25 de noviembre de 2013

La lucha feminista latinoamericana dio luz al 25 de noviembre .


En 2012 la editorial de la revista dominicana Quehaceres publicó la editorial "De Mártires de Salcedo a símbolos mundiales", en la que se perfila el 25 de noviembre como día de lucha contra la violencia hacia las mujeres. A diferencia del sentido victimizante del nombre con que se conoció el primer aniversario ("Mártires de Salcedo" en 1961), la editorial así como el movimiento feminista han levantado la voz honrando la memoria de las hermanas Mirabal, las Mariposas, dignificándose como mujeres y desarrollando incesantes luchas contra la violencia.

Movimientos de feministas y de mujeres en Nuestra América desde los años 80 del siglo XX nos advierten que la violencia hacia las mujeres no reside sólo en la "doméstica" o "intrafamiliar", con la que se identifica la política de la ONU que no desea calar hasta la raíz. Desde sus comunidades y colectivas, las feministas y mujeres de Nuestra América vienen denunciando, resistiendo y reflexionando sobre las violencias que genera el neoliberalismo por las guerras, la contrainsurgencia, el despojo de tierras, el desplazamiento forzado, el extractivismo de recursos, los agronegocios, etc., que se traducen en una serie de violencias cotidianas algunas de ellas como la trata con altos rendimientos económicos, otros como el feminicidio/femicidio, el acoso callejero, los abusos/violaciones sexuales en casa, que están en la ruta del disciplinamiento y desmovilización de las luchas.

Recordar que lo personal es político es también buscar los cauces por donde hemos andado nosotras y nuestras ancestras. Hoy, 25 de noviembre de 2013, reunimos algunas letras de Minerva Mirabal y artículos sobre ella que esbozan el talante de su participación política contra la dictadura, una de las plagas históricas en la que con mayor crudeza se ha expresado la violencia patriarcal de nuestra región.

La selección de artículos "Minerva Mirabal" y "El pensamiento político de Minerva Mirabal" provienen de la revista Quehaceres del Centro para la Acción Femenina (CIPAF, núm. 2, noviembre de 2010) y del libro biográfico y documental Minerva Mirabal: historia de una heroína de William Galván, 1982. La editorial completa de esta revista se expone al final, después del apartado "Cuba a la vista" con una muy breve referencia a los lazos de los movimientos dominicanos con la revolución cubana y que transcribe el acróstico que Minerva Mirabal le dedicara a Fidel Castro y el Programa Mínimo del Movimiento de Liberación Dominicana (1959) programa heredero de otros con perfil latinoamericanista que, desde los años 30, se habían ido planteando y/o realizando en nuestra región.


Minerva Mirabal*
"Es posible que haya un divorcio entre el ideal y la realidad, y no puedo dejar de ser una incurable idealista; cuando trato de amoldarme a la realidad me parezco a esos ríos de aguas turbias que no dejan ver el fondo". La cita de Minerva Mirabal, la impulsora del movimiento político más importante contra la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, aparece en una carta que dirigió a Manuel Aurelio Tavárez Justo, quien para entonces era su novio, el 14 de diciembre de 1954.

La reflexión resume con gran eficacia lo que era Minerva: una mujer idealista a la que le era imposible renunciar a la lucha por la libertad de su país y por todo lo que entendía justo. Lo contrario, la resignación y la conformidad, eran frascos de veneno para su alma brava y repleta de coraje como pocas en la historia dominicana.

Nació en Ojo de Agua, Salcedo, a las 10:00 de la noche del 13 de marzo de 1926. Era la tercera hija de Enrique Mirabal y Mercedes Reyes, quienes encabezaban una familia dedicada al comercio.

Minerva, siendo apenas una niña, se percató de que algo andaba mal en la sociedad de su época, controlada por el tirano Rafael Leónidas Trujillo Molina. Cuentan sus biógrafos que, antes de cumplir los nueve años de edad, ya la pequeña manifestaba su oposición al régimen imperante, pues en el colegio tuvo un contacto muy estrecho con una compañera huérfana cuyo padre había sido asesinado por la dictadura.

Dedé Miraba narra en su libro "Vivas en su Jardín" que Minerva también recibió influencia de su tío José, quién solía hablarle de la amarga experiencia que vivió cuando sólo tenía 10 años y los invasores norteamericanos incendiaron la vivienda de su madre.

Hizo sus primeros estudios en la escuela de su comunidad natal y luego pasó al Colegio Inmaculada Concepción, de La Vega. Era una adolescente y ya su arrojo y sus ideas políticas, que empezaban a adquirir forma, preocupaban terriblemente a su padre, quien conocía bien el precio que pagaban los atrevidos que intentaban desafiar a Trujillo. Esto lo llevó a interrumpir por un tiempo la formación de su hija, que aún no había concluido el bachillerato. Pero la insistencia de Minerva en volver al colegio fue tal que el padre no tuvo más opción que complacerla.

Minerva Mirabal estaba llena de virtudes. Era una estudiante aventajada, con un talento impresionante y un nivel de formación poco común en su época. Creció enamorada del conocimiento y, desde muy joven, sus intereses se enfocaron en las ciencias sociales y algunas artes como la literatura, la pintura y la escultura En el año 1947, con 20 años de edad, se graduó de bachiller en el área de Filosofía y Letras. En esos momentos la Juventud Democrática y el Partido Socialista Popular, realizaban manifestaciones en las que expresaban un abierto rechazo al régimen. Minerva hizo una gran amistad con Pericles Franco, uno de los miembros más destacado del Partido Socialista Popular, y que probablemente fue quien la puso en contacto con literatura progresista.

