30 de noviembre de 2016


El mobbing, también conocido como acoso laboral o acoso moral, es la acción de un acosador o acosadores sobre una víctima, con el fin de producirle miedo hacia su lugar de trabajo. Las victima reciben una violencia injustificada de tipo psicológico, manifestada a través de actos hostiles (insultos, rumores, vacio…). Estas acciones pueden prolongarse durante meses o incluso años y, en los casos más graves, se puede llegar a la violencia física o sexual.
Para definir el acoso laboral, podríamos decir que es toda conducta abusiva realizada de forma consciente, repetitiva y premeditada y que atenta contra la dignidad y la integridad física o psicológica de la persona afectada, con el objeto de conseguir que abandone el puesto de trabajo o de empeorar su clima laboral.
El objetivo final del mobbing suele ser conseguir el abandono del puesto de trabajo por parte de la víctima, ya que la consideran una amenaza para sus intereses personales. Este acoso puede llegar tanto de los superiores (para conseguir eliminarla de la empresa sin coste económico) como de los propios compañeros de trabajo (por la necesidad de control y destrucción de un individuo con tendencias psicopáticas).
El mobbing suele utilizar técnicas de “tortura” muy sutiles. El acoso es clandestino y no suele haber testigos que se pongan de parte de la víctima y estén dispuestos a testificar sobre lo que está sucediendo. Este tipo de violencia no deja huella, tan solo puede percibirse el progresivo deterioro físico y psicológico de la víctima. Por ello, hay ocasiones en los que la propia víctima se encuentra indefensa pensando que nadie va a creerle o que la gente creerá que ha hecho algo para merecer ese trato. Hay muchos casos en los que la víctima sufre este acoso sin saberlo, pensando que es una parte de su trabajo que debe soportar.
Por ello, es importante que la persona tome conciencia de que lo que le están haciendo no es correcto y que no se culpabilice. Para poder denunciarlo deberá además conseguir datos reales y objetivos de lo que está sucediendo (testigos, grabaciones, escritos…) que puedan probar, sin ninguna duda, que no se trata de algo surgido de su imaginación.
La sociedad se está sensibilizando ante este problema, que ha sido calificado como “la plaga laboral del siglo XXI”. Esto está haciendo que las empresas tomen medidas para prevenir, detectar y cortar de raíz estas situaciones.

Diagnóstico del mobbing: Situaciones que sí son mobbing y situaciones que no lo son

En su significado original, el termino mobbing se utilizaba para explicar el comportamiento animal en el que varios miembros débiles de una misma especie atacaban a un miembro más fuerte. En la actualidad se utiliza para describir la situación en la que un individuo es sometido a presión psicológica por uno o más miembros del grupo, con la complicidad o silencio del resto. Los expertos opinan que el este tipo de acoso es una de las experiencias más devastadoras que puede sufrir un ser humano en una situación social “normal”.
Para que una situación de acoso pueda ser considerada como mobbing se requiere que sea una conducta consciente, que tenga como objetivo disminuir la estima o las capacidades de la persona en su puesto de trabajo para poder eliminarla del grupo y que se mantenga en el tiempo (al menos seis meses) con una frecuencia de acoso al menos semanal.
Para aclarar aún más el concepto explicaremos a continuación que situaciones pueden calificarse como mobbing y cuáles no:

Sí es mobbing:

Los siguientes comportamientos deben estar dirigidos exclusivamente a la persona afectada para que pueda hablarse de mobbing.
Ataques a la víctima con medidas organizacionales: Rechazo a reconocer su valía, trato inferior a los demás, sobrecarga de trabajo o, por el contrario, asignarle tareas de poca valía o dejarle sin trabajo, robar su trabajo, negarle la formación necesaria para realizar su trabajo, cambiar continuamente sus objetivos, ser objeto de procedimientos disciplinarios por causas insignificantes o inventadas…
Ataques a la víctima mediante aislamiento social: Ser separado o marginado de sus compañeros, ser humillado o criticado, distorsionar sus palabras o conductas…
Ataques a la vida privada: Negarle permisos o vacaciones, recibir burlas sobre su vida privada…
Situaciones muy graves: Violencia física ya sea sobre objetos (tirar cosas, dar portazos…) o sobre la propia víctima.

