31 de mayo de 2017

Machismo y cosificación de la mujer: un flagelo social.


En el documento “Toward a Fuller Conception of Machismo: Development of a Traditional Machismo and Caballerismo Scale”, publicado por el Journal of Counseling Psychology y escrito por académicos de la Universidad Estatal de Arizona, se brinda una aproximación al concepto de machismo que define el término como un comportamiento guiado por una “fuerza masculina” que, de una forma u otra, conduce todo tipo de conductas igualmente masculinas.

El machismo ha sido entendido y definido por los estudiosos como un ethos (costumbre) conformado por comportamientos que “se espera” realicen los hombres provenientes de países latinoamericanos, especialmente en relación con características como el sexismo, el chovinismo y la hipermasculinidad.
Para Mayo y Resnick (1996) citados en el documento mencionado al inicio de este artículo, el machismo involucra además la dominación de la mujer, a la cual se ve como única responsable de la crianza de los hijos y el servicio perpetuo a los hombres.

El pensamiento machista se adscribe a un discurso centenario de creencias de origen cultural, premisas antropológicas que definen al hombre y la mujer como figuras con roles pre-asignados e inamovibles que justifican las oportunidades laborales de un género y las obligaciones domésticas de otro.

En un ámbito psicológico y sociológico, el machismo es un fenómeno que amerita ser analizado partiendo no solo de sus características negativas sino también considerando las posibles acepciones positivas que se tienen de él en un contexto sociocultural válido, donde la conducta machista es entendida como una cuestión de orgullo y honor y adquiere, el término, un matiz vinculado a lo que se conoce popularmente como caballerismo.

No obstante, este artículo no busca abordar los factores individuales, políticos, familiares e incluso religiosos que influyen en una interpretación aceptable o favorable al machismo en los países latinoamericanos; en cambio, lo que se pretende es profundizar en la consecuencia de mayor perjuicio social en la actualidad: la cosificación de la mujer.

EL PENSAMIENTO MACHISTA SE ADSCRIBE A PREMISAS ANTROPOLÓGICAS QUE DEFINEN AL HOMBRE Y LA MUJER COMO FIGURAS CON ROLES PRE-ASIGNADOS E INAMOVIBLES

Gemma Sáez, autora del estudio “¿Empoderamiento o Subyugación de la mujer? Experiencias de la Cosificación Sexual Interpersonal”, publicado por la Universidad de Granada (España), define la cosificación sexual como la reducción de la mujer a su cuerpo, o a partes de su cuerpo.

El acto de cosificar es, en esencia, justamente lo que indica: proceder con una metamorfosis en la que no se da voz de voto al sujeto central, sino que se le somete suprimiendo sus cualidades humanas y convirtiéndolo en una cosa, en un objeto que, en el caso de la mujer, ciertos factores culturales y la influencia mediática ponen a disposición del disfrute de otros.

El rol de la influencia mediática, por ejemplo, es palpable en la publicidad y en los medios de comunicación, y responde directamente a las expectativas y tendencias culturales predominantes, como ocurre en México con las presentadoras de la sección meteorológica en los noticieros,  un tema que ha generado polémica por el modo en que se exhibe y fomenta la ideología machista y la cosificación sexual de la mujer.

Para la feminista Marta Lamas, este fenómeno es simplemente un reflejo de la realidad de México, donde el machismo “forma parte de la identidad nacional” y “persiste hasta en las rancheras”.
La cosificación de la mujer y el machismo se relacionan directamente: el pensamiento machista promueve la cosificación al desestimar la igualdad de derechos de la mujer en cuestiones elementales, como la libertad. El machismo entendido en la dimensión del sexismo y el despotismo de género apoya la visión de una mujer sometida a las expectativas, deseos y necesidades del hombre, entre ellas, la satisfacción sexual.

Pero las consecuencias de la cosificación no solo retraen la construcción de una sociedad más igualitaria y mayores oportunidades de educación y crecimiento laboral para las mujeres, también constituyen un flagelo para la salud emocional.

La cosificación de la mujer que se promueve naturalmente en los medios de comunicación, por ejemplo, influye seriamente en la percepción que las niñas y adolescentes adquieren de sí mismas, en la apreciación de su cuerpo, en el establecimiento de prioridades y en la formación de creencias que no siempre son positivas.

De hecho, la cosificación sexual de la mujer que habla de medidas perfectas y de un régimen de belleza estándar (el de las modelos y famosas) se vincula con el desarrollo de trastornos como la anorexia, la bulimia, la depresión, la ideación suicida y el suicidio.
El machismo definido como un conjunto de comportamientos a favor de la sumisión de la mujer trasciende, desde luego, los límites de la comunidad hispana, al igual que la cosificación de la mujer vista como un fenómeno de reducción de la humanidad a un estado de objeto útil.

El Islam, por ejemplo, ha sido una religión polémica ante los ojos de la cultura occidental por permitir ampliamente el castigo físico y la subordinación de la mujer como parte de sus creencias. No obstante, entra en este caso la disputa entre la libertad de credo y la aceptación de la violencia de género, o en otras palabras: ¿es aceptable la cosificación de la mujer cuando forma parte de un conjunto de creencias? ¿Toleramos la cosificación como sociedad siempre y cuando sea religiosa?

Tanto el machismo como la cosificación son fenómenos que involucran elementos de carácter religioso, político e histórico. Las sociedades patriarcales, desde luego, presentan una alta dosis de machismo en comparación con cualquier sociedad matriarcal; lo preocupante, en realidad, no es la diversidad de riqueza histórica ni el legado cultural, ni siquiera la documentación dogmática, sino la negación de la humanidad como condición inherente a todo ser humano.

La cosificación es resultado de dicha negación, en tanto se considera a la mujer como sujeto inferior al hombre y se asume su existencia como argumento a favor del placer y la satisfacción del sexo masculino y no como lo que es por derecho universal: un individuo naturalmente digno y de valor por su condición de persona humana, capaz y merecedor de las mismas oportunidades.


Por
 Rita Arosemena P.

https://www.psyciencia.com/2016/13/machismo-cosificacion/


26 de mayo de 2017

Feminicidio en México, relacionado con trata de personas.



