30 de septiembre de 2016

Falta educación sexual para adolescentes discapacitadas.


Desde esterilización forzada hasta abuso sexual, hombres y mujeres jóvenes con discapacidades tienen mayores probabilidades de que sus derechos sexuales y reproductivos sean violados en comparación con otros sectores de la población.

A pesar de los crecientes riesgos que sufren, los jóvenes discapacitados también tienen muchas menos probabilidades de recibir la educación en salud sexual que tanto necesitan.

Muchas veces, esa situación se debe a que las cuidadoras y los cuidadores no tienen consciencia de las necesidades ni de los deseos sexuales de las personas discapacitadas, explicó Malin Kvitvaer, de la Asociación Sueca para la Educación Sexual, en diálogo con IPS.

“Solo ven la sordera y se olvidan de que también hay una persona joven”, apuntó Kvitvaer, quien además de ser sorda, trabaja en un proyecto destinado a mejorar la educación sexual en lengua de señas.

Los padres y los cuidadores a veces se olvidan de que los adolescentes con discapacidad también tienen dudas sobre sus cuerpos y piensan en las relaciones sexuales, como cualquier joven, apuntó.

Y aun cuando reciben educación en salud sexual, puede ser que sea incompleta o inadecuada por las dificultades para acceder a ella, acotó.

“Hay muchos casos en que cuando la profesora o el profesor no dominan la lengua de señas y no saben cómo dictar educación sexual y dan una versión muy comprometida o directamente se la saltean”, explicó Kvitvaer.

Las barreras en la comunicación pueden tener un impacto aun mayor, cuando los abusadores se aprovechan de que a las personas jóvenes y sordas les cuesta más realizar una denuncia por abuso.

“En la historia de la comunidad sorda, hay casos de adolescentes sordas, también varones, pero principalmente niñas, que sufrieron abusos sexuales de hombres de su entorno, como profesores, sacerdotes sordos y otros”, relató.

“Muchas veces también sabían que las familias de las niñas no usan lengua de señas y ellas no iban a poder decirles del abuso”, añadió Kvitvaer, quien fue la joven delegada sueca a la Organización de las Naciones Unidas en 2011.

Las adolescentes deben de hacer frente a numerosos problemas porque sus comunidades o sus propias familias solo consideran la posibilidad de entregarlas en matrimonio y priorizan la maternidad. Muchas de ellas se ven obligadas a abandonar la escuela, comprometiendo sus perspectivas de futuro.

Y aun para las que permanecen en la escuela puede ser difícil acceder a información básica sobre salud sexual y reproductiva y sus derechos humanos, en general, dejándolas en situación vulnerable frente a enfermedades, lesiones y explotación.

Los obstáculos son aún más graves para las adolescentes marginadas, incluidas las que pertenecen a minorías étnicas, así como para las que viven en la pobreza o en áreas remotas, y aun más para las que tienen alguna discapacidad.

Sin embargo, cuando se fortalece a las adolescentes, cuando conocen sus derechos y se les brindan los medios para poder desarrollarse, se convierten en positivos agentes de cambio en sus comunidades.

Con el fin de llamar la atención sobre esas dificultades y, en general, sobre la necesidad de promover medidas para el desarrollo de mujeres adolescentes y jóvenes en condiciones de igualdad, el lema del Día Mundial de la Población, que se celebra este 11 de julio, es la inversión en niñas adolescentes.


Leyla Sharafi, especialista en jóvenes y género del UNFPA, dijo a IPS que los jóvenes y adolescentes tienen dificultades en todo el mundo para acceder a servicios de salud sexual y reproductiva, y en el caso de los discapacitados, esas barreras son aun mayores.

“Los jóvenes con discapacidad sufren mayores riesgos de experimentar violencia sexual y deben hacer frente a barreras mayores para acceder a la educación y a los servicios de salud sexual y reproductiva”, dijo Sharafi a IPS.

“El UNFPA y el programa We Decide abogan por que todos los jóvenes con discapacidad gocen de sus derechos humanos, incluidos el de no discriminación y el de poder vivir una vida libre de violencia”, subrayó.

Sharafi agregó que el programa fue diseñado en colaboración con personas jóvenes discapacitadas, que tomaron en consideración sus necesidades.