No es mobbing:

El rechazo social por el que una persona es ignorada pero no perseguida.
El stress generado por trabajar bajo presión o en ambientes muy competitivos.
Mantener conflictos con compañeros.
Padecer un jefe con personalidad complicada (autoritario, exigente, perfeccionista…)
Situaciones conflictivas laborales por diferencia de intereses.
Conflictos interpersonales puntuales entre dos individuos del mismo poder.
Conflictos laborales en los que esté afectado un grupo de trabajadores.

Consecuencias del mobbing

El acoso laboral es un problema grave, que no solo afecta a las víctimas directas. Sus consecuencias negativas se extienden a su familia y amigos, sus compañeros de trabajo, la empresa e incluso a todo el conjunto de la sociedad, ya que genera unos altos costes asistenciales. En los artículos de esta sección trataremos de exponer todas las consecuencias negativas de este problema:

Consecuencias psicológicas:

El mobbing puede ocasionar en la victima un trastorno de estrés postraumático, que se caracteriza por la somatización del trastorno, los problemas emocionales, la depresión y la ansiedad.
Depresión: El acoso laboral provoca pérdida de autoestima, bajo autoconcepto, sentimientos de culpa… Si se prolonga en el tiempo, puede desencadenar un cuadro depresivo grave.
Ansiedad: Las victimas de mobbing pueden desarrollar un trastorno de ansiedad generalizado, caracterizado por el miedo y las conductas de evitación, que pueden, en los casos más graves, conducirles al suicidio.

Consecuencias físicas:

El acoso continuo y sistemático provoca graves problemas a nivel físico (trastornos gastrointestinales, trastornos del sueño, desajustes del sistema nervioso autónomo…)
Consecuencias familiares:
El acoso laboral puede provocar problemas en la relación de pareja y repercutir negativamente en el desarrollo psicológico de los hijos.

Consecuencias sociales:

Las personas que han sufrido mobbing pueden desarrollar conductas inadaptadas desde el punto de vista social, que pueden ir del aislamiento a la agresividad.

Consecuencias laborales:

Además de perder o tener que abandonar el puesto de trabajo por causa del acoso laboral, muchas víctimas de mobbing encuentran serias dificultades para volver a integrarse en un puesto de trabajo.

Consecuencias para la empresa:

La propia empresa puede sufrir muchas pérdidas por las situaciones de acoso (pérdida de rentabilidad, mal clima laboral, deterioro de su imagen pública…)