El aumento de casos de feminicidio tiene múltiples causales, entre ellas, existe un vinculación directa con la trata de mujeres con fines de explotación sexual comercial y la presencia del crimen organizado, ubicado de manera concreta en Norte en el país, indica el informe, “Trata de personas en México” 2017.
 El reporte hecho por la organización Hispanics in Philanthropy (HIP), a través de entrevistas a 70 organizaciones, realizó una radiografía sobre las rutas y situaciones de trata de personas en México, donde explica que “existe una feminización en el tema de trata de personas el cual está encasillado en la explotación sexual por los numerosos casos de violencias y feminicidio”.
 HIP es una red transnacional de donantes comprometidos a fortalecer el liderazgo, la voz y la equidad de las comunidades latinas en todo el Continente americano. Reúne a donantes, organizaciones civiles, investigadoras para estudiar diversas realidades.
 La investigación sostiene que en la región Norte, se ubica como foco rojo de trata de mujeres con fines de explotación sexual, los municipios de Tijuana, Tecate y Ensenada en Baja California.
 Asimismo, en Chihuahua y Ciudad Juárez se mantiene un fenómeno ya denunciado por organizaciones civiles y madres de víctimas de feminicidio en 1993; la relación entre la desaparición de mujeres para fines de explotación sexual y el feminicidio, como el término de este círculo de violencia contra las mujeres.
 Lo mismo sucede en Nuevo León y Coahuila, reporta la organización. La situación se torna compleja en esta zona, al contar con la presencia de crimen organizado, cruces migratorios, y rutas férreas.
 Los testimonios de agrupaciones, indica el documento, hablan de la falta de preparación de las autoridades gubernamentales en esta zona para identificar si una desaparición puede tener relación con una situación de trata o bien, la burocracia y corrupción dentro del sistema se opone como un elemento para realizar acciones efectivas de búsqueda y acceso a la justicia.

REGIÓN CENTRO

En esta área geográfica que considera la Ciudad de México, Puebla, Tlaxcala, Morelos, Estado de México, Michoacán e Hidalgo, la organización advierte que la dinámica de trata de personas se combina con actividades ilícitas, por ejemplo, en Puebla identificaron que las mujeres son intercambiadas entre grupos delictivos con fines de esclavitud sexual y laboral.
 Para esta área se tiene ubicado de manera muy concreta las características de las víctimas que son mujeres: jóvenes de 16 a 22 años de edad –y en algunos casos se indica que niñas de 10 años- mujeres indígenas, y mujeres estudiantes de telesecundaria rural o bachilleratos urbanos.
 Las organizaciones civiles consultadas refieren que entidades como Michoacán donde la delincuencia está articulada, una vez que llegan a localizar alguna mujer víctima de explotación sexual, ante el peligro y por su seguridad, la tienen que enviar a la Ciudad de México, lo mismo sucede en Tlaxcala.
 La investigación arrojó que los tratantes en la zona Centro han diversificado sus modus operandi, más efectivos y menos visibles, esta situación se mezcla con el rechazo al tema por parte de las autoridades de gobierno, “no hay información o no se ha querido hablar del tema”, subraya el documento.

EL BAJÍO

El informe destacó que en la zona del Bajío –que comprende los estados de Querétaro, Guanajuato, San Luis Potosí, Jalisco, Zacatecas, Aguascalientes, Colima y Nayarit- las organizaciones civiles presumen que el alto índice de mujeres adolescentes desaparecidas –en específico esta población- podría estar relacionado con la trata para fines de explotación sexual.
 Sin embargo, el análisis del grupo de investigadores de HP, concluyó, que no existen cifras o elementos que avalen esta hipótesis, por lo que la desaparición de mujeres adolescentes creen, “puede responder a la ausencia de un núcleo familiar estable, pero también a las malas condiciones de seguridad en el estado, así como a un nivel alto de falta de oportunidades para estudiar y emplearse dignamente en algún sector regulado”, describen.

SUR

En el sur del territorio, HP observó que en las comunidades indígenas, los padres de familia con frecuencia ofertan y venden a sus hijas menores de edad y adolescentes, a quienes forzan a contraer matrimonio sin que las autoridades logren detectar la situación, “por la falta de lineamientos claros para hacerlo y porque justifican la acción como aspectos de usos y costumbres”.
 Esta área conformada por Campeche, Chiapas, Tabasco, Veracruz, Yucatán, Quintana Roo, Oaxaca y Guerrero, también se identifica como un punto de cruce migratorio, identificado como foco rojo para cooptar mujeres migrantes con fines de explotación sexual.
 Sin embargo, a partir del rastreo que hizo el equipo de investigación se identificó que no existe protección ni atención para las víctimas. Y sólo lograron identificar en esta zona tres refugios especializados para atender a mujeres víctimas de trata.

http://www.cimacnoticias.com.mx/taxonomy/term/5882
Hispanics in Philanthropy   informe “Trata de Personas en México”.   Trata de mujeres con fines de explotación sexual comercial  

25 de mayo de 2017

“No es posible una economía social y solidaria si no es feminista”

