7 de marzo de 2014

La mujer y el cómic .


El mundo del cómic es una realidad relativamente joven. Aun así, en su apenas siglo de vida el noveno arte ha sufrido grandes transformaciones. Una de ellas ha sido la evolución del papel de la mujer, que ha pasado en poco tiempo de extraña a parte fundamental de la industria.
Históricamente, la mujer ha sido en gran medida ajena a aquellas formas de expresión que a finales del siglo XIX originaron el cómic (surgido como incentivo para la venta de periódicos, dirigidos sobre todo a los varones), lo que implicó que quedara excluida, en parte, de los grandes circuitos artísticos. Esto no quita que el sector femenino infantil -y más tarde el juvenil- ganaran en importancia como potenciales consumidores, sobre todo a partir de mediados del siglo pasado, reclamando personajes con los que poder identificarse. Por ello, debemos distinguir dos perspectivas: la mujer creadora y la mujer como personaje de cómic.

En los cómics, los personajes femeninos comenzaron siendo simples acompañantes para los héroes masculinos; intereses amorosos, damiselas en apuros o femmes fatales que complicaban su existencia. El auge de las historietas de aventuras traerá poderosos héroes seguidos ocasionalmente por chicas que añaden un contrapunto exótico y romántico a sus historias. Por el contrario, las villanas se caracterizarán sobre todo por ser sensuales y proactivas (como Catwoman), habitualmente tratando de conquistar al héroe mediante el juego sucio, resultando inesperadamente más atractivas para la audiencia, lo que a la larga será crucial para la evolución de los personajes femeninos. Aun así, sólo en contadas excepciones podremos ver a una mujer siendo el centro de la acción. Ejemplos de ello son Krazy Kat, de las tiras cómicas del mismo nombre creadas por George Herriman en 1915 y sobretodo, Winnie Winkle the Breadwinner (Winnie Winkle, el sostén de la casa), un cómic creado en 1920 por Martin Branner y que se siguió editando hasta los años noventa. Trataba de los avatares de una joven que trabajaba para mantener a sus padres y a su hermano pequeño, reflejo de cómo los tiempos cambiaban tras la masiva incorporación de la mujer al mercado laboral durante la I Guerra Mundial. Poco a poco, el cómic cambiaría también.

El cómic de aventuras da paso al de superhéroes, al tiempo que la mujer debe de nuevo incorporarse al trabajo para sustituir a los soldados en el frente durante la II Guerra Mundial. Esto permite a algunas mujeres entrar por primera vez a trabajar en las editoriales. Como forma de propaganda, los superhéroes volverán también su mirada a la mujer. Por aquel entonces, las superheroínas eran simples contrapartidas femeninas de héroes anteriores, pero por primera vez se mostraba en el cómic a mujeres fuertes y capaces de realizar trabajos hasta entonces masculinos. Wonder Woman, revolucionario personaje creado por William Moulton en 1941, brillará por encima de todas las demás. Dedicada a combatir a los nazis, no será contraparte de ningún superhéroe, y a pesar de tener un novio, se desliga del rol tradicional de género negándose a casar para seguir luchando contra el mal. Gracias a su atractivo, el personaje se volvió muy popular entre los hombres, pero algunas mujeres trabajadoras vieron en ella un modelo de conducta a seguir, lo que la convirtió en el referente del feminismo que es hoy en día. Sin embargo, a pesar de estos avances, tras la guerra el papel de la mujer vuelve a retrotraerse.

A partir de mediados del siglo XX la audiencia femenina se encuentra ya entre los objetivos de la industria, pero se afrontará casi exclusivamente desde la perspectiva del cómic romántico y adolescente. Patty’s World (conocido en España como Esther y su mundo) es un buen ejemplo de ello, además de ser obra de una mujer, la dibujante Purita Campos, y del guionista británico Phillip Douglas, en 1971. Antes ya había habido numerosos casos de mujeres dibujantes, las cuales trataron en ocasiones de orientar sus creaciones más hacia el costumbrismo que al romanticismo que trataba de imponerse a la audiencia desde las editoriales, responsable de dar paso tras la II Guerra Mundial a tendencias que buscaban recuperar a la mujer hogareña y amable de antaño frente a personajes como Wonder Woman que habían revolucionado el panorama de la época. Es el caso de La pequeña Lulú, creada por Marjorie Henderson Buell, alias Marge, una tira cómica sobre las travesuras cotidianas de una niña pequeña y sus amigos. Décadas más tarde, con el movimiento underground la mujer encontrará un nicho no sólo para protagonizar historias de cualquier género, si no para su propia reivindicación.

