11 de enero de 2012

Recuerde: Niños Sordos. Sordera algo de que hablar.

Adoración Juárez es la autora del libro Algo que decir. Es también fundadora y directora del Colegio Tres Olivos para el desarrollo e integración de niños sordos que constituyen un 10% del alumnado. Algo que decir es un magnífico libro donde se expone con claridad la problemática de los niños sordos de 0 a 5 años. Está orientado a los padres pero es recomendable para todos aquellos que tienen relación con los sordos y en general para los que tengan curiosidad sobre esta condición. Lo que sigue es un resumen de dicho libro que pretende aclarar alguno de los frecuentes malentendidos acerca de la sordera.

El niño oyente y el lenguaje

El lenguaje es consustancial a la condición humana. El lenguaje nos permite comunicarnos. También estructura el pensamiento.

La adquisición del lenguaje tiene dos requisitos. Un cerebro predispuesto y un ambiente en el que exista el lenguaje. Ambos se dan en la mayoría de los seres humanos: salvo anomalías el cerebro está preparado para adquirir y usar el lenguaje y el ambiente que rodea al niño constituye una inmersión permanente en el lenguaje, está entre personas que hablan y le hablan.

Las enormes complejidades del lenguaje no constituyen ningún problema para un niño. Entre los 0 y los 5 años aprende sin dificultad el lenguaje al que está expuesto. Aunque la plasticidad del cerebro se conserva de por vida, no es siempre igual. Existen unas ventanas de aprendizaje o momentos críticos en los que el aprendizaje es más efectivo. De 0 a 2 años se aprende mejor la fonología, el conjunto de sonidos de la lengua. De 2 a 4 años el vocabulario crece de forma acelerada. De 2 a 5 años se adquieren las estructuras gramaticales.

Después de las ventanas de aprendizaje todo es más difícil o incluso imposible. Cualquiera que haya intentado aprender una segunda lengua entiende la dificultad que conlleva. Reconocemos a un no nativo de nuestra lengua apenas haya pronunciado dos frases, aunque lleve años aprendiendo.

El niño sordo

Llevado al extremo, un niño sordo sin ninguna atención especial, así como en los raros casos reportados de niños salvajes, no recibirá información auditiva. Por lo tanto, no adquirirá ningún lenguaje. Y su estructura mental no se desarrollará por completo. Probablemente su capacidad mental general se verá alterada sin remedio. Acciones posteriores no permitirán su recuperación ya que ha superado las ventanas de aprendizaje.

Lo cierto es que un niño sordo, salvo que concurran otras anomalías, es un niño con unas capacidades mentales normales. Solo que no oye. El objetivo de la educación de un niño sordo es que aprenda a comunicarse y que logre la mayor autonomía posible.

Se llama sordo pre-locutivo a aquel que tiene una pérdida auditiva antes de haber aprendido a hablar: por una sordera congénita o ocurrida antes de los 2 años de edad.

Los niños sordos adecuadamente tratados no tienen por qué tener ninguna merma intelectual. Sí es posible que tengan un cambio sociocultural, se relacionen más con otros sordos y se integren en la llamada cultura sorda.

Un sordo oye poco y oye mal. Producir sonidos correctos es muy difícil si no se ha oído nunca. La calidad del habla depende de la calidad de la audición durante los primeros años de vida (natural o ayudada por prótesis).

A pesar de todo es posible, incluso en niños sordos profundos, adquirir lo esencial del lenguaje oral sin que parezca que está trabajando.

Niveles de audición y prótesis

Niveles de audición
Audición normal. Se reconoce cualquier palabra, incluso inventada
Audición funcional. Se pueden reconocer y entender mensajes previamente conocidos.
Audición residual. No se puede reconocer un mensaje exclusivamente por la audición, pero ésta mejora la comprensión de la lectura labial.

Las prótesis existentes son:
Audífono. Amplifica el sonido. Actualmente es muy usado también en la madurez.
Implante coclear. Consiste en la implantación de un haz de electrodos en la parte del oído interno llamada cóclea unido a un dispositivo externo que cumple la función de la cóclea. No amplifica la señal acústica sino que la decodifica en señal eléctrica. Ha supuesto un cambio radical en la vida de los niños y adultos con sordera profunda porque les proporciona una audición funcional. En la actualidad supone una gran esperanza en múltiples situaciones. Sin embargo no es recomendable en todos los casos. Es útil en los sordos postlocutivos, poco útil los sordos prelocutivos y muy útil cuando su uso es precoz debido a la plasticidad del cerebro.