Con ese fin, Kvitvaer señaló que la educación sexual no solo debe concentrarse en los aspectos negativos del sexo, sino también en los positivos.

“También creo que es importante no solo concentrarse en los problemas que puedan ocasionar las relaciones sexuales, como embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual, sino también que el sexo es algo bueno cuando es consensuado y no es malo querer mantener relaciones sexuales, al igual que no querer tenerlas”, explicó.

Esta semana se conmemoran los 10 años de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que según Sharafi, “es una de las pocas que explícitamente se refiere a la salud sexual y reproductiva”.

Por Lyndal Rowlands
http://www.ipsnoticias.net/2016/07/falta-educacion-sexual-para-adolescentes-discapacitadas/

9 de septiembre de 2016

Sin mujeres no hay desarrollo.



África no cumplirá sus aspiraciones de desarrollo si no cierra la brecha de género, causante de que más de la mitad de la población del continente —las mujeres— esté marginada social, económica y políticamente, según afirma el nuevo Informe sobre Desarrollo Humano en África 2016, titulado Acelerando la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en África. En él se explicita que solo en 2014 África subsahariana perdió unos 95.000 millones de dólares, lo que equivale a un 6% de su PIB, debido a la desigualdad de género en el mundo laboral. También que las mujeres no alcanzan los mismos niveles de desarrollo humano que los hombres, lo que pone en peligro la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS), de Naciones Unidas, y de la Agenda África 2063, de la Unión Africana.

El documento, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) fue presentado el domingo 28 de agosto en el curso de la conferencia internacional sobre el desarrollo del continente, celebrada en la capital de Kenia, Nairobi. Su tesis principal es que reduciendo la brecha de género, África no solo conseguiría un gran desarrollo económico, sino que también contribuiría de manera significativa a alcanzar los objetivos de desarrollo nacionales e internacionales. Por eso la igualdad de género beneficia tanto a hombres como a mujeres.

El informe se centra en analizar los factores políticos, económicos y sociales que dificultan el avance de las mujeres africanas y propone estrategias, políticas y acciones concretas para cerrar la brecha de género en el continente.

El desarrollo humano no es posible sin igualdad de género

Este estudio llega en un momento en el que el continente africano está viviendo grandes cambios, incluyendo una fuerte transformación social y económica que han dado lugar a avances significativos en el desarrollo humano.

Sin embargo, el afrooptimismo que caracterizó al inicio de siglo ha ido decayendo arrastrado por varios factores:

Como la crisis económica que ha sacudido al mundo y que ha ocasionado que disminuyera la demanda de materias primas, como el petróleo, el gas o minerales, de la que las economías de muchos países dependen, afectado grandemente sus beneficios económicos.
Los disturbios políticos y las luchas civiles se han sucedido en varios países del norte, este y centro de África.
La epidemia de Ébola que puso de manifiesto la vulnerabilidad y fragilidad de muchas sociedades africanas ante una catástrofe y ha hecho retroceder los avances económicos y sociales de Guinea, Liberia y Sierra Leona.
La sequía que actualmente afecta al Sahel, Cuerno de África y sur del continente causa grandes dificultades a las personas de los países afectados.
Igualmente, la lucha contra el terrorismo y el extremismo religioso, puede tener efectos devastadores en el orden civil y social.
Todos estos ingredientes tienen dimensiones significativas con respecto al género porque las mujeres son las más afectadas por estas situaciones teniendo en cuenta los papeles que les vienen impuestos por la sociedad y que generalmente están relacionados con la provisión de alimentos y el cuidado de los más jóvenes, los enfermos y los ancianos mientras que tienen que hacer frente a la pérdida de los medios de subsistencia y al deterioro de la salud y la seguridad.

Según se desprende de los datos de UNDP, África tiene una de las tasas más rápidas de mejora en el desarrollo humano (salud, educación, empleo...) de las últimas dos décadas pero, no obstante, sigue manteniendo las tasas más bajas de desarrollo humano de todo el mundo. Es verdad que no todos los países africanos son iguales, pero hay algo que les unifica: la desigualdad de género está presente en casi todos ellos.