http://www.elmobbing.com/

28 de noviembre de 2016

Sube violencia contra mujer negra en Brasil, pese a mejores leyes



Cuatro meses en el hospital y varias cirugías le salvaron la vida a la brasileña Maria da Penha Fernandes, pero los daños del disparo de escopeta dejaron parapléjica a los 37 años. Cuando volvió al hogar, el marido intentó electrocutarla en el baño.
No había dudas, el autor del primer atentado, el tiro por la espalda mientras dormía una noche de mayo de 1983, había sido también el esposo, que había buscado exculparse atribuyéndolo a unos asaltantes.
Ella dejó la casa protegida por un dictamen judicial que le aseguraba la guardia de las tres hijas que tuvo con el agresor e inició, desde su silla de ruedas, una batalla de 19 años en la justicia para que el homicidio frustrado no quedase impune.
“La Ley Maria da Penha establece que primero hay que hacer la denuncia ante la policía para llegar a los órganos judiciales y se sabe que la policía no protege la mujer negra...El obstáculo es el racismo, sin reconocerlo las políticas públicas no serán adecuadas a las necesidades de la mujer negra. Hay que enfrentar el racismo, preparar los funcionarios, sean policiales o gestores, a atendernos como seres humanos": Jurema Werneck.
Luego de dos condenas en tribunales brasileños que los abogados del reo lograron anular, en los años 90, ella recurrió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que emitió en 2001 un fallo acusando el Estado brasileño de omisión y recomendando un juicio definitivo y medidas para eliminar violencias contra la mujer.
Finalmente en 2002 el homicida en grado de frustración fue condenado a 10 años de cárcel, pero logró la libertad luego de cumplir solo dos años.
El principal triunfo de Da Penha, una biofarmacéutica de Fortaleza, capital del estado de Ceará, en el Nordeste de Brasil, fue inspirar una ley que lleva su nombre, aprobada por el legislativo Congreso Nacional en 2006, contra la violencia de género y que castiga ejemplarmente a los agresores de mujeres.
Estas agresiones, sin embargo, siguieron aumentando en las estadísticas brasileñas, aunque en ritmo menor.
De 1980 a 2006 el número de mujeres asesinadas creció 7,6 por ciento al año, mientras de 2006 a 2013 ese índice bajó a 2,6 por ciento, según el Mapa de la Violencia, elaborado por Julio Jacobo Waiselfisz, coordinador de estudios sobre ese tema en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en Brasil.
La Ley Maria da Penha, las comisarías de mujeres y otros instrumentos “sí son eficaces contra la violencia, pero sus recursos son insuficientes”, evaluó a IPS la secretaria ejecutiva de  la Red Nacional Feminista de Salud Derechos Sexuales y Reproductivos, Clair Castilhos Coelho.
Pero hay una realidad importante en este país latinoamericano de 205 millones de habitantes: los resultados dispares según el color de la piel.
“Para las mujeres negras la situación se agravó”, lamentó a IPS la médica Jurema Werneck, una de las coordinadoras de Criola, organización no gubernamental que promueve los derechos de las afrodescendientes.
En 10 años los asesinatos de mujeres negras por razones de género aumentaron 54,2 por ciento, alcanzando 2.875 en 2013, mientras las blancas se beneficiaron de una reducción de 9,8 por ciento, de un total de 1.747 en 2003 a 1.576 en 2013, según los datos recogidos por el Mapa da la Violencia.
“El racismo explica ese contraste. Los mecanismos de combate a la violencia no protegen la vida de todos de manera igual”, señaló Werneck.
“La Ley Maria da Penha establece que primero hay que hacer la denuncia ante la policía para llegar a los órganos judiciales y se sabe que la policía no protege la mujer negra”, explicó.
“El obstáculo es el racismo, sin reconocerlo las políticas públicas no serán adecuadas a las necesidades de la mujer negra. Hay que enfrentar el racismo, preparar los funcionarios, sean policiales o gestores, a atendernos como seres humanos”, acotó.
Una aplicación más adecuada de la Ley Maria da Penha seria llevar las denuncias directamente al Ministerio Público (fiscalía) y a la Defensoría Pública, lo que exige más fiscales y defensores en lugar de policías, como se está haciendo en algunos barrios de la sureña ciudad de São Paulo, abogó Werneck.
Además es necesario combatir el “racismo institucional”, que contamina muchos órganos policiales, por ejemplo, y “una acción junto a la sociedad para valorizar la mujer negra”, siempre marginada en la historia de Brasil, concluyó.
Otra conquista femenina fue la aprobación, en marzo de 2015, de la ley que castiga como “crimen hediondo (repugnante)”, con agravación de las penas, el feminicidio o femicidio, definido como el asesinato de la mujer en razón de su condición sexual.
Brasil se convirtió así en el 16 país latinoamericano en contar con una ley contra el feminicidio, en un país que el Mapa de la Violencia sitúa como el séptimo en un ranking internacional y donde según cifras oficiales divulgadas al refrendarse la norma mueren en promedio unas 15 mujeres cada día por razón de género.
Pero la violencia contra las mujeres, que tiene el 25 de noviembre como el Día Internacional para su eliminación y que da paso a 16 días de activismo contra el flagelo machista, comprende otras formas de agresión que afectan a la población femenina en su vida cotidiana.
En Brasil los homicidios de varones suman cerca de 92 por ciento del un total que se va acercando a 60.000 al año, una cifra que solo tiene cifras similares en situaciones de guerra intensa.
Pero en otras violencias, como agresiones físicas,  sicológicas y económicas, violaciones sexuales y abandono, las víctimas femeninas suelen ser mayoría.
En el Sistema Único de Salud fueron atendidas en 2014 un total de 147.691 mujeres que sufrieron algún tipo de violencia, el doble de los hombres. Eso corresponde a 405 mujeres necesitando atención médica cada día, a causas de agresiones.
La última Investigación Nacional de Salud, que realizan el Ministerio de Salud y el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística cada cinco años, reveló que 2,4 millones de mujeres fueron víctimas de agresiones practicadas por alguien que conocen, contra 1,3 millones de varones.
En términos de violaciones sexuales, el Anuario Brasileño de Seguridad Pública, registró 47.646 casos en Brasil, 6,7 por ciento menos que en el año anterior. Pero la reducción, basada en registros, no indica una tendencia porque especialistas creen que dos tercios, o hasta 90 por ciento, de los casos no son denunciados.
“La violencia contra mujeres puede estarse intensificando a causa del nuevo protagonismo de las mujeres antes sumisas en el hogar, sufriendo en silencio. Roto el viejo paradigma, con las mujeres conquistando derechos, trabajando, votando y denunciando, los opresores reaccionan con más agresiones”, sostuvo Castilhos.
Hay también un incremento de las denuncias, producto de las conquistas femeninas, como las leyes Maria da Penha y del Feminicidio, e incluso de reglas que obligan a informar sobre estas violencias,  como hechos de salud pública, añadió.
En su opinión, “la mayor violencia contra una mujer en los últimos años en Brasil fue la destitución de la expresidenta Dilma Rousseff (1 enero 2011-31 agosto 2016), sin la justificación de un delito comprobado, por un parlamento donde la mayoría (de sus miembros) es acusada de delitos electorales y de corrupción”.
El clima político generado por el nuevo gobierno, presidido por Michel Temer, el  vicepresidente que sustituyó a Rousseff, “abre espacio a más violencia contra mujeres, por su carácter misógino”, sin mujeres al frente de algún ministerio y con propuestas que anulan el empoderamiento anterior de las mujeres, teme Castilhos.

