24 de febrero de 2016

El Tráfico de Mujeres como Problema – Colonialismo y Patriarcado


Uno de los problemas en los estudios acerca de la inmigración es la
invisibilidad de la participación de las mujeres en los procesos migratorios. Los
hombres han sido comprendidos como los prototipos de la inmigración, y las
mujeres, cuando aparecen, lo hacen como dependientes de ellos,
frecuentemente definidas como aquellas que siguen al inmigrante principal de
la misma manera que los menores de quince años, esposas, estudiantes, etc.
(Martínez, 2000). Algunos estudios analizan la inmigración de las mujeres
como algo secundario, no buscan comprender las cuestiones de género
(Anthias, 2000), el impacto que pueden tener en las economías y sociedades
de destino, aunque reconozcan que hay un crecimiento de su participación.
La globalización ha tenido consecuencias importantes en las sociedades
contemporáneas, y el incremento de los movimientos migratorios es una de
ellas. Mujeres – en número creciente - y hombres migrando desde el sur hacia
el norte, de países pobres hacia países ricos, buscando mejores condiciones
económicas, más libertad, emancipación, un futuro mejor. Si una de las
consecuencias de las políticas neoliberales hegemónicas en la globalización ha
sido la feminización de la pobreza Osborne (2004), no nos podemos extrañar
de que las migraciones también se hayan feminizado
. Las principales alternativas laborales para mujeres que migran suelen ser el matrimonio, el servicio doméstico, la hostelería o el trabajo sexual.
Algunos teóricos han producido interpretaciones sobre las migraciones
pero es importante comprender sus alcances y límites en lo que se refiere a la comprensión de la inmigración de las mujeres. Una aproximación importante
fue la que hizo Gregorio (1998) cuando propuso las comprensiones acerca de
la inmigración femenina divididas en tres modelos principales: el de la
modernización, el histórico-estructural y el articulacionista.
El modelo de la modernización (desarrollado en la década de los 70),
comprende la emigración a través de razones exclusivamente económicas. Las
personas se mueven de las sociedades tradicionales hacia sociedades
modernas, y la migración es comprendida como una toma de decisión
individual y racional que los individuos y sus familias realizan, en base a
criterios económicos. Tal modelo analiza el impacto que la emigración tiene en
los países emisores, y es comprendida como una forma de autorregular los
desequilibrios entre áreas geográficas con distintos niveles de desarrollo
económico, destacando los efectos positivos como: la inyección de tecnología y
conocimientos, disminución del desempleo y la transmisión de valores y
habilidades modernos. Por tanto, la mujer cuando emigra lo hace como sujeto
individual y sin sexo; las potenciales diferencias entre migración de hombres y
mujeres no son consideradas ni teóricamente ni empíricamente.
Con el objetivo de apartar a las mujeres de la invisibilidad en lo referente
a su participación en las migraciones (Morokvasic, 1984), algunos estudios
intentaron, a partir de los mismos presupuestos de las teorías de la
modernización, comprender las causas específicas que diferencian la
emigración femenina de la masculina. Sin embargo, muchos trabajos analizan
las mujeres poniendo especial énfasis en la dicotomía público/ privado, lo que
hace con que la mujer aparezca en las migraciones como ser social y privado,
mientras que el hombre aparece como ser económico y público. Así, hombres
migrarían por cuestiones económicas de elevación de prestigio en términos
monetarios, y las mujeres por deseos de independencia familiar y social (Little,
1973). La inmigración femenina es comprendida, por tanto, a partir de aspectos
microsociales, individuales y a través del “dualismo artificioso” público/privado
(Gregorio, 1998).
El segundo modelo es el histórico-estructural enraizado en la economía
política marxista. Desde este punto de vista, los movimientos migratorios son
parte del desarrollo histórico y son provocados por cambios en los sistemas
productivos y en las relaciones sociales y sitúa la emigración dentro del sistema
Revista Electrónica de Psicología Política Año7 Nº 21 – Noviembre/Diciembre 2009
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capitalista global, en cuya base está la división internacional del trabajo, fruto
de un sistema de intercambio desigual entre economías “centrales” y
“periféricas” (Wallerstein, 1988). Para autores como Amin (1974), Emmanuel
(1973), Portes (1978) o Sassen (1981), la emigración liberal de los países
periféricos hacia los países centrales tiene como escenario el capitalismo
mundial, que se inicia a finales del siglo XIX, constituyéndose, además, como
una característica estructural al sistema de desarrollo capitalista (Gregorio,
1998). En otras palabras, las migraciones pasan a ser una nueva forma de
penetración del capitalismo globalizado en las economías postcoloniales del tercer mundo.
Así, las razones de la emigración no se encuentran en los individuos, sino en grupos o sectores sociales definidos por su acceso a los medios de producción y la emigración femenina se explica a partir de la posición que las mujeres ocupan en la estructura social y en el sistema económico internacional,a partir de la relación entre el sobrante de mano de obra en los países en
desarrollo y la demanda en los países desarrollados de mano de obra femenina
(Gregorio, 1998). El debate acerca de la relación entre capitalismo y patriarcado fue característico de los finales de los años 70 y conllevó en líneas de trabajo distintas que buscaban estudiar cómo las lógicas de los sistemas de producción y estructuras patriarcales podrían relacionarse para comprensión de las migraciones femeninas.
La tercera teoría, la teoría de la articulación (Kearney, 1986), enfatiza las relaciones del núcleo doméstico en su articulación con el capitalismo, donde el núcleo doméstico pasa a ocupar una posición estratégica por dos razones: porque en su interior se da la producción y reproducción y porque participa de los dos modos de producción, el doméstico y el capitalista. Para este punto de
vista, las migraciones internacionales surgen como una estrategia del grupo doméstico dentro del contexto internacional. Las dos unidades de análisis utilizadas por este modelo son el grupo doméstico y la red migratoria

