultar menos atractivos como pareja, dijo Hofferth y agregó que sus casas podrían ser más desordenadas: "Las parejas jóvenes probablemente subcontratan el trabajo doméstico o viven con más caos y desorden que sus padres".

En el exterior e interior

Los quehaceres de los hombres y las mujeres tienden a dividirse entre lo que se hace al aire libre y en interiores. Las mujeres hacen la mayoría del trabajo dentro de casa —como cocinar, limpiar y lavar la ropa— mientras que los hombres se dedican más al trabajo en el exterior, como cortar el césped o sacar la basura. Investigaciones anteriores han descubierto que la misma división ocurre con las tareas de los niños.

22 de agosto de 2018

La participación cívica y política de las Mujeres Migrantes.



Las mujeres migrantes somos muchas, y somos muy diferentes. El fenómeno migratorio conocido, pero poco reconocido en las políticas públicas para que puedan tener un efecto que impulse el desarrollo y el empoderamiento de las mujeres migrantes tiene todavía muchas asignaturas pendientes.
Las mujeres migrantes, requerimos mejores niveles de bienestar, no solo a nivel individual, dentro del seno de nuestras familias, nuestras comunidades y en la sociedad en general.
Hace falta impulsar a conciencia colectiva para entender que nosotras las mujeres migrantes, con rostros diversos y que dejamos el país que nos vio nacer y que un día tuvimos que dejar atrás, del otro lado del río… con el profundo dolor que nos provocó el desprendimiento, sin desearlo en lo íntimo de nuestra razón y de nuestro corazón de todo lo que queremos profundamente, de todo lo que amamos entrañablemente: los sabores, nuestras historias, nuestros recuerdos, nuestra vida anterior.
Nosotras las mujeres migrantes que luchamos una batalla diaria para que la sociedad en general, pero particularmente quienes conducen las políticas públicas en nuestro país de origen conozcan, entiendan y le den importancia a los hechos, en donde el 44 por ciento de los hogares mexicanos en los Estados Unidos está dirigido por una mujer migrante y que muchas de ellas están en sus años más productivos, pero que el 45 por ciento todavía está en posiciones laborales con ocupaciones de baja calificación y que 30 por ciento de las mujeres mexicanas migrantes trabajadoras reciben menos del salario en ocupaciones que mujeres migrantes de otros países no quieren realizar, de acuerdo con el Consejo Nacional de Población, CONAPO, 2013.
Y en todo este entorno adverso, sin embargo, las mujeres migrantes tienen también la fortaleza para participar en el entorno cívico y político de nuestro país. Sin embargo, requerimos mayor información, que los procesos de participación consideren nuestro estatus de ser madres, esposas, hijas, en donde por cuestiones de trámites migratorios o de identidad hasta nuestro nombre con el que fuimos registradas ha tenido cambios fundamentales que no pueden ser limitantes para el ejercicio de nuestro derecho y nuestra responsabilidad como es la participación en los procesos electorales para votar y ser votadas.
La identificación del papel de la mujer migrante en el proceso de formación y desarrollo de conciencia cívica de nuestros hijos en el exterior es fundamental. Se requieren acciones que fortalezcan el nivel de información, conocimientos, herramientas de transmisión de ese conocimiento para que al interior de nuestras familias en el exterior, los jóvenes conozcan y puedan entonces amar a un País y una Patria que no consideran en muchas ocasiones como suya.
Las generaciones de jóvenes migrantes, hombres y mujeres es un grupo de población en donde la educación cívica y la comprensión de nuestras raíces históricas es un eje de conocimiento que todavía no se ha concretado.
Las mujeres migrantes, que participamos y somos la mitad o más del padrón electoral registrado para votar en las próximas elecciones de nuestro País, sabemos el enorme compromiso que esto significa. Como lo han demostrado, su valentía, su emprendimiento, el amor por sus familias y por sus comunidades, el amor por nuestro país, serán elementos fundamentales para que de manera informada y responsable votemos.

Invito a las mujeres migrantes a obtener su credencial para votar, a registrarse y a ejercer con el mismo impulso que buscamos salir adelante día con día, nuestro voto, para que sea también un elemento que nos dé mayor visibilidad, porque las mujeres migrantes, somos muchas y muy diferentes y debemos hacerlo por nosotras, por nuestros hijos, por nuestras familias, por el País que nos vio nacer y que un día dejamos al otro lado del río…

¡Mujer migrante, actívate y vota!