 Contactamos con Alicia Rius y Ana Álvarez, para hablar de economía feminista, ámbito en el que llevan años trabajando. Ellas hablan de su compromiso con la construcción de sociedades más justas, equitativas y felices para todas las personas. De su lucha por el reconocimiento de las aportaciones de las mujeres y de la necesidad de favorecer un modelo de desarrollo que tenga en el centro la vida, la sostenibilidad medioambiental, la justicia económica y la democracia. Así es su concepto de economía…y de vida.
Comencemos conociendo qué hace el Instituto de Mujeres y Cooperación (IMC), cuáles son sus objetivos y proyectos.
El Instituto de Mujeres y Cooperación nace en el 98, con la voluntad de incorporar la perspectiva feminista a los proyectos de intervención social. Está compuesto por abogadas, psicólogas, mujeres de distintos ámbitos. Con el tiempo hemos ido profundizando y madurando nuestra postura en el Feminismo.
Empezamos gestionando un espacio de Igualdad de mujeres magrebíes, que estuvo funcionando 6 años. Gestionamos un espacio de Igualdad en Villaverde, puntos de violencia de género en San Sebastián de los Reyes y acabamos de inaugurar un espacio de Igualdad en Arganzuela que se llama Juana Dueñas. Nuestros principales clientes son las administraciones públicas, aunque también asesoramos a fundaciones privadas.
En el ámbito de lo no pagado nos dedicamos a la economía social y solidaria y asesoramos a muchísimas mujeres que tanto en lo privado como en lo empresarial están poniendo en marcha proyectos.
En 2015 fundamos la Red de Economía Feminista en Madrid, de la que forman parte 20 entidades feministas, con el objetivo de visibilizar empresas y profesionales feministas.
Cada vez toma más fuerza la necesidad de potenciar un tipo de economía alternativa, social, solidaria. ¿Qué relación tiene este tipo de mirada, de visión, con los feminismos? ¿Cómo pueden retroalimentarse entre sí la economía social con la economía feminista?
Nosotras aterrizamos en la economía social y solidaria, que en principio es un ámbito privilegiado, pero también ahí hace falta el feminismo. Cuando hablamos de poner en el centro el valor de la vida de las personas, hablamos también de afrontar las desigualdades. Hay que poner la mirada en qué pasa con la presencia de las mujeres, en los roles, en las diferencias que existen en el emprendimiento, según lo lleven a cabo hombres o mujeres, etc. No habrá economía social y solidaria si no es feminista.
La economía social y feminista no es hablar solo de lo público, sino también del reparto de los cuidados. La economía feminista consigue conectar nuestros cuerpos con el mercado, es decir, no somos sujetos aislados y tenemos que revisar nuestra vida en las casas, en las comunidades, en los distritos, en las asociaciones, tenemos que darle una vuelta a cómo tenemos organizada nuestra vida.
Incluso dentro de la economía social y solidaria se promociona y es más visible quien tiene una heroicidad militante, quien es capaz de dedicar muchas horas a estar en espacios formales o informales, ¿a costa de qué?
Valorar los cuidados y la singularidad de las personas y situaciones
Los cuidados sostienen el mundo, aunque no sean valorados. Las mujeres se han ocupado de estos cuidados. Pero el modelo no da más. Hay otro modo de afrontar esto y es quizás uno de los aspectos más revolucionarios del modelo económico que defiende el feminismo.
Claro, estamos planteando muchas propuestas. De entrada, lo primero es fortalecer nuestras entidades porque es difícil la interlocución entre nuestras entidades y los clientes. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Madrid nos exige unos horarios.
Los cuidados se tienen en cuenta en la forma de organizar el trabajo, hay que dar valor a las opiniones subjetivas, ser horizontales….la economía feminista es educar en la democracia de la participación y tener en cuenta las necesidades de cada persona.
Y desde hace tiempo estamos proponiendo hacer comunidades cuidadoras. Dejar de sobrecargar a las familias con todas las exigencias de la crianza, del cuidado a las personas mayores e intentar articular apoyos desde lo comunitario. Por ejemplo, cómo te puedo ayudar con tu abuela, cómo me ayudas con la crianza…
Se requiere hacer empresas que no pongan el beneficio económico en el centro.
Y exigir a las instituciones que el trabajo de cuidados esté respaldado, con recursos especializados que atienda la singularidad de las familias y las personas. No es lo mismo una familia monomarental, o una con personas mayores en situación de dependencia…
¿Se trasladan roles y tendencias machistas que existen en la sociedad a las cooperativas y entidades que forman parte de la economía social y solidaria? Por ejemplo, que los cargos de decisión o gestión tiendan a ser ocupados por ellos.
¡Claro! Es verdad que es un contexto más privilegiado, pero llevamos siglos de historia patriarcal y hay muchas cosas que seguir mejorando.
En las asambleas es muy común que los hombres usen más los turnos de palabra, aunque haya más mujeres. Hace falta empoderar a las mujeres, hace falta que los hombres revisen sus privilegios.
Nosotras creamos hace 5 años ‘Tangente’, formada por 17 entidades. Recientemente se ha creado la comisión de feminismos dentro de la Red de Economía Alternativa y Solidaria (REAS) de Madrid. Y vamos a estar ahí.

¿Qué permite materializar el feminismo en el ámbito económico?

Feminizar la política y la economía es poner en valor cosas que hasta ahora no han sido valoradas. Por ejemplo, el valor del consenso, el valor de la escucha…es importante lo que se dice, pero también cómo se dice, y también lo que no se dice. Hay que poner el foco en esa otra forma que hemos tenido las mujeres de sostener la vida, basada en el consenso, en la cultura de la paz. Sin idealismos, sin esencialismo, pero dando importancia a cómo lo hemos hecho.

Empoderamiento

Es habitual consultar a “expertos” en todos los campos e ignorar a las mujeres. Es necesario trabajar por el empoderamiento de las mujeres y también replantear la división sexual del trabajo. ¿Cómo se articula esto?

Nosotras, siempre que nos piden una persona experta, en cualquier campo, damos el nombre de una mujer. Creemos en las acciones positivas. Si además es negra, o gitana, mucho mejor. También hay que dar una vuelta al concepto de experto. ¿Qué es lo experto? Dentro del marco que tenemos, capitalista y empresarial, la persona experta es la que ha hecho muchos masters, tiene títulos. No es la persona más humilde, la que relativiza su conocimiento, sino la que se embiste de poder. Personas expertas para nosotras son esas personas que llevan años conociendo una realidad y que saben desde la humildad que les da esa experiencia, que les falta mucho por saber, la realidad es cambiante y no podemos absolutizar. Hay muchos ejemplos, la cooperativa ‘Abierto hasta el amanecer’ lleva años asesorando a las empleadas en el sector doméstico, pero están en la sombra y para nosotras son mucho más expertas que el líder sindical que firma los convenios.
Esas cooperativas son una alternativa para la mejora de las condiciones de las empleadas en el sector doméstico y de cuidados, en su mayoría mujeres. ¿Es esto una tendencia? ¿Se están creando cooperativas de trabajo doméstico?
Se está avanzando. En Madrid hay ya cinco cooperativas del sector constituidas.

¿Es un indicador de avance el Feminismo?

Creemos que sí. Se está sumando gente nueva, joven. En el I Congreso de Economía Social y Solidaria que recientemente se ha celebrado en el barrio de Tetuán, el área que más interés despertó fue el de Feminismo. Estamos viviendo el desarrollo del Feminismo de base, la gente empieza a entender que sin Feminismo no hay democracia, no hay nada. Movilizaciones como el Tren de la Libertad, el 7N, o el último 8 de marzo son algunas muestras. Y también es cierto que las crisis sistémicas como la que vivimos van acompañadas de un movimiento social fuerte.

El cambio que propone la economía feminista tiene que ver con esa base social. Pero también hay medidas legislativas que pueden contribuir. ¿Cuáles serían prioritarias?

La renta básica es fundamental. La Igualdad en los permisos de maternidad y paternidad que plantea la PPiiNA. Fortalecer el desarrollo de empresas de economía social y solidaria que defienden los principios de la Constitución, como es la igualdad, con beneficios fiscales o ayudas. Y dotar de presupuesto a la Ley de Dependencia, hay que dar valor a esos trabajos que sostienen la vida.