El nexo entre la igualdad de género y el desarrollo humano se basa en la superposición de tres elementos:

Económico: uno de los factores que determina la igualdad de género es la presencia de las mujeres en los lugares de trabajo y de toma de decisiones económicas. Las disparidades económicas y laborales entre hombres y mujeres siguen siendo la norma en muchos países africanos. Esta desigualdad se manifiesta en término de acceso a los bienes económicos, la participación en el lugar de trabajo, las oportunidades empresariales y el uso de los beneficios y de los recursos naturales y el medio ambiente.

Además, las mujeres suelen tener empleos vulnerables con una débil regulación y protección social limitada debido a las diferencias en la educación y la falta de correspondencia entre las capacidades de las mujeres y las demandas del mercado laboral. Esto empuja a muchas de ellas a la economía informal. Los datos apuntan a que fuera del empleo informal agrícola, el 66% de las mujeres africanas se mueven en este sector.

El aumento de la participación femenina en el mercado de trabajo no ha significado mayores oportunidades de empleo remunerado para las mujeres. La brecha salarial de género, fuera de la agricultura, es un fenómeno generalizado en toda África subsahariana, donde se estima en un 30%. Es decir, que por cada dólar que gana un hombre en las empresas, los servicios o el comercio, las mujeres solo consiguen 70 céntimos.

Si la situación económica de las mujeres mejora, también lo hace el nivel económico de sus familias, lo que contribuye a la reducción de la pobreza. Por eso la igualdad de género beneficia a toda la sociedad.

Social: el acceso a la salud y a la educación son factores determinantes de la igualdad de género y de la autonomía de la mujer. En general, la desigualdad de género en los servicios sociales se traduce en un menor número de oportunidades para las mujeres en particular y para la sociedad en general, para lograr el bienestar. En las últimas décadas muchos países africanos han visto como un mayor número de ciudadanos acceden a la salud, la educación u otros servicios sociales básicos. Estas mejoras incluyen a las mujeres y a las niñas. Sin embargo, todavía muchas de ellas se enfrentan a privaciones graves de salud debido a factores como el matrimonio infantil, la mutilación genital, la violencia sexual y física, la alta incidencia de la mortalidad materna…

En el campo de la educación, prácticamente se ha conseguido la paridad en la escolarización primaria. Sin embargo, la discriminación de género sigue siendo significativa en la enseñanza secundaria y terciaria. Las razones por las que las niñas no acuden a la escuela varían pero a menudo están asociadas a la pobreza, el origen étnico, la exclusión social, el vivir en zonas rurales o barrios pobres, la lejanía geográfica, los desastres naturales, los conflictos armados, la falta de servicios básicos y la mala calidad de la educación. Cuando estas barreras interactúan con el género crean mayores desventajas para las niñas.

Político: Cuantas más mujeres ocupan posiciones políticas y de liderazgo, más difícil resulta ignorar o silenciar sus derechos, prioridades, necesidades e intereses.

Mucho progreso se ha conseguido en este campo, tanto en el sector público como en el privado. Muchos países han visto a las mujeres llegar a los parlamentos u ocupar altos puestos de responsabilidad. Pero las estructuras sociales y políticas existentes todavía impiden que las mujeres desarrollen todo su potencial a la hora de participar en la agenda económica, social y política de sus países.

El impacto de las normas legales y sociales

Existe un alto número de normas internacionales que promulgan la igualdad de género, pero la desigualdad reinante pone de manifiesto que estas leyes y declaraciones por sí solas son insuficientes para alcanzarla, especialmente en África. Y eso a pesar de que este continente ha completado la legislación internacional con regulaciones propias adoptadas en el seno de la Unión Africana, entre las que cabe destacas el Protocolo de Maputo (2003) y la Declaración Solemne sobre Igualdad de Género en África (2004).

Sin embargo, hay que tener en cuenta que las normas sociales y culturales desempeñan un papel muy importante en este campo. Normalmente, se convierten en los principales obstáculos a la hora de conseguir la plena igualdad de géneros.

Según el Afrobarómetro de 2015, un cuarto de los africanos no aceptan el concepto de igualdad de género y rechazan cualquier intento de igualar la mujer al hombre. Esto es reflejo de la prevalencia de las normas sociales que asignan diferentes posiciones y privilegios a las mujeres y a los hombres. Cambiar estas tradiciones es prioritario para conseguir la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres.