Texto Dra. Martha Estela Esquivel de Zamora, Presidenta Mujeres Extraordinarias Foundation, Inc.
http://www.conexionmigrante.com/24-02-2018/la-participacion-civica-y-politica-de-las-mujeres-migrantes/

17 de agosto de 2018

Las migrantes latinoamericanas, en la mira de las redes de trata.


El rescate este mes de julio de 12 venezolanas y tres colombianas de una red de prostitución que reclutaba migrantes en Perú, es una muestra de los complejos entramados donde la migración y la trata de personas tienen muchas veces como protagonistas a víctimas del trabajo forzado y la explotación sexual.

La red de trata sexual que reclutaba migrantes fue desbaratada el 4 de julio por la policía peruana. Tres de las mujeres eran menores de edad.
Según las autoridades del país sudamericano, las víctimas habrían sido captadas en Bogotá, se les pagó el pasaje a Lima y allí se las obligó a prostituirse para cancelar un pago de 1.000 dólares.

”En algunos casos los tratantes ofrecen oportunidades en otros lugares. Esto tiene el fin también de alejar a las personas de sus redes de apoyo para que no sepan a dónde acudir para pedir ayuda. Este efecto de desarraigo se intensifica cuando uno va a otro país y no conoce bien la cultura y el idioma”: Rosilyne Borland.
“Las migraciones, tanto internas como internacionales encuentran sus raíces en las desigualdades, las vulneraciones a los derechos humanos y otras causas estructurales vinculadas a los procesos socioeconómicos y culturales”, analizó a IPS la investigadora Cécile Blouin, del Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

En un diálogo desde Lima, la experta dijo que “en algunos contextos, la migración puede constituir desde un principio una situación de trata, por ejemplo se recluta a la persona para fin de explotación sexual desde el país de origen”.

“En otros casos, el proceso migratorio puede darse sin que haya reclutamiento ni contrato previo para una forma de explotación, sin embargo llegando al país de destino o luego de un tiempo se da una situación de trata de personas por una serie de factores vinculados a desigualdades, vulneraciones de derechos, condiciones socioeconómicas y etcétera”, planteó.

Según el último informe del Ministerio Público (fiscalía) de Perú, entre 2014 y 2017 las víctimas extranjeras de la trata representan algo más de 10 por ciento de las víctimas y provienen en su mayoría de Colombia, delante de Ecuador y República Dominicana.

La debacle socioeconómica en Venezuela ha originado una nueva oleada de migrantes de ese país a Perú, unos 280.000 hasta mayo, pero no hay cifras sobre los casos de trata vinculados a su inmigración.

El 30 de julio se celebra el Día Mundial contra la Trata de Personas, un delito vinculado en muchas ocasiones con la migración y también con el tráfico ilícito de migrantes, como señala la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (ONUDD).

“Si uno se fija en los flujos migratorios grandes, particularmente los que tienen personas en situación irregular, o desplazados, es probable que haya un cantidad de personas dentro del flujo que caen en las manos de las redes de tratantes”, señaló  Rosilyne Borland, de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

La especialista temática regional de protección y asistencia a los migrantes citó el caso del masivo flujo migratorio de Venezuela como ejemplo.  “Se puede imaginar que dentro del flujo podemos encontrar un grupo de personas que pueden caer en los manos de los criminales. Y eso hemos visto en la actualidad”, señaló.

La ONUDD, más conocida por su sigla en inglés UNODC, define la trata de personas como el traslado de seres humanos de un lugar a otro dentro de las fronteras de un mismo país o hacia el exterior con fines de explotación, en su mayoría sexual, laboral o en la mendicidad.

Pero la trata no está necesariamente vinculada a la migración, porque las personas pueden ser víctimas del delito en su propio país, destacó Borland desde su oficina en San José de Costa Rica.
“Aclarado eso, sabemos que muchas víctimas de la trata de personas sí migraron en algún momento. Lo que buscan las redes criminales es la posibilidad de atrapar una persona y someterla a una situación de explotación, sea para fines de trabajo forzado o para la explotación sexual. Y a veces la migración forma parte del proceso”

Según Borland, muchas veces los tratantes engañan a sus víctimas con falsas promesas de trabajo u otras oportunidades ficticias.