Entrevista a Alicia Rius y Ana Álvarez, del Instituto de Mujeres y Cooperación 
http://amecopress.net/spip.php?article15740



18 de mayo de 2017

La precariedad tiene rostro de mujer.


Las cifras de desigualdad salarial saltan de vez en cuando a las noticias y nos dejan en shock: las mujeres cobran entre un 20 y un 25% menos que los hombres. Pero ¿qué significan realmente estas cifras y por qué sucede esto?
A veces la brecha salarial se mide como la diferencia entre el salario medio de los hombres y el de las mujeres –y ya sabemos que las medias pueden esconder situaciones muy diversas–. Estas cifras, por tanto, no quieren decir que a igual trabajo cobremos un 25% menos. Aunque si tomamos por ejemplo la media por hora trabajada, sigue siendo alta: casi un 15%, según el último Eurostat. Un informe reciente de la UGT concluye que las mujeres cobramos menos en la mayoría de sectores, en todos los niveles educativos, con cualquier tipo de contrato y de jornada. En teoría, los convenios colectivos impiden la discriminación salarial pura y dura, pero todavía se da que a mismo trabajo, diferente sueldo. Primero, porque se reconocen de forma distinta empleos que tienen igual valor, según estén realizados por hombres o por mujeres, pero también porque se premian con complementos salariales unas tareas en detrimento de otras o se pagan de forma distintas las horas extra.

Lo que indican los números, y cualquier dato que haga referencia al género en el ámbito laboral, es que la desigualdad está instalada en nuestra sociedad y se reproduce muy especialmente en el mundo del trabajo. Así, una parte importante de esta diferencia nos indica que la precariedad se ceba más en las mujeres. O sea, si los empleos están cada vez más degradados, con salarios más bajos y más inseguridad, podemos estar seguras de que los peores lugares de la jerarquía laboral son femeninos. Así, el 72% de las jornadas parciales en España lo ocupan mujeres y la mayoría no lo ha elegido, sino que no ha encontrado otra opción –el 58%–. Con estos minijobs ya sabemos que no se puede vivir, es decir, tener un trabajo, ya no garantiza salir de la pobreza. El porcentaje pues de trabajadoras pobres en España es el más alto de la UE, tan solo superado por Rumanía.

En la carrera de los indicadores, también quedan las últimas. Por ejemplo, este primer trimestre la tasa de paro femenina se incrementó hasta el 20,5%, mientras que la masculina se mantuvo en el 17,2%. Y es que la posibilidad de embarazo y los permisos de maternidad todavía implican desigualdad a la hora de encontrar trabajo. Otro triste récord gracias a las últimas reformas laborales del PP es que somos el país de Europa con más trabajos temporales. Otra vez, de mayoría femenina y sigue subiendo, casi el 80% de los contratos firmados por mujeres son temporales. Temporalidad, jornadas parciales e inestabilidad en el empleo cóctel perfecto para presionar a la baja los salarios. A los empresarios, sobre todo del sector servicios –donde más se concentran las mujeres– les beneficia.

De hecho –y aunque afecta a todos los sectores– muchas de las externalizaciones a empresas multiservicios realizadas por empresas para deshacerse de trabajadoras contratadas y de los convenios colectivos afectan a mujeres. Las Kellys –“las que limpian los hoteles”– han tenido éxito a la hora de denunciar esta situación por la que han visto descender sus salarios y aumentar horas de trabajo en peores condiciones. Hemos visto sus bolsos llenos de pastillas para poder seguir el ritmo de un trabajo infernal que sufren en sus cuerpos doloridos.

Los trabajos de las pobres

La mayoría de la fuerza laboral femenina se concentra en aquellas ocupaciones que tienen relación con los roles y estereotipos que tradicionalmente se nos han atribuido como cuidar, limpiar, o aquellos trabajos que implican emociones. Lo más curioso es que muchas de estas labores se menosprecian precisamente porque las desarrollan mujeres. Cuando un trabajo se “feminiza”, es decir, pasa a ser realizado mayoritariamente por mujeres, sistemáticamente empeoran sus condiciones laborales y de estatus. Es decir, bajan sus salarios también.

Ahora mismo, estos se dan en el sector servicios –cocineras, camareras, limpiadoras, camareras de pisos, cajeras de supermercado, teleoperadoras– o en el de cuidados –trabajadoras domésticas, cuidadoras, niñeras– como comprobamos en la última Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística (INE) La expansión de estas ramas nos indica que la creciente participación de la mujer en el mundo laboral se debe, al menos en parte, al hecho de que se han trasladado al mundo laboral actividades que antes las mujeres realizaban gratis o como criadas infrapagadas.

Los trabajos que están más degradados, además, son aquellos más invisibles. El caso más evidente es el de las trabajadoras domésticas en el que todavía hoy se emplea una parte muy importante de la fuerza laboral femenina, muchas veces sin contratos, sin horarios, sin derechos. Muchas de estas trabajadoras domésticas son inmigrantes, porque la ley de extranjería las hace todavía más vulnerables. Si eres mujer y migrante, tienes muchas posibilidades de estar en lo más bajo de la escala social.

Pues parece que sí. Todavía hay trabajos de “mujeres y de hombres”, y estos trabajos feminizados tienen peores condiciones laborales porque debido a condiciones estructurales, ahora y en el pasado, las mujeres tienen menos posibilidades de elección y más presión para desempeñar trabajos mal retribuidos. También, por supuesto, y esto es importante, porque tienen que combinarlos con el trabajo invisible en el hogar. Así, las carreras de las mujeres son más intermitentes debido a las labores de limpieza y cuidados que tienen que ejercer con niños, ancianos y dependientes.

Algo de historia

Históricamente las mujeres han tenido que hacer ese tránsito continuo entre el trabajo pagado y el no pagado, con todas las dificultades que eso entraña. Mientras que los hombres se han limitado a la esfera del trabajo remunerado. Como explica Nancy Fraser, esta división entre trabajo productivo y reproductivo –en el hogar– se produjo desde la era industrial. Fue entonces cuando la masa laboral masculina fue salarizada, mientras que las actividades reproductivas se retribuyeron con la moneda del amor y la virtud. Pero en el mundo que inauguró la revolución industrial, en el que el dinero se convirtió en el principal medio de poder, quienes se quedan encargadas del trabajo no pagado quedarán estructuralmente subordinadas a aquellos que sí tendrán retribuciones monetarias. Este es el origen de la desigualdad.

