8 de abril de 2014

La vulnerabilidad de las mujeres ante los desastres naturales.


Los seres humanos han estado a merced de los desastres naturales desde el comienzo del tiempo. Las inundaciones, los incendios, los terremotos y los temblores, los ríos de fango, las erupciones volcánicas, los huracanes, los tornados, el tsunami, las tormentas tropicales, las tormentas de hielo, los deslizamientos de tierra, las sequías y la hambruna nos recuerdan sistemáticamente nuestra vulnerabilidad.

Recientemente ha habido un aumento de la atención a los efectos de los desastres naturales generando una plétora de perspectivas sobre el tema. Varios autores han traído un enfoque de género al análisis de la mitigación y respuesta a los desastres, con resultados interesantes (ver Enarson, Delaney y Shrader, Byrne y Baden). La imagen del sufrimiento de las mujeres y niños durante un desastre es popular en los medios de comunicación. Las mujeres son las más afectadas por los desastres naturales, generalmente como resultado de la posición inferior que ocupan en la sociedad. Lo que los medios no muestran, sin embargo, es que las mujeres forman una parte vital de los esfuerzos de mitigación y respuesta a los desastres, actuando dentro de sus papeles tradicionales o trascendiéndolos

Las mujeres son más vulnerables a los desastres debido al papel que les les ha asignado la sociedad. Según Elaine Enarson "...el género le da forma a los mundos sociales dentro de los cuales ocurren los desastres naturales". (4)

• Las mujeres tienen menos acceso a los recursos – redes sociales e influencia, transporte, información, habilidades (incluido el alfabetismo), control de la tierra y otros recursos económicos, movilidad personal, vivienda y empleos seguros, a la no violencia y control de la toma de decisiones – que son esenciales en la preparación, mitigación y rehabilitación de desastres naturales. • Las mujeres son víctimas de la división del trabajo por género. Están sobrerepresentadas en la industria agrícola, el trabajo por cuenta propia, la economía informal, en el trabajo de menor remuneración con poca seguridad o beneficios como atención de salud o derecho a la representación sindical Los sectores informalesyagropecuarios son generalmente los más afectados por los desastres naturales; como resultado quedan más mujeres que hombres desempleados después de un desastre.

Dado que las mujeres se encargan principalmente de las responsabilidades domésticas como el cuidado de los niños, ancianos o discapacitados, quedan sin libertad de migrar para buscar trabajo después de un desastre. Los hombres migran con mayor frecuencia, dejando a grandes cantidades de mujeres como jefes de familia. El desconocer esta realidad y la doble carga del trabajo productivo y reproductivo de las mujeres, significa que las mujeres siguen siendo invisibles en la sociedad y la atención a sus necesidades sigue siendo deplorablemente inadecuada.

Dado que frecuentemente la vivienda queda destruida por el desastre, muchas familias se ven obligadas a reubicarse en albergues. Estos albergues no son adecuados para tareas diarias como cocinar, aumentando la carga doméstica y económica de la mujer y disminuyendo su libertad de movimiento para buscar fuentes alternativas de ingreso. • Cuando las mujeres pierden sus recursos económicos, su posición de negociación en el hogar se ve perjudicada. • Los desastres aumentan la vulnerabilidad de la mujer. Además del aumento de los hogares encabezados por mujeres y el hecho que la mayoría de los residentes en los albergues son mujeres, varios estudios han revelado un aumento en los niveles de violencia doméstica y sexual después de los desastres (8, 9). • La salud reproductiva y sexual de la mujer comienza a ser reconocida como un componente clave de los esfuerzos de ayuda en los desastres; sin embargo la atención a la misma sigue siendo inadecuada y como resultado la salud de la mujer sufre desproporcionadamente. Respuesta de las mujeres ante el desastre

Como hemos visto las mujeres son afectadas gravemente por los desastres naturales, pero esto es sólo una parte de la historia. Los desastres naturales a menudo proporcionan a las mujeres una oportunidad única de cuestionar y cambiar su posición de género en la sociedad (3, 4, 6).