Por Mario Osava
http://www.ipsnoticias.net/2016/11/sube-violencia-contra-mujer-negra-en-brasil-pese-a-mejores-leyes/

18 de noviembre de 2016

Angélica Dass: la fotografía como herramienta de cambio contra la discriminación.


Hace 21 años, las Naciones Unidas declararon el 16 de noviembre como Día Internacional para la Tolerancia. Esta efeméride nos recuerda y hace presente el trabajo que queda por hacer en este sentido, ya que millones de personas sufren a diario, como un acto cotidiano, discriminación por su orientación sexual, género, creencias religiosas u orígenes culturales, entre otros motivos.

Este es el caso de Angélica Dass, a la que confundieron con una mujer senegalesa en el metro y tuvo que soportar comentarios despectivos por ello. "Éstas no se saben comportar", dijeron un grupo de mujeres españolas, que no disimularon su desprecio hacia las jóvenes africanas que reían y charlaban animadamente en wolof, una de las lenguas mayoritarias de África Occidental. Nada diferente a como haría cualquier otro grupo de adolescentes y jóvenes entre amigas.
"Justo entonces, estábamos colaborando con Alianza por la Solidaridad en un proyecto sobre el pelo como identidad cultural y en ese momento íbamos a una reunión. Yo llevaba trenzas, así que esas mujeres que nos insultaron asumieron que yo era africana y me hicieron sentir como se sienten ellas a menudo, como el escalón más bajo de la sociedad española: mujeres negras subsaharianas", recuerda la fotógrafa brasileña y voluntaria de la ONG desde prácticamente sus orígenes.
A Angélica Dassle preocupa la situación internacional actual, marcada por el triunfo del discurso racista del nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el desamparo de miles de personas refugiadas en Europa.
Ese incidente en el metro ha sido una de las pocas veces que he sentido discriminación por mi imagen. Yo soy afortunada, puedo permitirme cierta ropa, así que no soy foco policial, alguien a quien pedirle la documentación, como ocurre a menudo con quien tiene un aspecto más humilde. Por eso no me gusta hablar de racismo -explica Dass-; prefiero hablar de discriminación: cuando hay cuentas bancarias llenas, parece que no importa el color de la piel", añade.

La artista asegura que sus proyectos surgen de motivaciones personales. En esta ocasión, su enfado íntimo se transformó en Vecinas, un periódico que muestra la vida familiar de las mujeres subsaharianas que residen en el Estado español. "Pero ¿qué sabrán de estas mujeres para hablar así de ellas?", pensé en ese momento. Así que puse en marcha esta iniciativa, para mostrar la realidad de estas mujeres que son enfermeras, amas de casa, economistas... Quería reunir su álbum de fotografías familiar de Mali para que la sociedad mayoritaria viera que podría ser el de cualquiera de nosotros y nosotras. Las protagonistas aparecían en el colegio, en la universidad, en la playa, en su fase de hombreras gigantes de los 80... La discriminación surge del desconocimiento, y yo quería conectar con la sociedad española".
Este proyecto, que nace de una colaboración con Alianza por la Solidaridad para sensibilizar a partir de la deconstrucción de prejuicios mediante imágenes, acabó convertido en una exposición que se exhibió en Matadero, espacio emblemático de Madrid, y, más adelante, en el barrio de Aluche, como parte de las actividades que celebran anualmente en el que es el distrito con mayor población de origen migrante de la ciudad. "Es un espacio simbólico, porque a un lado de las vías del tren estaba la exposición y, al otro, el CIE de Madrid, donde se encierra a personas migrantes que no han podido regularizar su situación administrativa", indica.