Las mujeres cobrábamos menos que los hombres porque se suponía que nuestro lugar era el hogar y los salarios más bajos se justificaban porque se consideraban un suplemento al del marido o el del padre, lo que garantizaba la subordinación. Aunque esta imagen no dejaba de ser un mito que no se correspondía con la realidad vivida por muchas mujeres: tanto solteras como casadas –sobre todo de clase obrera– que trabajaban en proporción mucho mayor que la indicada por las estadísticas y a veces eran cabezas de familia.

Esto tendrá su correlación en el mundo laboral, como explica Ulla Wikander en De criada a empleada: Poder, sexo y división del trabajo (S.XXI,2016), entre las décadas de 1960 y 1980, al producirse la gran irrupción de la mujer en el mundo del trabajo fuera del hogar, el mercado laboral ya había sido estructurado según el sexo biológico mediante un proceso que había durado siglos. Y si la división laboral según géneros demostró ser muy ventajosa para los patronos, será la ley la que fijaría la base de esta subordinación al hombre en el ámbito del trabajo. Por ejemplo, durante el periodo de entreguerras, la prohibición del aborto y de las medias preventivas del embarazo fue de la mano de las restricciones del trabajo femenino en el mercado laboral. Así como hoy, los hogares han sostenido el recorte de gasto público en servicios sociales y de cuidados –ley de dependencia, guarderías, residencias, educación, salud, etc.– y están condenando a las mujeres a asumir todas esas tareas extra. Las que pueden, a su vez, externalizan esos cuidados contratando a otras mujeres, generando uno de esos trabajos feminizados mal pagados.

Pero si algo nos enseña la historia del feminismo es que se pueden conquistar derechos formales al mismo tiempo que perdemos terreno en el ámbito laboral. Hoy, el empeoramiento de las condiciones de trabajo de las mujeres durante la crisis así lo indica. También sabemos con certeza que cada una de las conquistas en relación con la igualdad de género ha tenido que ser peleada con fiereza por las mujeres. Por tanto, quizás es tiempo de poner en el centro de la lucha feminista otra vez la cuestión laboral y su relación con la clase.

Foto: The Graphic. Trabajadoras de una fábrica de fósforos en Londres en 1871.

17 de mayo de 2017

Barbarie y patriarcado caminan de la mano.



La violencia contra la mujer se ejerce como un aviso de “aquí mando yo” en la era de la globalización.
Sólo desde una cierta perspectiva globalizadora se puede captar la estructura de diversas relaciones entre grupos a diversas escalas y en diferentes dimensiones. Quizás ha hecho falta alcanzar el punto de vista de la globalización para identificar las modalidades de las relaciones de poder entre los grupos, los géneros a nivel micro y a nivel macro. Sólo así puede saber más de si misma la especie bisexuada y culturizada que somos los humanos.

Manuel Castells identifica en el proceso de globalización neoliberal una “lógica excluyente” a la que se refiere con la metáfora de los “agujeros negros” del capitalismo informacional. Distingue entre los “trabajadores genéricos”. No hará falta insistir en que los que van a parar a los “agujeros negros” son los genéricos, los que carecen de cualquier especialización, y los caracterizados por esta carencia, si vale decirlo así, pertenecen al sexo femenino. Las maquilas son violeta y los hackers predominantemente rojos.

Lourdes Benería ha señalado el papel desempeñado por los Estados en la imposición de desregulación de los mercados en que el proceso de globalización consiste, por paradójico que ello parezca. Y son particularmente notables los cambios en la fundación de las fronteras: ciertos controles fronterizos desaparecen para determinados flujos de capitales al mismo tiempo que se refuerzan para los trabajadores inmigrantes. Resulta particularmente significativo desde el punto de vista del género el hecho de que las comunidades culturales, en el marco del Estado-nación, intenten imponer sus normas culturales propias: así, determinados colectivos musulmanes presionan para imponer la sharia para su grupo en países no musulmanes. Y no hará falta insistir en que aquí, especialmente, “cultura” tiene nombre de mujer.

Se ha acuñado el nombre “los nuevos bárbaros del patriarcado” para hacer referencia a la especificidad de la violencia sexista en la era de la globalización. Esta modalidad macabra de violencia tiene que ver con el “Estado paralelo” que en determinadas zonas del planeta instituyen las mafias. Sembrar cadáveres de mujeres, previamente secuestradas, violadas colectiva y ritualmente y estranguladas en las orgías y “asesinatos de juerga” que se celebran en los ranchos es, como lo interpreta Rita Segato, estampar una firma que se descifra en clave de “aquí mando yo”. Esta carne cadavérica de mujer joven, morena, respondiendo a un mismo tipo, delgada, trabajadora de la maquila, cosida al territorio, que no sepultada, muestra que “esta zona es mía”, que estamos ante el símbolo y la parte de un Estado paralelo.

Sobre el texto Barbarie y patriarcado en la era de la globalización de Celia Amorós.

"Antes pasará un camello por el ojo de una aguja,
que entre un rico en el reino de los cielos,
antes pasará una mujer, trabajadora genérica, inmigrante ilegal por esta frontera de hormigón y alambreespino,
que una transacción financiera en el reino de los cielos,
antes pasará una sharia macho de largo sin morder por delante de una cultura antigua con nombre de mujer,
que un consejero delegado, un viajero de clase preferente en vuelo intercontinental en el reino de los cielos,
antes sobrevivirá una joven por los márgenes del desierto,
que su carnicero violador entre en el reino de los cielos,
carne de cadáver de mujer joven, morena, delgada, trabajadora de maquila, cosida al territorio, que no sepultada — sin descanso:
este es mi reino, dice el patriarca, y mi cielo, aquí entrará el camello, el rico, el carnicero, la transacción financiera y el consejero delegado…
este es mi reino, y mi cielo, y también
tu espanto y tu infierno.

http://www.mujeresenred.net/spip.php?article2086

11 de mayo de 2017

El olvidado origen del Día de la Madre.



La proclama pacifista contra las guerras quedó muy lejos de la celebración comercial
Aunque muchos crean que el Día de la Madre es una jornada simplemente comercial, cuyo origen es simplemente atribuible al afán de estimular las ventas, lo cierto es que fue una proclama antibelicista y una convocatoria a un congreso mundial de madres, lo que dio inicio aCorría 1870, cuando la escritora estadounidense Julia Ward Howe, una pionera del activismo, el abolicionismo de la esclavitud y los derechos de las mujeres, convocó a todas las madres del mundo a rebelarse contra la guerra, en una desgarradora proclama pacifista que mantiene plena vigencia.