En busca de soluciones

El informe también sugiere algunos programas y políticas con la intención de acelerar la igualdad de género y su inclusión plena en las agendas de desarrollo. Todos ellos pasan por apoyar:

La adopción de reformas legales y políticas y la aprobación de planes para promover el empoderamiento de las mujeres.
Los recursos nacionales para promover y aumentar la participación y el liderazgo de las mujeres en la toma de decisiones en el hogar, la economía y la sociedad.
La capacidad de aplicar enfoques multidisciplinares para mitigar los impactos de las prácticas de salud y educación discriminatorias.
A las mujeres para que obtengan la propiedad y la gestión de los activos económicos y medioambientales.
La idea detrás de estas propuestas es que solo asegurando que las mujeres reciben las mismas oportunidades económicas, sociales y políticas que los hombres, pasando de una igualdad jurídica a una sustantiva, pueden los gobiernos asegurar que su progreso en los campos del crecimiento económico y del desarrollo humano sea totalmente inclusivo de todos los ciudadanos y sostenible a largo plazo.


http://elpais.com/elpais/2016/08/25/planeta_futuro/1472140824_389913.html?por=mosaico

7 de septiembre de 2016

Las mujeres españolas encabezan la desigualdad de género en el hogar.


Las mujeres españolas, junto a las italianas, son las que más tiempo extra dedican a labores domésticas respecto a los hombres, según un estudio sobre 19 países de la Universidad de Oxford. La investigación analizó el tiempo empleado en las tareas del hogar por hombres y mujeres que viven en 19 países desde la década de 1960 hasta la primera década del siglo 21.
Calcularon a lo largo de más de medio siglo en todos esos países que ser mujer puede estar vinculado con la realización de dos horas extra de trabajo de casa por día en comparación con un hombre. La buena noticia para las mujeres, sin embargo, es que la cuota global de los hombres ha aumentado. En la primera década de este siglo, los países más tradicionales en el sur de Europa han empezado a alcanzar a los países avanzados rápidamente en materia de igualdad de género, según el estudio.
El análisis de 66 estudios de uso de tiempo entre 1961 y 2011 revela que las mujeres italianas y españolas fueron las que han pasado mayor cantidad de tiempo en tareas domésticas durante todo el período. Hasta el final de la primera década del siglo 21, así fue en mucha mayor medida que el resto de mujeres estudiadas, con los hombres italianos a la cabeza de los que menos tareas domésticas realizan.
En 1980, las mujeres italianas dedicaban al día 243 minutos (más de 4 horas) más a tareas domésticas que los hombres, pero para el año 2008 este objetivo se había reducido en un cuarto, hasta un extra de 183 minutos (poco más de 3 horas). En España, se produjo un descenso notable: las mujeres realizaban un tiempo extra en labores domésticas de 174 minutos (casi 3 horas) respecto a los hombres en 2002, pero bajó a 139 minutos (2 horas 19 minutos) en 2009.
Junto a las mujeres en Italia y España, las féminas que más tiempo dedicaron a las tareas domésticas en la mayor parte o la totalidad del período de 50 años estaban en Polonia, Yugoslavia/Eslovenia, Francia y Alemania. A través de todos los países y períodos de tiempo, las mujeres casadas, hombres casados y los que tienen hijos que viven en el hogar compartido son los que más tiempo dedican a las tareas domésticas, informa la Universidad de Oxford.
El estudio muestra que las mujeres en el Reino Unido han disminuido la cantidad de tareas domésticas de modo paulatino, mientras que los hombres en el Reino Unido han aumentado constantemente su acción durante el período de 50 años, aunque no en la misma proporción. En 1961, las mujeres del Reino Unido dedicaban al hogar un tiempo extra de más de 195 minutos (casi 3,5 horas), este objetivo para el año 2000 se había reducido a 90 minutos con una caída superior a 74 minutos más antes de 2005, dice el estudio.
Los países nórdicos están a la vanguardia en la tendencia hacia la igualdad de género, según el documento. Sugiere que 'no hay límite absoluto' en la búsqueda de una mayor igualdad en lo referido al reparto de las tareas domésticas, pero esas políticas favorables a la familia perseguidas en los países nórdicos, como la disponibilidad de servicios de cuidado temprano de los niños, han significado que las mujeres estén mejor apoyadas. Las mujeres en Noruega, Finlandia y Dinamarca, dedican poco más de una hora más a tareas domésticas que los hombres, según las más recientes encuestas de uso del tiempo.
Durante décadas, los hombres en los Estados Unidos, Canadá, Australia, Finlandia y los Países Bajos han aumentado su protagonismo doméstico, pero el estudio revela que los avances en la igualdad de género se redujeron durante algunos períodos, sobre todo en la década de 1980, con más calado en los Estados Unidos en la década de 1990 . Aunque la investigación encuentra que los países continúan moviéndose en la gestión de la igualdad de género, puede haber límites si no se produce un cambio en la actual política social, las actitudes de los empresarios y directivos, y los entendimientos culturales acerca de los roles masculinos y femeninos en la sociedad.
El coautor del estudio Oriel Sullivan, profesor de sociología del género y Co-Director del Centro para la Investigación del Uso del Tiempo de la Universidad de Oxford, comenta: "El panorama general es de un movimiento continuo hacia que los hombres y mujeres compartan las tareas del hogar de manera más equitativa. A pesar del progreso evidente en las últimas décadas, nuestra investigación sugiere que se está dando una ralentización de la igualdad de género en muchos países.