Angélica Dass es, además, autora de Humanae, su proyecto más reconocido, que transforma los colores de la piel humana en pantones, -un sistema utilizado en las artes gráficas que permite identificar colores mediante un código determinado- a partir de miles de fotografías de la cara de personas de 17 países diferentes. Desmonta así la idea de raza. De nuevo, la fotografía y el arte como reflexión para desmontar ideas preconcebidas.

En el Día Internacional de la Tolerancia, le preocupa la situación internacional actual, marcada por el triunfo del discurso racista del nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el desamparo de miles de personas refugiadas en Europa, pero es optimista. "Es cierto que ahora existe más gente capaz de explicitar un discurso racista abiertamente, como puede suceder en EEUU, pero también hay más gente dispuesta a dar la cara por los demás y a alzar la voz contra la discriminación. En España, por ejemplo, es cierto que el Gobierno no acoge el número de personas refugiadas con el que se había comprometido, pero también existe un movimiento muy importante de colectivos y personas que han pedido que se cumplan estos compromisos. Hay más gente dispuesta a plantarle cara al racismo y a la discriminación.", indica.

¿Su herramienta de trabajo contra la discriminación? Su profesión. "Creo mucho en las historias colectivas que cuenta la fotografía. Para mí es una herramienta para luchar contra la discriminación, en el sentido de que es una forma de que las personas afectadas cuenten su historia. Cuando como voluntaria hago talleres en Alianza por la Solidaridad con migrantes subsaharianos, les digo lo único que sé de vosotros es que saltáis la valla de Melilla ¡y me miran como si estuviera loca! Después les explico que es la imagen que los medios nos venden de ellos, y que por eso es fundamental que, para luchar contra los prejuicios, sean ellos y ellas quienes cuenten su propia historia. Utilizo la imagen para dar voz a los que no la tienen. Esa es la clave", concluye.

http://www.huffingtonpost.es/celia-serrano/angelica-dass-la-fotograf_b_13049908.html?utm_hp_ref=spain

16 de noviembre de 2016

Tu cuerpo es tuyo.


Desde mediados de los sesenta del pasado siglo un número de mujeres artistas de diversos países como Ana Mendieta, Marina Abramović, Esther Ferrer u Orlan, entre otras muchas, han venido utilizando sus cuerpos desnudos como medio de expresión personal, con ello reivindican quiénes son y cómo son percibidas en su relación con el mundo.
Your Body Is a Battleground (Tu cuerpo es un campo de batalla) es uno de los eslóganes más conocidos en el mundo feminista, pese a ser de 1989. Con estas palabras la norteamericana Barbara Kruger atacó los estereotipos admitidos por la historia del arte, mientras ese mismo año el discurso de las Guerrilla Girls decía en un gigantesco cartel frente al MET de Nueva York Do Women Have To Be Naked To Get Into the Met. Museum? (¿Las mujeres tienen que estar desnudas para entrar en los museos?) sobre la imagen de reconocible pese a llevar una careta de gorila de a “Gran Odalisca” de Ingres. como ejemplo claro la tradición iconográfica del desnudo femenino. Con esta obra retomaron la reivindicación de la propiedad del cuerpo de la mujer tanto como sujeto pasivo y como lo siguen realizando muchas de las artistas activistas.

La sociedad de consumo ha convertido al cuerpo femenino en el objetivo de los propósitos más violento del neocapitalismo
Por otra parte, la sociedad de consumo ha convertido al cuerpo femenino en el objetivo de los propósitos más violento del neocapitalismo, la perfección exigida socialmente solo pueden permitirse las naturalezas extremadamente privilegiadas o las mujeres que pueden disponer de una renta muy superior a la media, en definitiva la alta cosmética, la cirugía plástica, los entrenadores personales, las firmas de alta costura… son un lujo para ricas, y digo bien “ricas” porque aunque parece que el hombre está dando pasos de gigante para aproximarse al mundo del cuerpo perfecto, las estadísticas aun les deja a mucha distancia.
Preocupa especialmente el mundo adolescente, ya que el proceso de convertirse en un cuerpo adulto está socialmente mal visto, pese a no haberse encontrado aun a día de hoy la fuente de la juventud eterna y es en ese mundo, en el que se mueven las más jóvenes, la influencia que tienen los medios de comunicación y especialmente la publicidad, es verdaderamente preocupante ya que consiguen llevar al desprecio y a la ridiculización todos los cuerpos y aptitudes que no se ajustan a los cánones que ellos mismos imponen, despreciando el respeto tan necesario para su propio cuerpo y dejando secuelas psicológicas difíciles de superar.