En la proclama se convocaba a un Congreso Internacional de Madres buscando promover alianzas entre diferentes naciones y el arreglo sin belicismos de cuestiones internacionales. Las buenas intenciones de la primera mujer electa para la Academia Estadounidense de Artes y Letras, en 1908, apenas lograrían que el Congreso de su país, votara en 1914, a instancias del presidente Woodrow Wilson, la celebración anual del Día de la Madre.

La idea se concretó pero jamás tuvo efectos reales

Su idea de un congreso de madres, no logró verla concretada en tanto escribía por aquellos días que las mujeres “están más interesadas en la promoción del sufragio femenino que en idear una protesta mundial de mujeres contra las crueldades de la guerra”. la fecha en cuestión.
Sus ideas no obstante fueron tomadas por Anna Jarvis, un ama de casa que organizó a las mujeres durante la Guerra Civil para trabajar en mejorar las condiciones sanitarias de los hijos heridos en combate y en 1868 comenzó a trabajar para conciliar los vecinos de la Unión y la Confederación. Su hija también Anna Jarvis, cuando su madre murió, promovió la idea del día de las madres. En 1873, mujeres en 18 ciudades estadunidenses realizaron una reunión del Día de las Madres, y en Virginia Occidental en 1907 se celebró el primer congreso, que no tuvo mayores efectos reales.

La proclama original de Julia Ward, es aún material de estudio en EE.UU.

“¡Levántense, mujeres de hoy! ¡Levántense todas las que tienen corazones, sin importar que su bautismo haya sido de agua o lágrimas! Digan con firmeza: ‘No permitiremos que los asuntos sean decididos por agencias irrelevantes. Nuestros maridos no regresarán a nosotras en busca de caricias y aplausos, apestando a matanzas. No se llevarán a nuestros hijos para que desaprendan todo lo que hemos podido enseñarles acerca de la caridad, la compasión y la paciencia’. Nosotras, mujeres de un país, tendremos demasiada compasión hacia aquellas de otro país, como para permitir que nuestros hijos sean entrenados para herir a los suyos. Desde el seno de una tierra devastada, una voz se alza con la nuestra y dice ‘¡Desarma! ¡Desarma!’ La espada del asesinato no es la balanza de la justicia. La sangre no limpia el deshonor, ni la violencia es señal de posesión. En nombre de la maternidad y la humanidad, les pido solemnemente que sea designado un congreso general de mujeres, sin importar nacionalidad, y que se lleve a cabo en algún lugar que resulte conveniente, a la brevedad posible, para promover la alianza de diferentes nacionalidades, el arreglo amistoso de cuestiones internacionales”.

http://www.lr21.com.uy/mundo/

9 de mayo de 2017

La militarización de las fronteras y la esclavitud son un negocio para corporaciones europeas .


El informe da voz y valor a las personas migrantes que intentan acceder a Europa a través de la frontera sur Española o se acaban estrellando contra ella.
“Tras la Frontera” es un informe que pretende atravesar el mar, los muros y las vallas para tratar de acercarse a la realidad de la ciudadanía migrante y su imperante necesidad de reparación y justicia. Aquella ciudadanía que sufre y cuestiona lo más profundo de nuestro sistema. Así se anuncia este trabajo presentado hoy en Madrid por el colectivo Caminando fronteras, que lleva más de 15 años trabajando con comunidades migrantes en la frontera sur, recogiendo sus testimonios, denunciando y visibilizando.
La creciente militarización de las fronteras españolas toma nombres y cuerpos en este informe “Tras la Frontera” cuyo gran valor es que está realizado desde el testimonio directo de las víctimas de esta contienda. De hecho, la presentación ha contado con el aporte de la senegalesa Sylvie, quien llegó a nuestro país en patera después de haber visto cómo 8 compañeros morían durante el viaje. Le ha acompañado la activista de Caminando Fronteras, Helena Maleno.
Frente a la narrativa habitual de las migraciones, que reduce al o a la migrante a tópicos de “victimización y cosificación” cuando no a la clara criminalización, este trabajo apuesta por dar voz a aquellas personas que “intentan acceder a Europa a través de la frontera sur Española o desgraciadamente se acaban estrellando contra ella”. Con datos desde septiembre de 2015 a diciembre de 2016 y el testimonio de migrantes procedentes de 15 países africanos que han contado sus historias en la docena de lugares marcados a fuego por tantos días, cuando no años, de espera y sufrimiento; los bosques de Nador, Bel Younech , Castillejo, Boukhalef, Mesnana.

“El informe denuncia, pero también plantea soluciones que pueden ser llevadas a cabo desde mañana”, reta Helena Maleno, a pesar de saber que nos enfrentamos a un gran negocio: "la militarización de las fronteras y la esclavitud son un negocio para corporaciones europeas", ha dicho durante la presentación. Las mismas empresas europeas que venden armas a los países del norte de África –y por tanto, contribuyen a generar y acrecentar conflictos en esos países- son las responsables de la militarización de nuestras fronteras para impedir la entrada de esas personas huyendo de esos conflictos. Hablamos de empresas como Indra, recientemente relacionada con el PP. Otro negocio vinculado a la migración es la esclavitud.

Realidad invisible: la feminización de las migraciones y el reclamo de mujeres, niñas y niños

Las migraciones, al igual que la pobreza, tienen rostro femenino. La guerra de las fronteras no se muestra menos intensa ni siquiera con la infancia migrante. Mujeres y niños sufren agresiones y violaciones. Y si consiguen llegar a España, siguen recibiendo maltrato, son “criminalizadas” y no se les presta ayuda psicológica y afectiva a pesar de haber sufrido situaciones traumáticas. Frente a esto, Caminando Fronteras reclama al Gobierno la aplicación del protocolo de atención a víctimas de tragedias utilizado en accidentes de tráfico o de avión pero nunca en el caso de los supervivientes de tragedias migratorias. Estas son trasladadas a comisaría en el marco de la Ley de Extranjería y, generalmente, pasan a un Centro de Internamiento para Extranjeros.
Sylvie Agnes Sambou fue testiga de la muere de 8 de los compañeros con los que viajaba en patera hacia las islas Canarias. A su llegada, asegura, no fue tratada como una persona. "La primera noche, después de desembarcar, la pasé en comisaría. Nos interrogaban, nos preguntaban que quién era el capitán", ha explicado hoy.