Esto afianzó el celo de su padre, quien no le permitió la entrada a la universidad de inmediato por temor a su espíritu antitrujillista. En consecuencia, la joven se dedicó durante un buen tiempo a ayudar en la actividad comercial de la familia y a profundizar en sus conocimientos de política antes de entrar a la Facultad de Derecho de la estatal Universidad de Santo Domingo, en 1952. Para el año 1953 Trujillo, que ya conocía las ideas políticas de Minerva, obstaculizó su inscripción en la universidad y la joven se vio obligada a escribirle una carta para pedir que se le permitiera continuar sus estudios.

Fue en esta etapa donde conoció a Manuel Aurelio (Manolo) Tavárez Justo, un abogado al que quedó unida por un amor entrañable. Más tarde, Manolo se convertiría en uno de los líderes más importantes de ideología antitrujillista y con él compartiría Minerva las inquietudes políticas, las amarguras de la persecución y la inmortalidad que les tenía reservada la historia. La pareja contrajo matrimonio el día 30 de noviembre del año 1955 y procreó dos hijos: Minerva Josefina (Minou) y Manuel Enrique.

En 1957, dos años después de casarse, Minerva se graduó con honores de doctora en derecho, pero Trujillo no permitió que le entregaran la licencia para ejercer. Después de su muerte, en el año 1983, el Consejo Universitario de la UASD le concedió el título de Doctora Summa Cum Laude post-morten.

Su relación estrecha con los opositores del régimen y su liderazgo dentro de estos grupos hacían que el tirano la mantenga constantemente vigilada y bajo investigación. En octubre del año 1949 Trujillo la invitó a una fiesta que ofreció en Villa Borinquen, actividad en la que Minerva no sólo cometió la osadía de despreciar al dictador, quien le había expresado sus intenciones amorosas, sino que también le dejó claro que estaba en desacuerdo con su forma de gobernar y que era su opositora.

Con esta actitud Minerva Mirabal se convirtió en enemiga de Trujillo y, en consecuencia, ella y su padre, que la había acompañado a la fiesta, cayeron como prisioneros de la Dictadura. Este fue el primero de una serie de arrestos abusivos contra la osada muchacha que la llevaron a padecer las torturas más amargas, pero también a demostrar su incomparable arrojo.

Minerva participó activamente en la formación del Movimiento Revolucionario 1J4, cuyo propósito era derrocar al régimen de Trujillo. Su liderazgo dentro de esta organización era tal que a ella se le atribuye haber propiciado el nacimiento del grupo, que logró representación en toda la geografía nacional.

"Las cualidades políticas y psicológicas de Minerva dentro del marco de las condiciones históricas predominantes en la década de 1950, le permitieron ser la principal dirigente de la resistencia interna a la oprobiosa tiranía trujillista", considera el historiador William Galván en su libro "Minerva Mirabal, historia de una heroína", considerado como "la investigación histórica más completa" que se ha hecho sobre la vida de esta valiente mujer.

El último arresto que Trujillo ordenó contra ella tuvo lugar el 18 de marzo de 1960. También fueron detenidas su hermana María Teresa, la ingeniera Tomasina Cabral, la doctora Fe Violeta Ortega, Miriam Morales y Asela Morel. Todas ellas amigas de Minerva y participantes de la resistencia clandestina al trujillato. Fueron torturadas en el centro de tortura de La 40 y luego trasladadas a la Penitenciaría Nacional de La Victoria.

En esa ocasión Minerva fue acusada de conspirar contra el Estado y fue condenada a cinco años de prisión en primera instancia y a tres en apelación. No fue hasta el 8 de agosto de 1960 cuando salió del recinto favorecida con la prisión domiciliaria. La medida se debió a que Trujillo había caído en desgracia con la comunidad internacional y buscaba dar la impresión de que el país daba un giro hacia la democracia.

Sin embargo, el 25 de noviembre de 1960, Minerva Mirabal fue asesinada junto a sus hermanas Patria y María Teresa y al chofer Rufino De la Cruz Disla, un valiente que se atrevió a acompañar a las Mirabal en la visita que hicieron a Manolo Tavárez y Leandro Guzmán, que en ese momento estaban prisioneros en la cárcel de Puerto Plata.

Pese a que los sicarios pretendían simular un accidente de tránsito, desde el mismo momento en que llegó la noticia el pueblo supo que se había tratado de un asesinato. Días más tarde, doña Chea, como era conocida la madre de las hermanas Mirabal, fue obligada a formar un documento en el que desmentía la versión de que sus hijas habían muerto producto de la mano criminal del régimen. Con esta infame acción Trujillo sólo logró atizar la ira del pueblo y reducir las escasas posibilidades que tenía de permanecer mucho tiempo más en el poder. Seis meses después del asesinato, el dictador fue ajusticiado. Minerva había predicho que su fuerza no terminaba con su vida: "Si me matan yo sacaré mis brazos de la tumba y seré más fuerte".

Articulo completo:
http://seminariodefeminismonuestroamericano.blogspot.mx/2013/11/la-sonrisa-de-minerva-mirabal-25-de.html