31 de mayo de 2015

De la violencia simbólica a la violencia mediática.



¿Qué rol tienen los medios de comunicación en la reproducción de la violencia simbólica? Señala la abogada argentina Susana Chiarotti, integrante del Comité de Expertas de Seguimiento a la Convención de Belém do Pará: “Muchas de las manifestaciones de violencia simbólica se dan a través de los medios de comunicación. Poner límites a los medios es una tarea difícil ya que éstos reclaman libertad de prensa”. Aunque tienen un rol central en la reproducción de las violencias, también pueden ser aliados en la construcción de sociedades más igualitarias. Alejandra Tolosa, de CLADEM Puerto Madryn, observa que frente a las denuncias que las organizaciones sociales hicieron al Bikini Open que se realizaba en esa ciudad, la cobertura de los medios mejoró y algunos incluso dejaron de publicar sobre el tema.
  Comunicar Igualdad.
 Entre los cuerpos femeninos exhibidos como reclamo en los festejos municipales o para gloria de todo tipo de industria local, marca comercial, o discoteca, y los cuerpos exhibidos en los programas de máxima audiencia, y en las propagandas de los productos más dispares, hay una conexión, dos realidades que se retroalimentan fortaleciendo el entramado de la violencia simbólica. Como recuerda la abogada feminista Susana Chiarotti desmadejar dicho entramado no es fácil, aún contando con legislación favorable: “Muchas de las manifestaciones de violencia simbólica se dan a través de los medios de comunicación. Poner límites a los medios es una tarea difícil ya que éstos reclaman libertad de prensa, opinión. Aunque se creó la Defensoría del Público, que atiende esta cuestión, los mecanismos aún no están regulados adecuadamente. Al no haber sanciones claras y explícitas que puedan mostrarse al resto de la sociedad, la norma pierde eficacia”.
Verónica Bajo, integrante de la asociación de Acciones Feministas de Bahía Blanca, identifica que la proliferación de este tipo de eventos en los últimos años tiene que ver con su correlato en los medios: “Es destacable el rol de los medios hegemónicos que están difundiendo una imagen de la mujer cuyo éxito depende del aspecto físico, vemos un crecimiento exponencial de la cosificación de las mujeres, de esta violencia simbólica en los medios”.
No es la única en señalar a los medios. Silvia Jenefe, de la organización Takuapú de Orán, provincia de Salta, denuncia el rol de las radios de bailanta en la promoción de la violencia simbólica, a través de la música que eligen y los comentarios de lxs locutorxs. Sus propietarios son los mismos que organizan los corsos que, durante los carnavales, exhiben a niñas y adolescentes hipersexualizadas como principal atractivo, al ritmo de temas musicales que cosifican y humillan a las mujeres. “Acá no se cumple la Ley de Medios” denuncia, “los mismos reciben todos los fondos mientras que nuestros medios son censurados, radios comunitarias que abordan temáticas sobre la infancia, sobre los pueblos originarios y que vamos abandonando por falta de recursos”. Para esta docente todo está conectado: “Hay que cambiar la cultura para lograr el cambio social. Al promocionar música basura, eventos basura, lo que consigues es una cultura basura, una sociedad basura”.
En 2012, después de que el productor de radio Marcelo Pérez Medel, promotor del Bikini Open, suspendiese el evento en Puerto Madryn, generando así un debate que llegó a los medios, “las organizaciones sociales denunciaron al organizador del evento ante el Observatorio de Medios contra la Discriminación, con una presentación concreta sobre la repercusión del concurso a nivel mediático en el marco de la Ley de Medios, junto a la Ley 26485 de Protección Integral de la Violencia hacia las Mujeres y a la Convención de los Derechos del Niño, dada la participación de menores de edad en estos concursos. El Observatorio entendió que en efecto se daba violencia simbólica en el concurso y convocó a una audiencia al organizador, quien no se presentó” relata Alejandra Tolosa, en aquel momento al frente de la delegación local del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI). El certamen se haría los dos años siguientes por última vez en Puerto Madryn. Este año la propuesta se trasladó a Playa Unión, principal balneario de la ciudad de Rawson, donde contó con el apoyo de la Intendenta Rossana Artero y la presencia de la vedette Andrea Rincón como presidenta del jurado. De nuevo el INADI y organizaciones de mujeres denunciaron en una nota la participación de ambas en un concurso “que pone al cuerpo femenino de niñas menores de edad como objeto consumible, fomenta una sexualidad masculina basada en la dominación y en la violencia simbólica naturalizando al mismo tiempo prácticas referidas al consumo de cuerpos de niñas y adolescentes contribuyendo al incremento nocivo de la visión sexual contra éstas“.
Más allá de que el concurso se siguiera celebrando, la activista de CLADEM percibe mejoras en cómo los medios abordan el concurso respecto al pasado: “Antes los titulares eran ‘hot’ (calientes), con portadas llenas de primeros planos, y las fotos eran justo de lo que se trata el concurso, una fila de colas cada una con su número”. Con el debate social, evalúa Tolosa, se suavizó el lenguaje, y, “si bien los cuerpos no están menos descubiertos, el enfoque es menos obvio, las chicas salen de frente y hay muchos medios que ni siquiera sacan el certamen”.
Así, los caminos de ida y vuelta que conectan la violencia simbólica ejercida en reinados y concursos con su correlato mediático potenciándose mutuamente, sirven también para comunicar las iniciativas que visibilizan y denuncian las prácticas que en ambos espacios incurren en la objetivización de las mujeres, demasiadas veces, con el auspicio del propio Estado.