En sorderas medias y severas, la prótesis puede devolver también ese nivel de audición funcional. Niños con sordera profunda, implantados precozmente y debidamente estimulados alcanzan en la actualidad buenos niveles de comprensión y expresión oral.

Pero no hay que olvidar que un niño sordo aún con una buena prótesis sigue siendo un niño sordo.

La importancia de la comunicación. La vista, la audición y la escritura

El objetivo prioritario en la educación de un niño sordo es favorecer la comunicación. Esto va a requerir el uso intensivo de la vista. En este sentido hay que recalcar que un niño sordo, al principio, solo recibe mensajes si puede ver y quiere mirar.

Un niño oyente está permanentemente inmerso en el lenguaje. Esto no es cierto en el caso de un niño sordo. Existe un empobrecimiento de las situaciones en las que aprender el lenguaje: solo cuando alguien está enfrente y le mira (el niño oyente oye siempre aunque no le hablen). Solo se aprende por comunicación directa. Hay que aprovechar todas las oportunidades de comunicación (cuando el niño está atento o quiere algo), de audición (cualquier ruido que el niño perciba) o de expresión (cualquier sonido que el niño emita).

La comunicación debe ser siempre explícita, mirando al niño y que este nos vea. De ahí la importancia de estar en línea. Por otro lado, se les debe de integrar en el mundo de los sordos y de los oyentes (mixto).

Todo esto, así como el aprendizaje de las distintas modalidades de comunicación puede suponer un enorme esfuerzo para los padres ya que el 90% de los padres de niños sordos son oyentes.

Sea cual sea el nivel de audición de los niños, hay que estimularla lo más posible. Las características del habla del niño dependen de su audición. Si pronuncia mal es que no oye bien.

En el aprendizaje de la comunicación es importante lo cualitativo: que hable y entienda bien. Lo cuantitativo, el nº de palabras y expresiones irá creciendo con el tiempo.

El lenguaje oral es el lenguaje universal, por ello habrá que estimular su adquisición en la medida de lo posible (y es posible en la mayoría de los casos). El objetivo es conseguir que el niño sordo tenga la mayor autonomía posible.

Pero existen otros códigos que pueden permitir la comunicación y apoyar el desarrollo del lenguaje oral; signos, palabra complementada y gestos de apoyo.

La última gran ayuda es la escritura. El lenguaje escrito es fundamental para los sordos, más aún que para los oyentes. El niño debe de aprender a hablar y escribir bien. Puede empezar a hacerlo desde los 3 años.

Lenguas que usan los sordos

Existe una gran controversia sobre la lengua que debe utilizar un niño sordo: la lengua oral, la lengua de signos o ambas. Depende de cada niño así como de su grado de sordera. Todos los educadores son oralistas en objetivo, aunque no siempre sea posible conseguirlo. En el pasado, un oralismo estricto supuso una gran desventaja para todos aquellos niños que no podían adquirir la lengua oral. Por el contrario, el uso exclusivo de la lengua de signos hace que el niño vea efectivamente reducido el entorno en el que se desenvuelve. En la actualidad tiene gran auge el neo-oralismo que utiliza el lenguaje oral como prioritario pero no excluyente y usa ayudas aumentativas
Lengua oral. Es la lengua mayoritaria en la comunidad. En nuestro caso es el español. El oralismo estricto puede ser adecuado para sorderas moderadas. pero quizá no para las severas o profundas.
Lengua de Signos. Es una lengua distinta de la lengua oral. La lengua de signos española no es una traducción a los signos del español. Tiene su propia gramática y vocabulario. Es también distinta de otras lenguas de signos: hay una lengua de signos americana, otra española, otra catalana y todas son diferentes. Los niños sordos aprenden la lengua de signos sin esfuerzo, como lengua materna, del mismo modo que los oyentes aprenden el español y está especialmente diseñada para su uso visual-gestual. Una persona que maneje el castellano y la lengua de signos española es por tanto bilingue. Los padres oyentes de niños sordos aprenden la lengua de signos como una segunda lengua, con las dificultades que ello conlleva.
Lectura labial. Interpreta los fonemas por la forma de los labios. Pero no es posible leer todos los fonemas. Hay varios que tienen la misma forma en la boca (n y l, b y m…) y otros que no se ven (c, g, j). La lectura labial exige un esfuerzo muy grande y se reconoce unicamente lo que ya se conoce.
Palabra complementada. Consiste en la lectura labial apoyada en claves gestuales que ayudan a identificar sonidos no visibles en los labios. Se habla por lo tanto en español lo que es de gran ayuda a los padres y de gran proyección a los niños. Un niño sordo de 3 años puede repetir una palabra nueva que nunca ha conocido antes. Permite conocer la gramática del castellano (preposiciones, adverbios…). Sin embargo, no permite al niño saber como se pronuncia. La logopedia es esencial y los implantes ayudan mucho (la lengua de trapo dura más tiempo).
Español signado. Es una combinación de lenguaje oral que se acompaña con signos que significan palabras. Se habla en español. Es por tanto distinto de la lengua de signos. También lo es de la palabra complementada con la que se puede combinar.