”En algunos casos los tratantes ofrecen oportunidades en otros lugares. Esto tiene el fin también de alejar a las personas de sus redes de apoyo para que no sepan a dónde acudir para pedir ayuda. Este efecto de desarraigo se intensifica cuando uno va a otro país y no conoce bien la cultura y el idioma”, analizó.

ONUDD estima en 2,5 millones el número de migrantes víctimas de la trata en el mundo. Pero recuerda que por cada víctima de la trata  identificada existen otras 20  no registradas, lo que elevaría el número a 50 millones.

Las dos terceras partes de las víctimas detectadas son mujeres, 79 por ciento de ellas  sometidas a explotación sexual. El resto se vinculan a la explotación laboral, trabajos o servicios forzados.

De las víctimas de trata detectadas en Europa Central, 13 por ciento proceden de América del Sur, mientras de las detectadas dentro de América Latina, 66 por ciento son mujeres, 13 por ciento niñas, 12 por ciento hombres y nueve por ciento niños.

Los principales países de destino para la explotación sexual de víctimas suramericanas de la trata son España, Italia, Portugal, Francia, Países Bajos, Alemania, Austria y Suiza, siempre según datos de la ONUDD.

Sobre los migrantes latinoamericanos víctimas de la trata, no hay cuantificaciones de cuantos son migrantes a otras partes del mundo o entre países latinoamericanos y dentro de sus mismos territorios.

Pero según Borland  es posible identificar como sectores donde hay víctimas de ese delito los de agricultura, minería, construcción y textil, “que en algunos contextos están asociados con flujos de trabajadores migrantes, internos o de otros países”.

“Sabemos que las víctimas de trata típicamente tienen peores condiciones, horarios más extensos y enfrenten mucha violencia además de los riesgos a su bienestar de las condiciones de donde viven y trabajan, en comparación con otros personas en el sector que no son víctimas”, observó la especialista senior de la OIM.

María Antonia Chávez, de la División de Estudios Políticos y Sociales de la Universidad de Guadalajara, de México, que integra el Observatorio Latinoamericano Sobre Trata y Tráfico de Personas (ObservaLATrata), explicó a IPS que existen dos causas estructurales para el cruce entre migración y trata.

Entre ellas, destacó desde la ciudad mexicana de Guadalajara,  está el endurecimiento de las exigencias migratorias que propicia la contratación de intermediarios ilegales.

“Es en este proceso donde aparece la  posibilidad del tráfico de personas en interrelación con la  trata de personas  como un  riesgo para las personas que  desean conseguir una mejor oportunidad de vida o que desean reunirse con sus familiares en otro país y no cubren los requisitos para una visa”, sostuvo.

Por el otro cuando los “tratantes” apelan a artimañas y engaños” para trasladar personas de un país a otro con el fin específico de explotar su trabajo o sus servicios.

“Aun cuando la trata de personas es un delito  fundamentalmente distinto, al tráfico de personas puesto que implica el traslado de personas con fines de explotar su trabajo o sus servicios,  existe una  inmensa mayoría de  víctimas de la trata que  son trabajadores migrantes atrapados en la explotación laboral, sexual o con alguna otra modalidad  de los fines de la trata de personas”, dijo Chávez.

México, como país de origen, tránsito y destino de migrantes en condición legal e irregular, ocupa según Chávez el segundo lugar en el mundo como proveedor de víctimas de trata a Estados Unidos, y como principal consumidor mundial de personas en condición de explotación.

Pero la trata conectada con la migración se produce también dentro de América Latina, dijo la experta.

Un ejemplo es el de víctimas colombianas de trata con fines principalmente de explotación sexual y trabajo forzado. El mayor número de casos se han reportado en China (23 %) y Argentina  (18 %), seguidos de México (9 %), Corea del Sur (9 %), Ecuador (7 %) e Indonesia (7 %).

Otro caso es el de Argentina, donde “se ha potencializado la explotación sexual y explotación laboral” en este último caso en el ámbito de la industria textil, con personas mayoritariamente de Bolivia o Perú, ejemplificó Chávez.

Edición: Estrella Gutiérrez
Por Fabiana Frayssinet
http://www.ipsnoticias.net/2018/07/los-migrantes-latinoamericanos-la-mira-las-redes-trata/