Por Sarah Babiker
http://www.comunicarigualdad.com.ar/de-la-violencia-simbolica-a-la-violencia-mediatica/

29 de mayo de 2015

80 por ciento de mujeres migrantes son víctimas de violación sexual




Las normas y políticas migratorias de Estados Unidos no fortalecen la protección para las mujeres migrantes, que son sobrevivientes de violencia en el hogar, violencia sexual y trata de personas.
 En esto coincidieron organizaciones civiles por los derechos de las mujeres migrantes –entre ellas el Instituto para las Mujeres en la Migración (Imumi)–, que elaboraron el informe “Al corazón del asunto. Mujeres, menores de edad y el camino a seguir en la política migratoria”.
 En el documento –en el que participaron organismos internacionales que conforman la alianza We Belong Together (Nos Mantenemos Unidas)– se informa que 80 por ciento de las mujeres migrantes (en especial las centroamericanas) son víctimas de violación sexual durante su tránsito por México hacia EU sin que se castigue a los agresores.
 Además, cuando las mujeres logran cruzar al país del norte son vulnerables al abuso en el lugar de trabajo y a la explotación por parte de sus empleadores.
 A lo que se suma que –de acuerdo con las activistas– las mujeres migrantes son más propensas que las estadounidenses a sufrir violencia en el hogar, ya que sus parejas usan su estatus migratorio (que carecen de documentos de estancia legal) como herramienta de control para obligarlas a permanecer en relaciones violentas.
 Como botón de muestra, los grupos civiles revelaron que 48 por ciento de las mujeres latinoamericanas y filipinas dijeron que la violencia que sufrían por parte de sus parejas aumentó desde que llegaron a EU.
 De acuerdo con las organizaciones, si bien en ese país se han implementado mecanismos legales para prevenir y responder a la violencia contra las mujeres y las niñas, las normas están “debilitadas” por las políticas de control migratorio que fomentan el trabajo entre autoridades de migración con el sistema penal para efectuar deportaciones.
 La Ley sobre la Violencia contra la Mujer (VAWA, por sus siglas en inglés) de EU establece mecanismos de protección para motivar a las sobrevivientes de violencia a buscar seguridad y justicia.
 Sin embargo, acudir al sistema judicial estadounidense con las actuales políticas de control migratorio podría dar como resultado las deportaciones de las denunciantes, según el informe.
 Las activistas criticaron que durante el gobierno de Barak Obama ha prosperado la cooperación entre autoridades migratorias y agencias policiales, lo que derivó en que las comunidades de inmigrantes sientan gran desconfianza y temor hacia la policía.
 Agregaron que aún desconocen cómo el Programa de Prioridades en el Control Migratorio (PEP, por sus siglas en inglés), recién anunciado por el presidente de EU, va a afectar la capacidad de las sobrevivientes para buscar ayuda policial.
 Además de este temor, las migrantes sobrevivientes de violencia enfrentan obstáculos para conseguir un estatus regular que les permita vivir y trabajar legalmente en ese país.
 Por ejemplo, para obtener un amparo migratorio ellas tienen que presentar documentos que prueben la violencia; sin embargo, el temor que sienten hacia la policía les impide presentar denuncias formales que comprueben el abuso.
 La problemática se extiende hasta México, ya que de acuerdo con el reporte, las policías mexicanas se niegan a recibir las denuncias de violencia y hasta se burlan de las declaraciones, lo que deriva en que las migrantes no tengan cómo comprobar que están huyendo de sus países de origen.
 Según el documento, las mujeres migrantes también enfrentan barreras para acceder a los recursos de asistencia social apropiados, ya que en términos culturales y de idioma son escasos; así como acceder a programas de salud preventiva, reproductiva y de fortalecimiento económico.
 