http://www.publico.es/sociedad/mujeres-espanolas-encabezan-desigualdad-genero.html

6 de septiembre de 2016

La mujer en la colonia.


Durante las primeras décadas del siglo xvi la corona española estimuló la emigración familiar para evitar que los conquistadores se mezclaran con las nativas, para mantener la pureza de sangre y la garantía de una continuidad cultural. A pesar de todo, el número de mujeres que llegó a América es escaso. Por tanto, las relaciones sexuales interétnicas fueron una constante durante la época colonial.
Según el historiador chileno Luis Vitale, las mujeres blancas que desembarcan en América, lo hacen con la intención de establecerse y vincularse a algún conquistador para alcanzar un futuro mejor. Aquellas que no lo consiguen desempeñan varios oficios, como cocineras, tejedoras, vendedoras, etc., y según Vitale, un importante número se convierte en prostitutas.
La mujer tiene la labor de preservar los valores como la castidad y el honor,  íntimamente ligado a la preservación de la virginidad que «tenía un doble significado físico y espiritual en la tradición cristiana, pero también implicaba importantes connotaciones sociales. Al denotar una condición física, también simbolizaba la castidad y el respeto de los cánones morales de la iglesia. La virginidad era muy importante dentro de la política, de los intereses matrimoniales y familiares, en la medida en que una novia virgen representaba una línea segura de sucesión libre de indeseables manchas o intrusiones. En tiempos de la Colonia, la doncella era distinta a la soltera. La primera era virgen, la última, no». Pero cuando los conquistadores llegan al Nuevo Mundo, ya existen comunidades matriarcales, por lo que ese criterio de virginidad en las mujeres indígenas difiere del de las españolas, para estupor de los cronistas recién llegados. Silvanus Morley en La civilización maya2 aduce que «a la mujer soltera con uno o más hijos ilegítimos no se le hace más difícil conseguir un compañero que a sus hermanas más virtuosas» en las culturas mesoamericanas. En el mismo sentido, el cronista Fernández de Oviedo, en su Historia general y natural de las Indias, dirá que: «En cierta fiesta muy señalada e de mucha gente [...] es costumbre que las mujeres tienen libertad, en tanto que dura la fiesta —que es de noche— de se juntar con quien se lo paga o a ellas les placen, por principales que sean ellas en sus maridos. E pasada aquella noche, no hay de por ahí adelante sospecha ni obra del tal cosa, ni se hace más de una vez en el año [...] ni se sigue castigo ni celo ni otra pena por ello».
Ante esta perspectiva, la administración colonial reserva para las mujeres un lugar de vasallaje, donde el recogimiento en el hogar, la fidelidad y el decoro son las virtudes que amparan la moralidad de una esposa y, puesto que uno de los pilares donde se asienta la sociedad colonial es la familia, la soltería en la mujer será deshonrosa. Según el artículo de Carolina A. Navarrete González La mujer tras el velo: Construcción de la vida cotidiana en el Reino de Chile y en el resto de América Latina durante la Colonia, las doncellas, que se casan tempranamente, son un negocio para los padres que eligen sus candidatos de acuerdo a los bienes que aportan a la sociedad conyugal, si bien «la soltería femenina en los primeros años de la conquista no existió. Todas las mujeres en edad de casarse, fueran mestizas o criollas, eran solicitadas de inmediato por los españoles para perpetuar su apellido en el Nuevo Mundo».3 Pero muchas de ellas optan por el retiro conventual para evitar el vínculo al que son sometidas. Tal es el caso de la chilena Úrsula Suárez, que prefiere ingresar en el Monasterio de las Clarisas a los 12 años (edad mínima para casarse con el solo consentimiento del padre), según testimonia en su Relación autobiográfica, ante la angustia que le provoca la perseverancia de su madre por casarla. Úrsula identifica el matrimonio con la muerte.
Aunque no se ha encontrado suficiente información acerca de la representación femenina durante la Conquista, la interacción de la mujer indígena con la sociedad española le permitió servir de agente mediador entre ambas civilizaciones, logrando además vencer el anonimato histórico gracias a su actitud rebelde; se trata de mujeres que rompen con los convencionalismos de la época y adquieren notoriedad por actos relevantes, como es el caso de La Malinche, amante de Hernán Cortés, de Inés Suárez, compañera del conquistador Pedro de Valdivia, de la cacica Anacaona, que desafía a los colonizadores en La Española o de la aventurera donostiarra Catalina de Erauso, la monja Alférez.