Con idea de reivindicar la dignidad del cuerpo, tal y como se hizo hace más de ochenta años, artistas españolas siguen trabajando para volver a la realidad la imagen de la mujer lejos de estereotipos, falsos cánones y visiones idealizadas y trasnochadas. En la exposición “Haciendo cosas normales” de la artista abulense Yolanda Lalonso, podemos ver representada a la mujer “de talla grande” que más se ve obligadas a asumir su corpulencia e intentar apartarse de los convencionalismo para aparecer desnuda en tintas negras y poder sentirse como una mujer completa, poderosa y feliz.

“Hacía cosas normales, ajena al horror que despertaban las formas de mi cuerpo”

Convertidas en el eterno objeto de deseo masculino, las obras de Yolanda se alejan poderosamente de las características consideradas como bellas, evidenciando mujeres que se encuentran a veces casuales, en otras plácidas y en otras provocativas, pero siempre indiscutiblemente poderosas y que el espectador podría adivinar como autorretratos. Dice la artista que “un día de verano normal, en un mundo aparentemente normal, sentí la necesidad de escapar de aquellos que me contemplaban. Me armé de pincel y tinta china y comencé a disparar, asegurándome mi propio lugar”.

“Haciendo Cosas Normales” es un proyecto de obra gráfica en el que la tinta negra delimita un trazo, un ritmo y una expresividad que demuestran la gran dibujante que se esconde, mostrando unas imágenes llenas de valentía y sensibilidad no exentas de denuncia social y todo ello en unos espacios apenas esbozados que nos evocan los atardeceres de la costa mediterránea.

Por 
http://tribunafeminista.org/2016/11/tu-cuerpo-es-tuyo/

14 de noviembre de 2016

'Un matrimonio sin hombre'



Marcela y Elisa protagonizaron algo insólito en la España del siglo XX: dos mujeres casándose por la Iglesia. Aunque para ello, Elisa tuvo que vestirse de hombre y convertirse en Mario.
Le  tendrían que haber chivado a Marcela y Elisa, hace más de 100 años, que al final tendrían una calle en su honor en A Coruña. Supongo que se habrían mirado con extrañeza y no se lo habrían creído. Marcela y Elisa eran amigas, maestras y novias, y pasaron a la historia por convertirse en el primer matrimonio gay de España a principios del siglo XX. Una pareja que se las ingenió para recibir la bendición de un párroco que probablemente ni era consciente ni imaginaba la trascendencia casi épica de su hazaña, incluso en nuestros días.

Claro que por aquel entonces Marcela y Elisa no eran simplemente Marcela y Elisa. Elisa también era Mario, un treintañero de pelo corto y bigote que, a ojos del párroco, los padrinos y los testigos ―y, claro está, a ojos también de Dios―, era un hombre emparejado con una mujer. Eso era "lo normal", por tanto, lo admisible. Y así se casaron un 8 de junio de 1901. Marcela como Marcela y Elisa como Mario.
"Es una historia única e insólita. Pero la conocemos porque al final se descubrió el engaño. Pudo haber otras historias que no conocemos porque acabaron bien", señala Narciso de Gabriel, catedrático y decano de la Facultad de Ciencias de la Educación de Universidad de A Coruña y autor de Elisa y Marcela. Más allá de los hombres (Ediciones del Silencio). Durante años, De Gabriel ha estado examinando recortes de la prensa de la época para intentar reconstruir, aunque solo sea en parte, esta historia de amor y subversión.
El desenlace es sabido: las pillaron. Y por ello fueron perseguidas, humilladas y ridiculizadas en su pueblo, Dumbria, de poco más de 5.000 habitantes, y también menospreciadas por la prensa gallega y madrileña. "Un matrimonio sin hombre", tituló La Voz de Galicia un artículo en el que se descubría la verdadera naturaleza del matrimonio. Esto desató el escándalo y también la indignación. Les negaban los trabajos y recibían desprecios constantes por su condición sexual. "Las linchaban en la puerta de su casa y querían hacerle pagar su osadía", reconoce el catedrático.
"La historia de Marcela y Elisa no es solo la historia de un matrimonio insólito para la época. Abarca muchas otras luchas y reivindicaciones que van desde el feminismo, el travestismo o el hermafroditismo", explica Rocío Fraga, socióloga y concejala de Igualdad y Diversidad del Ayuntamiento de A Coruña.