Los tres modelos diferentes analizados por Gregorio (1998) intentan
explicar el fenómeno de la inmigración femenina, y ninguno propone un análisis
a partir de la inclusión de elementos relacionados con cuestiones étnicas y
Revista Electrónica de Psicología Política . Sin embargo, parece fundamental tener cuidados analíticos para evitar tratar la inmigración internacional de mujeres como un fenómeno homogéneo. Aunque no existan datos suficientes para demostrar la dimensión que ha
alcanzado en nuestras sociedades el tráfico de mujeres, niños y niñas con fines
de explotación sexual, las sociedades se encuentran bastante alarmadas, y el
número de movilizaciones, discusiones, tratados y legislaciones que se han producido acerca del tema es muy significativo (Mayorga, 2007). Sin embargo, el tema ha sido tratado como un problema de dimensión global, y hay una estimación que dice que entre 700 mil y 2 millones de mujeres son anualmente traficadas a través de las fronteras internacionales (IOM, 2001) con finalidades
distintas. A partir de la colaboración de los gobiernos, ONG´s y policías, se
identifican especificidades del tráfico en las distintas regiones del mundo: de
donde salen, para donde van, con cual finalidad. Existe un intento de identificar
las causas del tráfico de mujeres y niñas. Las que fueron identificadas son:
pobreza vivida por las mujeres en sus países de origen, relaciones desiguales
de género, lucros posibilitados por el mercado sexual y la creciente demanda
por servicios sexuales.  La situación del tráfico de mujeres es, de hecho, un problema con dimensiones internacionales;con su complejidad, camina de forma paralela con las redes de la globalización,la feminización de la pobreza, las inmigraciones ilegales y con el sistema
patriarcal que somete a las mujeres a lugares de exclusión y explotación.

Por: Claudia Mayorga
Nota completa: http://www.psicopol.unsl.edu.ar/diciembre_2009_Nota6.pdf