Por M. Ángeles Vázquez

1 de septiembre de 2016

Nueva licencia maternal discrimina a muchas mujeres en India.


La reformada Ley de Beneficios para la Maternidad, de 1961, que aumentó de 12 a 26 semanas la licencia maternal paga en India, generó más malestar que aplausos por su carácter discriminatorio.
La enmienda también habilita a las madres que siguen amamantando a trabajar desde su casa cuando se le termina la licencia maternal y obliga a los establecimientos con más de 50 empleados a tener una guardería.
Incluso, la reforma colocó a este país en el tercer lugar entre los que otorgan mayor licencia maternal, detrás de Noruega, con 44 semanas, y de Canadá, con 50 semanas.
El aspecto más positivo de la norma es que por lo menos reconoce que las mujeres tienen derecho a gozar de beneficios maternales, fundamental en un país conocido por su arraigada discriminación contra la población femenina y que suele registrar los peores índices en materia de equidad de género.
Pero todavía no conforma porque solo beneficiará a una ínfima proporción de mujeres empleadas en el sector formal e ignorará a la vasta cantidad de las que trabajan por contrato, campesinas, jornaleras, independientes y trabajadoras del hogar.
Sudeshna Sengupta, de la Campaña por el Derecho a la Alimentación, señaló que 29,7 millones de mujeres quedan embarazadas cada año en India.
“Aun si se aplicara totalmente la ley, hay estudios que muestran que solo beneficiará a 1,8 millones de mujeres del sector formal y que dejará afuera a 99 por ciento de las que integran la fuerza laboral”, precisó la activista.
“Si eso no es discriminación, entonces qué es”, preguntó.
“En India, las asalariadas constituyen solo cinco por ciento de las 1,8 millones de trabajadoras. El resto se desempeña en el sector informal. ¿Qué justicia hay en dejar a ese grupo fuera de la nueva ley?”, insistió Sengupta.
Las trabajadoras pobres que trabajan como jornaleras en India no gozan de ningún beneficio por maternidad. Crédito
Por su parte, Kavita Krishnan, secretaria de la Asociación de Mujeres Progresistas de Toda India, opinó que los beneficios por maternidad deben ser universales y beneficiar a toda la población femenina.
“En India, la mayoría de las mujeres son jornaleras o trabajan por contrato en condiciones de explotación. Ni siquiera están contempladas en las leyes laborales. En cuanto queda embarazada, se la considera una carga. La nueva norma no contiene disposiciones para erradicar esa mentalidad”, subrayó Krishnan a IPS.
Muchas de las empleadas consultadas por IPS dijeron que el embarazo suele ser un elemento de quiebre en la relación con sus empleadores.
Sakshi Mehra, gerenta de una fábrica textil de exportación en Nueva Delhi, contó que sus empleadores estaban encantados con su trabajo y hasta le duplicaron su salario al año de ingresar. Sin embargo, “las cosas cambiaron de forma drástica cuando quedé embarazada. Mi jefe me pasaba insinuando que tenía que buscar un trabajo más ‘fácil’. Fue como que me hubiera vuelto discapacitada de un día para el otro”.
Esa mentalidad retrógrada es común en muchos ámbitos laborales de India. Si bien algunas mujeres se revelan, otras ceden a la presión y se retiran en silencio.
Otro gran problema de la reforma es que no menciona a la licencia por paternidad, cuestionan activistas, colocando toda la responsabilidad de la crianza de los hijos en la madre, un golpe para la igualdad de género.
Numerosos estudios muestran una menor mortalidad infantil y una mayor igualdad de género en sociedades donde ambos padres participan en la crianza de los hijos. La licencia por paternidad no solo contribuye a que los varones se vuelvan padres más sensibles, sino que ayuda a las madres a asumir su nuevo papel.