• Las mujeres han demostrado ser indispensables cuando se trata de responder a los desastres. Después del huracán Mitch en 1998, las mujeres guatemaltecas y hondureñas construyeron casas, cavaron pozos y canales, remolcaron agua y construyeron albergues. A menudo, aun en contra de los deseos de los hombres, las mujeres han estado dispuestas y han demostrado ser capaces de asumir un papel activo en tareas tradicionalmente consideradas "masculinas". Esto puede ayudar a cambiar la percepción social de la capacidad de las mujeres. • Las mujeres son más eficaces en la movilización de la comunidad para responder a los desastres. Forman grupos y redes de actores sociales que trabajan para satisfacer las necesidades más urgentes de la comunidad. Esta clase de comunidad organizada ha resultado esencial en preparativos para casos de desastre y mitigación (5). • En respuesta a mayores niveles de violencia basada en género en Nicaragua después del huracán Mitch, la ONG Puntos de Encuentro organizó una campaña de información que usó diversos medios para transmitir un mensaje sencillo: "La violencia contra la mujer – es un desastre que los hombres sí pueden prevenir". La campaña demostró ser eficaz en el cambio de las actitudes de los hombres hacia la violencia contra la mujer (8). • Después del terremoto de 1985 en la Ciudad de México, un grupo de maquiladoras se organizaron para formar el Sindicato de Trabajadores Textiles 19 de septiembre, que fue reconocido por el gobierno mexicano y probó ser instrumental en el cabildeo para la recuperación del empleo de mujeres (4). • Después del Huracán Joan, mujeres en Mulukutú, Nicaragua se organizaron para elaborar planes preparativos para casos de desastre que incluían a todos los miembros del hogar. En consecuencia, Mulukutú estaba mejor preparado para el Huracán Mitch y el pueblo se recuperó más rápidamente que otras comunidades igualmente afectadas (3). • Como resultado de sus esfuerzos de respuesta a los desastres, las mujeres están desarrollando nuevas habilidades como el manejo agrícola y de recursos naturales que, en un entorno adecuado, podrían transferirse al mercado del trabajo. Los desastres naturales desde la perpsectiva de género

• Inmediatamente después de un desastre, prevalece la "tiranía de lo urgente" y las inquietudes de género se ignoran o se desechan como irrelevantes. La oportunidad única que otorga una situación de desastre para cambiar los roles tradicionales de género se desperdicia si las mujeres no se aprovechan de ella, o si los tomadores de decisiones la pasan por alto. La organización de las mujeres en la comunidad y a los niveles nacionales es esencial si se quiere que las medidas de recuperación respondan a las necesidades y las inquietudes de las mujeres (3, 4). • Una visión cerrada a las consecuencias de un desastre conduce a un foco netamente físico; las realidades sociales son pasadas por alto y, nuevamente, las inquietudes de género son marginalizadas. Las mujeres seguirán siendo afectadas desproporcionadamente por los desastres naturales a menos que los trabajadores y funcionarios reconozcan su estado vulnerable y dirijan sus esfuerzos para cambiarlo. • La mayoría de los esfuerzos de ayuda son concebidos para toda la población de un área afectada por un desastre, sin embargo, cuando dependen de las estructuras existentes de la distribución de recursos, que reflejan la estructura patriarcal de la sociedad, las mujeres son marginalizadas en su acceso a los recursos de ayuda. • La falta de armonía entre la respuesta inmediata a los desastres y el desarrollo a largo plazo hace que los medios asignados a la preparación para desastres sean sacrificados a favor de los esfuerzos de respuesta. Los grupos de mujeres en las Américas se han dado cuenta que la mejor manera de mitigar las consecuencias negativas de un desastre es estar preparadas. Las mujeres han sido fuertes defensoras de medidas de preparación al nivel de la comunidad porque ellas saben muy bien las consecuencias del desastre en su diario vivir. • Los partidarios del enfoque de género han recalcado que para estudiar los desastres naturales desde una perspectiva de género, es necesario desagregar los datos por sexo, los proyectos piloto durante la fase de reconstrucción, un diálogo abierto dentro de las comunidades y entre las comunidades y el gobierno, y la formación de capacidad para las mujeres antes, durante y después de los desastres. • Finalmente, una ausencia de la capacidad institucional en el análisis de género se refleja en los esfuerzos de ayuda, que no incluyen esa perspectiva en sus normas y procedimientos. Además esto significa que las necesidades e inquietudes particulares de las mujeres y su potencial para contribuir no se toman en cuenta durante los preparativos, respuesta y reconstrucción para los desastres. Esto también sirve para destacar la necesidad de un enfoque de género organizado para el estudio de los desastres naturales y sus consecuencias (3). • Un proceso de desarrollo eficaz debe incluir tanto las necesidades como las contribuciones potenciales de mujeres y hombres. El plan comunitario de preparación y de respuesta para desastres que toma en cuenta la vulnerabilidad física, psicológica, social y económica de las mujeres ayudará a reducir esta vulnerabilidad. Un plan que va aún más allá y reconoce las capacidades de las mujeres y las incluye en los esfuerzos de ayuda servirá para cambiar las creencias relacionadas con el género acerca de las mujeres. Un enfoque de género en el estudio y análisis de los desastres naturales es esencial para alcanzar esta meta.

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