1 de febrero de 2012

Violencia sexual.



La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la violencia sexual como:

"todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de la relación de ésta con la víctima, en cualquier ámbito, incluidos el hogar y el lugar de trabajo"



La violencia sexual es tanto una causa como una consecuencia de la desigualdad entre sexos y de la discriminación basada en género. Ésta se manifiesta de diversas formas, entre ellas: violación, acoso sexual, trata de personas, incesto, sexo transaccional, matrimonio forzado, esterilización forzada, aborto forzado y embarazo forzado.


A pesar de que la violencia sexual y la explotación existen en toda sociedad y en todos los sectores sociales, las personas pobres, jóvenes y de otro modo privadas del derecho de representación son particularmente vulnerables. El embarazo no protege a las mujeres de la violencia sexual. Asimismo, las mujeres son particularmente vulnerables durante y después de conflicto armado y después de desastres naturales, ya que las familias son separadas y se desata el caos en la comunidad. Los estudios documentan que es frecuente, ya que casi una de cada cuatro mujeres padecen violencia sexual perpetrada por una pareja íntima y hasta una tercera parte de las adolescentes manifiestan que su primera experiencia sexual fue forzada.


Reconocida internacionalmente como una violación de los derechos humanos fundamentales, la violencia sexual también puede propiciar graves problemas de salud y hasta la muerte. Entre las consecuencias de salud que no son mortales se encuentran: afección de estrés postraumático, trauma y lesión físicos, como desgarres vaginales, infecciones de transmisión sexual, embarazo no deseado, aborto espontáneo y aborto inseguro.


A la vez que se hace un manejo de los factores políticos y jurídicos que contribuyen a la perpetuación de la violencia sexual, Unimédicos centra sus esfuerzos en las dimensiones de salud del problema. Los programas que busca apoyar Unimédicos van dirigidos hacia los prestadores de servicios de salud para que proporcionen servicios integrales a las víctimas/sobrevivientes, y trabaja para una fuerte implantación de políticas y directrices para brindar apoyo a estos servicios.


Una revisión sobre las intervenciones del sector salud muestra que los profesionales clínicos a menudo necesitan recibir capacitación en la prestación de servicios a víctimas/sobrevivientes de agresión sexual; y que los establecimientos de salud donde se proporciona tratamiento para la agresión sexual atraen más mujeres que los establecimientos forenses, es debido a esto que se considera un problema de salud pública el cual debe ser erradicado por completo de nuestra sociedad.

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