Cuando se descubrió todo, Elisa negó que fuese Mario y aseguró ser hermafrodita. El 14 de julio de 1901, Elisa declaró a la revista El Suceso Ilustrado: "En mi niñez he vestido faldas, pero notando que me sentía más hombre que mujer, consulté en el extranjero, diciéndome un médico que era hermafrodita y que podía optar por el sexo masculino, por prevalecer éste en mí". Pero tras someterse a examen médico se confirmó que, en efecto, Elisa era una mujer y no hermafrodita como ella aseguraba. Y el clero hizo presión para que se anulara el matrimonio. Pero esa acta de nulidad nunca se llegó a firmar. Según De Gabriel, ni la Iglesia de San Jorge (donde se casaron) ni el Registro Civil llegó a anular nunca el matrimonio, "aunque la prensa de la época informó que sí se había hecho".

Lo que se pregunta todo el mundo al llegar hasta aquí es por qué se casaron, si podrían haber intentado pasar desapercibidas sin despertar las sospechas de la Iglesia. De Gabriel apunta algunas hipótesis aunque insiste en que todo son simples "conjeturas". La primera interpretación que dio la prensa fue que una de ellas se quedó embarazada por accidente y entonces intentaron dar una figura paterna al niño. "Pero yo me inclino por pensar que quizá el embarazo no fue accidental, y que las dos quisiesen tener descendencia", justifica De Gabriel.
"Yo lo veo también como una estrategia de supervivencia en una época en la que todo el mundo se casaba, era lo habitual, e incluso como una forma privada de festejo", explica la historiadora María Castejón. "Este punto hace incluso la historia más subversiva". En ese sentido, Castejón destaca que hasta el momento de casarse no despertaron sospechas porque las maestras ―de las pocas mujeres alfabetizadas de la época― gozaban de una permisividad mayor. "No era raro, por ejemplo, que las maestras fueran solteras o vivieran juntas, lo que explica cómo se desarrolló la relación de Marcela y Elisa, que primero eran amigas y luego se enamoraron".

Desterradas de su pueblo, acabaron en Portugal, a pesar de que pesaba tras ellas una orden de búsqueda y captura. Fueron incluso enjuiciadas: las acusaban de "falsedad documental" y en total estuvieron 13 días en prisión. Per un grupo de mujeres feministas de Oporto exigieron su liberación e incluso recaudaron dinero en solidaridad con ellas. "De hecho, la única constancia histórica que se tiene de ellas es una carta a un diario en la que agradecían a Portugal las muestras de aprecio recibido. El resto, solo nos llega a través de la imagen que dio la prensa. No hay testimonios personales que nos permitan indagar más allá", argumenta De Gabriel.

Según lo que cuenta en Elisa y Marcela. Más allá de los hombres tampoco lograron vivir en paz en Portugal, y acabaron en Argentina malviviendo como criadas. El dinero no daba para las dos y menos para ese bebé que acaba de nacer. Así que decidieron que Elisa se casara con Christian Jensen, un danés que regentaba un negocio local, y tratar así de heredar algo cuando este falleciera. Pero ni con esas, un día el hombre empezó a desconfiar de Marcela (que se hacía pasar por la hermana Elisa) y lo descubrió todo. También la prensa argentina se hizo eco de la noticia.

"A partir de ahí, el final es muy abierto", explica Fraga. Las últimas informaciones publicadas en el diario Público, y recabadas por el catedrático Narciso de Gabriel, apuntan a que Elisa se pudo haber suicidado en Veracruz, o que murió de un cáncer terminal en 1940 en Buenos Aires. "Yo prefiero pensar que la historia no acabó tan mal, y que les perdimos la pista, porque se escondieron y pudieron, por fin, vivir tranquilas", concluye Fraga.

por Anna Pacheco

https://broadly.vice.com/es/article/matrimonio-lesbico-espana-1901?utm_source=broadlytwes