http://www.cimacnoticias.com.mx/node/69690

5 de mayo de 2015

¿A dónde van nuestras hijas desaparecidas?



¿Pero qué origina que miles de niñas y mujeres no regresen a sus casas cuando sólo han salido a la tienda, la papelería o no vuelven nunca más del trabajo?
A nadie le es ajeno que en Ciudad Juárez, Chihuahua, se libra una lucha contra el feminicidio desde hace más de 20 años. Está encabezada por las valientes y aguerridas Madres de Juárez, que ante la falta de respuestas para encontrar a sus hijas desaparecidas, o a los culpables de los asesinatos de sus hijas, han tenido que organizarse y dar la pelea por encontrar justicia y castigo a los culpables, tocando las puertas de los gobiernos en turno, que sexenio tras sexenio han hecho oídos sordos, así como también sus Instituciones que han sido indiferentes, negligentes y omisas.
Desde hace unos años se ha evidenciado que las mafias del crimen organizado diversificaron sus negocios para incrementar sus jugosas ganancias, incursionando en el tráfico de personas, armas e incluso otras mercancías; como lo son las mujeres y niñas intercambiadas con fines de explotación sexual, las cuales se han convertido en el tercer negocio más lucrativo después del narcotráfico.
¿Cómo es entonces que miles de niñas y mujeres desaparecen y son asesinadas a lo largo y ancho de la república mexicana sin que el gobierno federal y locales hagan nada para detener esta barbarie?
Recientemente, en Ciudad Juárez, a través del periódico Nortedigital se dio a conocer la captura de Manuel Vital Anguiano junto a cinco sujetos más acusados de desaparecer y asesinar a 11 mujeres.
Operaba enganchando a las jóvenes por medio de ofertas de empleo en una ¨tienda¨ que solo servía como trampa para atraerlas y después desaparecerlas. Dos mujeres testificaron ante un Tribunal Oral donde reconocieron haber trabajado con Manuel Vital Anguiano alias "Don Many" y tres jovencitas más que desaparecieron.
Él mismo reconoció en sus primeras declaraciones que desde el 2003 y hasta el 2011 enganchó a las 11 jóvenes con promesas de trabajo y de las que ya jamás se supo nada.

¿Extravío o desaparición forzada?
Desde hace siete meses México reclama la aparición con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Sin duda alguna este crimen perpetrado por el Estado mexicano encabezado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido Acción Nacional (PAN) y Partido de la Revolución Democrática (PRD) se ha convertido en bandera de lucha de los que se movilizaron a partir del mes de octubre del año pasado por toda la república mexicana.
Encontró eco internacionalmente, y con la participación de cientos de miles en multitudinarias marchas demostró el hartazgo acumulado por años en la falsa guerra contra el narco durante el sexenio de Calderón con la militarización del país, arrojando miles de muertos y desaparecidos, así como cientos de desplazados de sus comunidades de origen convirtiéndolas en pueblos fantasma. Con la militarización, también ha aumentado la violencia hacia las mujeres.
En los casi tres años del regreso del viejo PRI nos hemos enterado de distintas masacres perpetradas por el régimen, sus instituciones militares y policías federales, con la complicidad del resto de partidos políticos en el poder.
Es así que no podemos hablar de simples desapariciones, siete mujeres son asesinadas al día en México, en su mayoría arrebatadas de sus hogares por las redes de trata con fines de explotación sexual, consideradas cosas de uso y desecho. Esto sólo es posible bajo un sistema patriarcal, misógino y machista todo ello exacerbado por el capitalismo en su propio beneficio que considera a las mujeres meras mercancías que pueden ser descartables y sustituidas por otras.
¿Cómo podemos pensar en juicio y castigo para estos delincuentes si desde las entrañas de los partidos políticos se tejen estas redes de trata, como es el caso del líder del PRI en el D.F. Gutiérrez de La Torre, a quien se le exoneró de las acusaciones que pesaban en su contra?
A poco más de un mes de las elecciones intermedias a realizarse el 7 de junio, ninguno de los partidos oficiales que se disputan nuevos cargos ofrece ninguna solución de fondo a las terribles condiciones a las que nos enfrentamos los sectores empobrecidos, pero principalmente las mujeres que sufren con mayor fuerza toda clase de violencia.
Con millones de pesos gastados en sus campañas electorales tratando de legitimarse y desviar el descontento de la población, ningún partido propone cómo terminar con el feminicidio y las miles de desapariciones forzadas de niñas y mujeres, no responden al reclamo de las y los jornaleros de San Quintín por mejores condiciones laborales, y un largo etcétera de abusos por parte de estos políticos parásitos que no nos representan y que aprueban reformas y leyes anti obreras y anti populares.