"Después de pasar 11 días en la patera, sin comer y solo bebiendo agua de mar, el trato de la policía fue muy malo. Solo querían que denunciáramos al capitán y decía que a cambio nos daría papeles", ha asegurado Agnes Sambou, quien se negó y finalmente decidió declarar en favor de un compañero que, asegura, fue acusado falsamente de ser quien manejaba la embarcación (normalmente los tratantes no viajan en la patera y las autoridades lo saben)
Entre septiembre de 2015 y diciembre de 2016, 388 personas han muerto en su intento de llegar a España en patera, un 31,4% son menores y un 7,9% son mujeres, según el informe de la ONG Caminando Fronteras. La organización documenta que detrás de estas muertes, más allá del riesgo implícito del cruce migratorio, están las deficiencias detectadas durante las labores de rescate en la frontera sur que "priman el control migratorio sobre la salvaguarda de la vida.
A lo largo de sus páginas, el informe de Caminado Fronteras denuncia la descoordinación entre Marruecos y España, el bloqueo de embarcaciones en alta mar por parte de la Guardia Civil para evitar su llegada nuestras costas, la suspensión de las operaciones de Salvamento Marítimo durante la noche en la zona del Estrecho o el tiempo tomado en reaccionar para iniciar las acciones de rescate. Estas, describen, "han sido las causas evitables que provocaron pérdidas de vidas humanas en todas las zonas de acceso por vía marítima.

http://amecopress.net/spip.php?article15821

5 de mayo de 2017

La violencia familiar.



La violencia familiar es un fenómeno social que afecta a un alto porcentaje de familias de cualquier comunidad, en todos los niveles económicos y culturales. Incluso muchas veces las personas violentas en su hogar muestran hacia el mundo externo lo que parecería ser una conducta intachable. Y es importante tener en cuenta que lo que está detrás de esta violencia es siempre el intento por controlar al otro. Es decir que siempre se trata de un abuso de poder.

La violencia puede ser de tipo emocional, física, sexual, financiera, socio-ambiental. Se suele usar la crítica, la humillación, el silencio, las prohibiciones no razonables, el control y la vigilancia o el retacear dinero, como formas de ejercer el dominio. La conducta violenta es un problema en sí mismo. El alcohol o las drogas no son sus causas ni la explican, aunque es cierto que agravan el caso. Tengamos presente que en la mayoría de los casos los maltratadores no son adictos.

A las víctimas les cuesta relatar lo ocurrido pues tienen miedo, vergüenza, y porque tienden a echarse la culpa de lo que les pasa. Incluso es común que impere el temor y la sensación de culpa en quienes reciben el maltrato. Entre los cuadros principales de violencia familiar tenemos: la violencia conyugal, el maltrato infantil, el maltrato a ancianos y el maltrato a discapacitados.

La violencia conyugal es aquella que se establece en la relación íntima y estable entre un hombre y una mujer, estén o no legalmente casados. El hombre violento tiene una percepción rígida y estructurada de la realidad. Sus ideas son cerradas, ve a su mujer como una provocadora y como si fuera parte de su propiedad. Una de las mayores incidencias del maltrato ocurre durante el embarazo, parto o post parto. En un gran porcentaje de casos de mujeres maltratadas encontramos que la violencia de sus maridos se incrementó o comenzó con el embarazo (casi siempre durante el tercer trimestre de gestación).

El violento no tolera límites ni que sus asuntos sean conocidos por terceros. Se enfurece con la víctima y con quienes cree que la apoyan. En la puerta de juzgados, comisarías y a la salida de audiencias, hombres violentos mataron a esposas o ex esposas. Y por ello se recomienda no tomar audiencias o entrevistas en conjunto para proteger así a la víctima y evitar la confrontación de ésta con el victimario. Es importante recordar que la violencia es la única alternativa conocida por el violento para influir en aquella persona a la que quiere dominar. Y cuando eso falla por algún motivo, muchas veces decide matar para ejercer así un control definitivo.
La violencia conyugal se desarrolla en tres etapas. La primera etapa es de violencia sutil, la que se manifestará por ejemplo mostrando indiferencia por el otro, ridiculizándolo, burlándose de sus opiniones, no tomándolo en cuenta y lesionando de este modo su autoestima. En esta primera etapa la víctima empieza a presentar un debilitamiento psíquico, puede llegar a mostrarse más introvertida o depresiva. En la segunda etapa se llega a la violencia verbal, donde el agresor insulta a la víctima o la amenaza con futuras agresiones físicas o incluso con matarla. Es en esta segunda etapa que la víctima empieza a caer en un estado de miedo constante. Y en la tercera etapa hablamos ya concretamente de violencia física. Esta violencia comienza con apretones o pellizcos, sigue con cachetadas, luego con golpes de puño o patadas. Después se puede llegar también a la agresión sexual. Y esta escalada creciente de violencia puede concluir efectivamente en un homicidio.

En la violencia conyugal observamos también un ciclo que se repite y que estaría conformado por tres fases. La primera fase es la llamada “fase de luna de miel”, la que se da luego de un episodio violento y durante la cual el agresor dice sentirse culpable, pide disculpas y jura que no lo volverá a hacer. La fase que sigue es la “fase de escalada de la tensión”, en la cual el victimario parece cargarse nuevamente de tensión que empieza a manifestar paulatinamente y que la víctima reconoce y teme. Y la última fase es la “fase violenta”, en la que el victimario estalla nuevamente en un ataque violento. Este ciclo se repite una y otra vez, pero sus consecuencias son cada vez más violentas y más graves.

En el cuadro de violencia conyugal, el foco de la tarea psicoterapéutica no es el problema conyugal sino el poner a salvo y proteger a la mujer y a los hijos. Esa debe ser la meta primera e inmediata siempre.

Para hacer mención ahora, al menos brevemente, del maltrato infantil, en principio es preciso aclarar que los hijos testigos de la violencia desarrollada por otros miembros de la familia sufren el mismo daño y sintomatología que quienes son maltratados directamente. Ser testigo es una forma de victimización y una de las categorías posibles del cuadro de maltrato infantil. Algunos indicadores del maltrato infantil más comunes son: dificultades en el niño para jugar o relacionarse o concentrarse, miedos y desconfianza, baja autoestima, problemas en el lenguaje, apariencia descuidada, vestimenta inadecuada según el clima, apariencia de bajo nivel intelectual, mentiras y conductas antisociales, somnolencia, irritabilidad, nerviosismo, desnutrición, retraso en el desarrollo físico, moretones, heridas, mordeduras, quemaduras, etc. Todos estos son indicadores que deben ser tenidos en cuenta por todos aquellos que traten con el niño fuera del ambiente familiar (psicoterapeutas, docentes, doctores, etc.). Y es fundamental no tener miedo a comprometerse y hacer la denuncia pertinente en caso de detectar que un niño es víctima de violencia familiar.