Según la ginecóloga y obstetra Mansi Bhattacharya, del hospital Fortis, en Noida, en el estado de Uttar Pradesh, no hay motivos por los cuales los padres no puedan desempeñar un papel relevante en la crianza de los hijos.
“La licencia por paternidad permite que los padres ayuden a sus esposas en un momento fundamental. También, el vínculo temprano entre el padre y su hijo garantiza una relación más sana y sensible. Además, colabora para que las nuevas madres no se sientan agobiadas por sus nuevas responsabilidades”, explicó.
Una investigación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) señala que los hijos con padres “más involucrados” tienen un mejor desarrollo en sus primeros años de vida. La licencia por paternidad, sumada a políticas laborales flexibles, facilita la participación.
Además, la licencia paternal también es una poderosa herramienta para impulsar la diversidad de género en el ámbito laboral, en especial cuando se combina con flexibilidad horaria o la posibilidad de trabajar a distancia, precisan analistas.
“La licencia por paternidad no es una situación de uno u otro”, precisó Deepa Pallical, coordinadora nacional de la Campaña Nacional por los Derechos Humanos de los Dalits, en diálogo con IPS.
“Un niño o una niña necesitan de la participación de ambos padres para una crianza equilibrada. Toda política que ignore esa realidad fundamental es un fracaso”, subrayó.
Aumentar la licencia de ambos padres eleva las posibilidades de que las mujeres retornen al trabajo con más tranquilidad y con mejores perspectivas laborales, indicó. Es un beneficio especialmente importante en India, que tiene la menor participación femenina en el ámbito laboral en todo el mundo: solo 21,9 de las indias y 14,7 por ciento de las que trabajan en las ciudades.
Las mujeres en India representan solo 24 por ciento de la fuerza laboral asalariada, muy por debajo del promedio mundial de 40 por ciento, según el último informe del Instituto Global McKinsey.
India tiene una de las peores desigualdades de género en materia de participación laboral, según datos del Banco Mundial.
Las pérdidas que genera a la economía la falta de participación laboral femenina es descomunal. Lakshmi Puri, directora ejecutiva adjunta de ONU Mujeres, señaló en 2011 que el crecimiento de India podría mejorar 4,2 por ciento con mayores oportunidades de trabajo para la población femenina.
El estudio “Mujeres, empresas y derecho”, elaborado por el Banco Mundial este año, señala que unos 80 países otorgan licencia por paternidad, entre ellos Islandia, Finlandia y Suecia. El salario en ese lapso en los países nórdicos se cubre en parte y en general lo financia el Estado.
Entre los vecinos de India, Afganistán, China, Hong Kong y Singapur prevén unos pocos días de licencia para los padres.
Algunas compañías indias impulsan a sus empleados a tomarse unos pocos días por paternidad. Las empresas estatales y, en los últimos tiempos, los bancos públicos incluso los alientan a tomarse 15 días.
Pero en Estados Unidos, empresas como Netflix, Facebook y Microsoft otorgan generosas licencias por paternidad de varios meses y totalmente pagas.
Quizá India podría seguir el ejemplo de ellos para hacer frente a un asunto que no solo afecta a casi la mitad de sus 1.200 millones de habitantes, sino que también tendría un enorme impacto en la economía nacional.
La decisión correcta no solo ayudará a reducir la discriminación y a mejorar los resultados sociales, sino también a aumentar los dividendos demográficos, una situación en la que todos ganan.

Por Neeta Lal

http://www.ipsnoticias.net/2016/08/nueva-licencia-maternal-discrimina-a-muchas-mujeres-en-india/

Traducido por Verónica Firme