En Oriente, el manga japonés ha seguido una trayectoria completamente distinta hasta nuestros días. La cultura japonesa ha sido históricamente muy patriarcal, aunque en un sentido diferente al que podría aplicarse a la sociedad occidental del pasado. Tras el final de la II Guerra Mundial, se produce un fenómeno de hibridación radical en su cultura milenaria que mezcló el rechazo al imperialismo anterior y la aceptación de la ocupación y los valores americanos. Esto provocó una rapidísima emancipación de la mujer que no vino acompañada de un cambio de mentalidad mentalidad que de hecho se retrotrajo aún más-, por lo que se produce un extraño fenómeno en que la mujer se "descosifica" en un sentido mientras que se sexualiza en el otro. Muy pronto aparecen los primeros personajes femeninos fuertes (La princesa Caballero, de Osamu Tezuka, o Sazae-san de Machito Hasegawa) en cuanto a que por un lado se reivindica su papel, y por el otro se busca ofrecer productos atractivos para consumidoras cada vez más independientes; pero con frecuencia, este desarrollo y protagonismo van unidos a cierto fetiche sexual. El manga se caracteriza por presentar personajes tipo, cuyas personalidades se repiten continuamente de una obra a otra, mientras que es en el desarrollo de esas personalidades donde está la originalidad. De esta forma, surgen clichés que representan diferentes tipos de actitudes, muchos de ellos existentes en la sociedad nipona. En lo referente a la mujer, podemos encontrar a grandes rasgos- dos tipos opuestos: mujeres sumisas, ingenuas y serviciales (moe o lolitas, principalmente), o féminas fuertes, profundas, de mentalidad activa, e incluso violentas (tsundere, yandere o kūdere, entre otras). Habitualmente, se ha criticado la extrema sexualización de estos caracteres, muchas veces orientados al fanservice o al fetiche de los propios dibujantes, y que ha contribuido a popularizar su imitación entre las aficionadas. La mujer está casi plenamente introducida en la industria del cómic japonesa, por lo que aunque en los cómics creados por y para mujeres estos estereotipos son también habituales, su tratamiento normalmente huye de esta dependencia sexual, sustituyéndola por un fuerte componente romántico (presente también, por otra parte, en muchas obras de varones).

Hoy en día, en occidente la mujer cada vez se encuentra más integrada en el mundo del cómic, gracias a la desaparición de antiguos roles que ha llevado a muchas mujeres a interesarse por temáticas antes reservadas solo a los hombres, o la apertura de las editoriales a las dibujantes, que han podido publicar en este medio sus propias reflexiones sobre su identidad: Maitena, famosa dibujante argentina y sus tiras sobre la mujer actual, o el célebre caso de Marjane Satrapi, cuyas obras como Persépolis reflexionan acerca de la mujer en su Irán natal y en el mundo. De hecho, la difusión del manga, su mezcla de géneros y el protagonismo que concede a la mujer, han provocado que muchas nuevas artistas decidan lanzarse al mundo del cómic desde este género, por lo que, aunque aún quede mucho camino por recorrer, cada día la mujer forma una mayor parte en el noveno arte.
 

El verdadero origen del Día Internacional de la Mujer .

 
 