El uso de la lengua oral con ayudas aumentativas como la palabra complementada o el español signado se llama comunicación bimodal. No se usan a la vez el español y la lengua de signos española ya que esto es bilingüismo (no se habla a la vez en español e inglés).

La escritura. Para conocer la escritura hay que conocer la lengua oral. Es una traducción fonema a letra. Abre a los niños un universo nuevo de comunicación. Además se retroalimenta y ayuda a comprender y mejorar el habla.

Un mundo complejo el de los sordos. Afortunadamente, el apoyo de la sociedad y las nuevas tecnologías abren un futuro esperanzador.

 

http://alt1040.com/2012/01/sobre-la-sordera-algo-que-decir

Visa para los Derechos : El Factor Género en la Inmigración.

Desde la perspectiva del desarrollo humano, la capacidad de desplazarse es una dimensión de la libertad que forma parte del desarrollo. Así, la migración voluntaria se presenta como un medio para el desarrollo de las capacidades de las personas. Pero la migración tiene otras caras. A menudo la decisión de migrar se debe a la limitación de oportunidades y a la violación de los derechos fundamentales de las personas en los países de origen: Derecho al empleo y a una remuneración digna, a la salud y la educación, a la protección contra la discriminación y la violencia de género, etc. Por tanto el fenómeno puede leerse como una restricción de la libertad. Esto evidencia que el equilibrio y moderación de los flujos migratorios sólo podrá darse a través de la reducción de las desigualdades entre las zonas de origen y destino.

Según el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía, CELADE, el número de migrantes de América Latina y el Caribe se incrementó notablemente en los últimos años, llegando a poco más de 21 millones en 2000 y a casi 25 millones de personas en 2005. Estas cifras representan el 13% de los migrantes internacionales en el mundo, e indican que cerca del 4% de la población de la región es emigrante, aunque algunas naciones caribeñas tienen más de un 20% de su población en el exterior. Según la Cepal, Estados Unidos es el destino preferente de la mayoría de los emigrantes de la región, y a la fecha alberga a 18 millones, más de la mitad del total de personas que han emigrado a ese país.

Entender el fenómeno de la migración desde un enfoque de género consiste en asumir que las relaciones de género tienen un efecto directo en quienes migran, en por qué y en cómo lo hacen y en las diferentes posibilidades que encuentran en el lugar de destino mujeres y hombres. Los procesos migratorios tienen la capacidad de modificar los roles de género, especialmente en el caso de las mujeres migrantes que se convierten en proveedoras económicas del hogar y adquieren mayor autonomía. Pero al mismo tiempo, la división sexual del trabajo hace que las mujeres ocupen empleos tradicionales en los países de destino, perpetuando así su condición de género. La pregunta ahora es ¿hasta qué punto el fenómeno de la migración transforma las relaciones de género y reduce o profundiza las desigualdades?

Varios estudios señalan que desde 1960 se han producido varios cambios en la tendencia global migratoria, que han dado lugar a la "feminización de la migración". Así, el porcentaje de mujeres migrantes en América Latina pasó del 44,7% en 1960 al 50,5% en el año 2000 (CELADE, 2003). Pero además del aumento del número de mujeres migrantes, se han producido otras variaciones en los patrones migratorios de gran trascendencia: el aumento sostenido en la proporción de mujeres que migran de forma independiente en búsqueda de empleo, en vez de hacerlo como "dependientes familiares" que viajan con sus esposos o se reunifican con ellos en el exterior, y que asumen el rol de proveedoras económicas (INSTRAW, 2008).