http://www.laizquierdadiario.com/A-donde-van-nuestras-hijas-desaparecidas

4 de mayo de 2015

Diferencia entre paridad, igualdad y equidad.



Aunque a menudo se confundan y utilizan indistintamente, hay diferencias en el significado de los términos igualdad, paridad y equidad de género, que exponemos a continuación:
1. Igualdad: Es el derecho inherente de todos los seres humanos a ser reconocidos como iguales ante la ley sin discriminación por su género, condición sexual, raza, creencia, nacionalidad o clase social o cualquier otro motivo.
Se traduce en la igualdad de trato de individuos, grupos sociales o comunidades sin condiciones en la representación pública, la educación, la sanidad, las empresas públicas y privadas. Un ejemplo de la reivindicación de la igualdad es la salarial: la demanda de que mujeres y hombres cobren lo mismo por el mismo trabajo realizado y las mismas capacidades demostradas.
La igualdad de género, como principio jurídico universal, está recogido en diversas declaraciones de derechos humanos y forma parte de los principios fundamental de la Constitución europea, así como de normas nacionales, como la Constitución española.
Una inadecuada interpretación de este concepto es el que lleva a grupos antifeministas a criticar las leyes que proponen cuotas o medidas especiales para las mujeres, como la Ley Integral contra la Violencia de Género o la Ley de Igualdad 3/2007 española.
2.. Paridad: Es concepto de paridad está relacionado con corregir la falta de representatividad de las mujeres en la esfera pública, sobre todo en la política.
Según Alicia Miyares, "garantiza el derecho civil de las mujeres a ser electas y también a representar políticamente a la ciudadanía". La paridad en la representación establece por ley en España un 60%-40%, es decir, ningún género puede estar representado en una proporción menor a un 40% ni mayor a un 60%, siempre entre candidatas y candidatos de igual valía y méritos para un puesto.
La paridad tiene que ver con las llamadas cuotas de género que siguen generando rechazo por algunos sectores. Así, el Gobierno alemán acaba de aprobar que haya como mínimo un 30% de mujeres en los consejos de administración de las grandes empresas alemanas para superar el "techo de cristal" que impide a muchas trabajadoras ostentar puestos de poder y dirección.
3. Equidad: Se utiliza más en Latinoamérica, en ocasiones como sinónimo de igualdad pero va más allá de ésta y articula tanto los derechos individuales como la justicia social. Tiene en cuenta las condiciones de partida y las necesidades específicas y diferenciadas de las mujeres de forma que la igualdad de condiciones y oportunidades pueda ser efectiva y no androcéntrica.
Las feministas latinas, tras la Conferencia de Pekín de 1995, prefirieron utilizar el término equidad frente a igualdad, ya que entendían la igualdad como el querer equiparar a las mujeres con los hombres para poder gozar de los mismos derechos que ellos.


http://feminismo.about.com/od/conceptos/fl/Diferencia-entre-paridad-igualdad-y-equidad.htm?hootPostID=1a720799248492f88e1cc419ce0d2c05