El próximo 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, pero contrariamente a lo que se cree en muchos círculos sociales, su nacimiento no radica en un acontecimiento aislado, sobre el que ni tan siquiera existía consenso entre la historiografía norteamericana y la española, sino que ha de encuadrarse en un contexto histórico e ideológico mucho más amplio.
En la historiografía española la conmemoración del 8 de marzo se vincula, de forma equivocada, al incendio ocurrido el citado día del año 1908 en una fábrica textil de Nueva York, provocado por el propio empresario ante las obreras declaradas en huelga y encerradas en el inmueble.
En la historiografía estadounidense se vincula, también de forma incorrecta el origen del 8 de marzo a una manifestación de trabajadoras del sector textil en la ciudad de Nueva York que reivindicaban mejoras laborales.
Según el Diccionario Ideológico Feminista de Victoria Sau, "se considera una jornada de lucha feminista en todo el mundo en conmemoración del día 8 de marzo de 1908 en que las trabajadoras de una fábrica textil de Nueva York llamada Cotton declararon una huelga en protesta por las condiciones insoportables de trabajo. El dueño no aceptó la huelga y las obreras ocuparon la fábrica. El dueño cerró las puertas y prendió fuego muriendo abrasadas las 129 trabajadoras que había dentro (…)".
Las referencias sobre el origen de la celebración del 8 de marzo que se basan en el incendio de la fábrica en Nueva York o en la manifestación de las trabajadoras son falsas debido a la manipulación de querer silenciar el verdadero origen de esta festividad. En relación al incendio, basta con mirar el calendario para hacer tambalear esta teoría. El 8 de marzo de 1908 era domingo, un día un tanto extraño para declararse en huelga sin perjudicar al empresario.
Sí que hubo un incendio en la fábrica de la Triangle Shirtwaist Company donde murieron muchas mujeres, la mayoría chicas inmigrantes de entre los 17 y 24 años, pero no fue el 8 de marzo de 1908, sino el 25 de marzo de 1911, dos días antes a la primera celebración del Día Internacional de la Mujer.
En relación a la manifestación, aunque ésta tuvo lugar, no fue ni el 8 de marzo de 1857, ni el 8 de marzo de 1908 como se suele referenciar. Fue el 27 de septiembre de 1909 cuando los/las empleado/as del textil hicieron una huelga de trece semanas hasta el 15 de febrero de 1910, en demanda de mejoras laborales, pero este acontecimiento tampoco es el origen de la celebración del 8 de marzo.
Las historiadoras Liliane Kandel y François Picq afirman que el mito que sitúa la manifestación en el año 1857 fue creado en 1955 para eliminar el carácter comunista que más tarde adquiriría el Día Internacional de la Mujer.
La decisión de convertir esta celebración en una festividad internacional corrió a cargo de Clara Zetkin (Sajonia, Alemania 1857), líder del movimiento alemán de mujeres socialistas. Pero la propuesta presentada por Zetkin en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, celebrada en Copenhague los días 26 y 27 de agosto de 1910, para organizar la celebración de un Día Internacional de la Mujer no era del todo original. Tenía un antecedente en el que inspirarse, el Women’s Day que las socialistas estadounidenses llevaban celebrando desde 1908, cuya finalidad era la reivindicación del derecho al voto para las mujeres. El Partido Socialista Americano designó el último domingo del mes de febrero, día 28 de 1909, como Woman’s Day, para reivindicar el derecho de las mujeres al sufragio. Y hasta el 1920 no fue aprobada la Decimonovena Enmienda de la Constitución Estadounidense por la que se otorgaba a las mujeres el derecho al sufragio.
El Día Internacional de la Mujer, que tiene sus orígenes indiscutiblemente en el movimiento internacional de mujeres socialistas de finales del siglo XIX, tenía como finalidad exclusiva promover la lucha por el derecho al voto femenino, sin ningún tipo de restricción basada en el nivel de riqueza, propiedades o educación.
De esta forma, la primera celebración del Día Internacional de la Mujer se produjo el 19 de marzo de 1911, y fue seguido en Austria, Alemania, Dinamarca y Suecia.
En los primeros años, el esta efeméride se festejaba en fechas diferentes según los países, pero en 1914, a propuesta de las feministas alemanas, se celebró por primera vez el 8 de marzo en Alemania, Suecia y Rusia. La única autora que se aventura a dar una explicación sobre la elección de esta fecha es Renée Côté, quien sólo apunta como posibilidad el hecho de que el mes de marzo estaba cargado de contenido revolucionario, pero sin dar ningún argumento sólido sobre por qué ese día en particular y no otro.
También la Revolución Rusa de 1917 tuvo una gran influencia a todos los niveles en la elección de este día internacional. Aunque el 8 de marzo se llevaba celebrando en Rusia desde 1914, en el año 1917 las mujeres rusas se amotinaron ante la falta de alimentos, dando inicio al proceso revolucionario que acabaría en el mes de octubre de ese mismo año. Los acontecimientos del 8 de marzo de 1917 (23 de febrero en su calendario) son importantes, no sólo porque dieron origen a la revolución y porque fueron protagonizados por mujeres, sino porque, según todo parece apuntar, esos sucesos fueron los que hicieron que el Día Internacional de la Mujer se pasara al celebrar sin más cambios hasta la actualidad el 8 de marzo.
Naciones Unidas, con ocasión de la celebración en 1975 del Año Internacional de la Mujer, ofreció una versión de los hechos que habían conducido al nacimiento de esta conmemoración femenina. Según Ana Isabel Álvarez, es muy interesante resaltar que en ese breve informe se silencian de manera absoluta los sucesos vividos en Rusia en 1917, que precisamente fueron los que harían del 8 de marzo el día elegido para celebrar el Día Internacional de la Mujer: "El Día Internacional de la Mujer fue propuesto por primera vez por Clara Zetkin, una representante de la Conferencia de Mujeres Socialistas, celebrada en Copenhague en 1910".
Según Álvarez, "la propuesta llegó al comienzo de un periodo de gran transformación social y política en el mundo. Europa estaba al borde de la I Guerra Mundial, los imperios coloniales de Asia y África estaban sufriendo las primeras conmociones de la revuelta nacionalista, y en Norteamérica el movimiento por el sufragio femenino estaba cuestionando algunas de las presunciones de las relaciones humanas. La llamada de Clara Zetkin a las mujeres para unir su lucha por la igualdad de derechos con la lucha por preservar la paz mundial topó con un coral sensible".
Cuando se celebró el primer Día Internacional de la Mujer en 1911, más de un millón de mujeres participó públicamente en él. Además del derecho a voto y a ocupar cargos públicos, demandaban el derecho a trabajar, a la enseñanza vocacional y el fin de la discriminación en el trabajo".

http://www.lahuelladigital.com/el-verdadero-origen-del-dia-internacional-de-la-mujer/