En general, hombres y mujeres abandonan sus países en busca de mejores condiciones económicas que amplíen las oportunidades de desarrollo para sí y sus familias. Sin embargo, detrás de la migración femenina aguardan otras causas no monetarias, como la discriminación por razones de género, que pueden influir directa o indirectamente en la decisión de las mujeres. Así, las disparidades en el acceso a la educación, la salud, el empleo y salarios dignos, la violencia de género, el control de la sexualidad, etc. son algunas de las causas que desencadenan la migración femenina. Además, las familias a menudo deciden apoyar la migración de la mujer en base a la experiencia de que las mujeres están dispuestas a realizar mayores sacrificios personales que los hombres para garantizar el bienestar familiar, remiten una mayor proporción de sus ingresos, gastan menos en sí mismas y aceptan peores condiciones de vida.

Las condiciones laborales de mujeres y hombres en los países de destino también muestran diferencias en base al género, que actúan como principio organizador del mercado laboral, reproduciendo y reforzando los roles tradicionales. Mientras los hombres predominan en el sector de la agricultura y la construcción, las mujeres presentan mayor concentración laboral en los servicios personales, como trabajo doméstico, cuidado de niños y ancianos, y trabajo sexual. Se calcula que en Francia, Italia y España la proporción de mujeres migrantes que trabajan como domésticas supera el 50%. Además, los sectores feminizados son especialmente proclives a la irregularidad, baja remuneración, flexibilidad, escaso reconocimiento social e insuficiente protección legal (INSTRAW, 2008).

Otra fuente de desigualdad de género en el empleo, es la que deviene de la situación legal de las mujeres. Generalmente, la proporción de mujeres trabajadoras en condición irregular es mayor que la de hombres, debido a que los países receptores suelen asignar sus cuotas de reclutamiento a sectores de empleo mayoritariamente masculino, marginando a los sectores con mayor demanda de mano de obra femenina, y porque son precisamente estos sectores los más precarios y desregularizados. Además, las leyes migratorias tienden a privilegiar a los hombres en la asignación de permisos de residencia, de forma que muchas migrantes calificadas ingresan a los países de destino como dependientes de sus maridos, lo que limita sus posibilidades de obtener permiso de trabajo o residencia (INSTRAW, 2008).

El aumento de las restricciones legales a la migración en los países de destino genera una serie de riesgos para el bienestar de las personas y especialmente de las mujeres. Las crecientes dificultades para ingresar al país de destino exponen a las mujeres a riesgos específicos durante el viaje migratorio, como la violencia sexual o física por parte de transportistas, compañeros de viaje o guardias en las fronteras, o la explotación sexual comercial. Y la irregularidad y la discriminación alimentan la espiral de vulnerabilidad respecto a la protección social del país del destino, a la que no pueden acceder por miedo a ser deportadas.

Hace unos días, el Instituto de la Mujer de México pidió la derogación del artículo 93 de la Ley de Migración, que permite que sus parejas las acusen penalmente ante el Instituto Nacional de Migración por comisión de delitos, cuando ellas se atreven a denunciar que son víctimas de violencia. La feminización de la inmigración debería tener un efecto de acción positiva para asegurar los derechos de las mujeres inmigrantes y sus hijos, así como garantizar su protección y seguridad; por otro lado, es necesario coordinar esfuerzos entre los países involucrados en los fenómenos migratorios para acelerar la regularización de los inmigrantes ilegales y su incorporación rápida a la nueva sociedad, así como también es importante sensibilizar a la población de países receptores respecto a la realidad de la inmigración como una decisión compulsiva, basada en la necesidad y asumida con riesgo. El surgimiento de la mujer inmigrante como proveedora y sostenedora financiera de personas en su país de origen, también es un factor a considerar a la hora de agilizar los procesos de residencia y ciudadanía.

http://nasreenamina1.wordpress.com/
http://nasreenamina1.wordpress.com/2012/01/09/visa-para-los-derechos-el-factor-genero-en-la-inmigracion/