Por Daniel A. Fernández
http://articulando.com.uy/la-violencia-familiar/

4 de mayo de 2017

Por qué la masculinidad se transforma en violencia


La reconocida antropóloga es referente internacional en el estudio del machismo y de los violadores. Habla de los mandatos sociales que se vuelven un búmeran contra las mujeres.
Rita Segato es una antropóloga argentina que trabaja en el campo del feminismo y que ha producido material esclarecedor sobre la ideología del macho y la mentalidad de los violadores. Esto último como resultado de un extenso trabajo de investigación que realizó en la Penitenciaría de Brasilia. Hace pocos meses se jubiló como profesora en la Universidad de Brasilia y como investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones de Brasil.
Está en Córdoba invitada por el Centro de Intercambio y Servicios para el Cono Sur Argentina (Ciscsa), para participar del Seminario-Taller “Mujeres y Ciudad: (In) Justicias Territoriales”, que se desarrolla hoy y mañana en la Ciudad Universitaria.
–¿Cómo es la ideología del macho?
–Aquello que hace pensar al hombre que si él no puede demostrar su virilidad, no es persona. Está tan comprometida la humanidad del sujeto masculino por su virilidad, que no se ve pudiendo ser persona digna de respeto, si no tiene el atributo de algún tipo de potencia.
–¿Cuáles son esas potencias masculinas?
No sólo la sexual, que es la menos importante, también la potencia bélica, de fuerza física, económica, intelectual, moral, política. Todo esto está siendo concentrado por un grupo muy pequeño de personas y hoy el hombre es una víctima también del mandato de masculinidad.
¿Cómo se relaciona esto con la violencia hacia las mujeres y el aumento de femicidios?
En el brote de violencia que tenemos (en Argentina, el mes de abril ha sido tremendo) la primera víctima son los propios hombres, pero no lo saben porque no consiguen verse o colocarse como víctima, porque sería su muerte viril. Lo que llamo mandato de masculinidad, es el mandato de tener que demostrarse hombre y no poder hacerlo por no tener los medios. El paquete de potencias que les permite mostrarse viriles ante la sociedad lleva a la desesperación a los hombres, que son victimizados por ese mandato y por la situación de falta absoluta de poder y de autoridad a que los somete la golpiza económica que están sufriendo, una golpiza de no poder ser por no poder tener.
¿En dónde se restaura la potencia?
En la violencia contra las mujeres. Es un problema de toda la sociedad, no sólo de las mujeres. No hay espacios donde se pueda pensar cómo se podría restaurar de otra manera la autoridad, la potencia, la moralidad, la soberanía de las personas –muy fundamentalmente la de los hombres– frente a la golpiza económica. La situación es tan inestable, tan azarosa, que hay que ser alguien con gran riqueza, con grandes medios para no percibir esa precariedad de la existencia. Y la precariedad de la existencia lleva a la violencia.
Una forma masculina de restaurar esa potencia es la violencia contra las mujeres, pero hay otras, se ve en las canchas de fútbol.
Sí, el hecho de tirar por la borda a un hombre en un estadio, es violencia de género en el sentido de violencia viril y no pasó sólo en Argentina, en Perú hubo un caso igual. Cuando se ve esa regularidad de los síntomas, es que hay un mal instalado en la sociedad. Lo llamo violencia de género porque tiene que ver con el mandato de masculinidad, que es un mandato de violencia.
¿Cómo es la ideología ­feminista?
Es aprender a respetar lo que nos enseñaron a no respetar. O sea, aprender a ver en la otra mujer un sujeto moral sin que tenga que demostrar que lo es. Nosotras, cada día que salimos a la vida, a la calle, que salimos a circular bajo la mirada del otro, tenemos que hacer un esfuerzo cotidiano por demostrarnos ante el mundo como sujetos morales. Nuestra moralidad es siempre, siempre, sospechada.
¿Cuál es la sospecha?
La sospecha es que somos sujetos inmorales. Nosotras lo hacemos de forma automática: cuando nos miramos al espejo y pensamos si nos ponemos una blusa ajustada o suelta, a eso lo hacemos de manera indolora e incolora porque no nos damos cuenta de todos los cálculos que realizamos todos los días sobre cómo nos vamos presentar bajo la mirada del otro, para que el otro nos vea como sujetos morales. En cambio, el hombre lo hace para ser visto como sujeto potente y esa es una gran diferencia.
¿Qué es ser una mujer?
Ser una mujer común y normal, es ser una mujer que es consciente de todo lo que la constriñe, porque esos automatismos no son conscientes. Las feministas tienen una visión política de este constreñimiento y quieren deshacerlo, quieren liberar a las más jóvenes. Muchas de las fotos de víctimas de violación y femicidio representan la feminidad y esto es percibido como un desacato por el sujeto que necesita probar su potencia.
Por eso digo, después de años de entrevistar a violadores en la Penitenciaría de Brasilia, que el violador es un moralizador: es alguien que percibe en la joven libre un desacato a su obligación de mostrar capacidad y control. Ahí está el nudo de la cosa.
Ese nudo debe ser deshecho y esto tiene que suceder en la sociedad, con el trabajo de hablar, de conversar, de entender lo que nos está pasando. No puede ser solamente trabajado en el campo jurídico y mucho menos con jueces que no tienen la menor noción.
El cerebro violador
La violación es un acto de moralización: el violador siente y afirma que está castigando a la mujer por algún comportamiento que él entiende como un desvío, un desacato a una ley patriarcal.
El violador no está solo, está en un proceso de diálogo con sus modelos de masculinidad, está demostrando algo a alguien que es otro hombre y al mundo a través de ese alguien.
El problema no es un violador como un ser anómalo. En él irrumpen determinados valores que están en toda la sociedad.
El violador es el sujeto más vulnerable, más castrado de todos, el que se rinde a un mandato de masculinidad que le exige un gesto extremo, un gesto aniquilador de otro ser para sentirse hombre.
Espacio público opresor
Rita Segato entiende que “la calle es entrar en el espacio de la mirada del otro sobre mí, es ofrecerse a la mirada pública. Desde que somos chicas hay una incomodidad en ese espacio, el hombre se ve presionado a violar con la mirada, con piropos incómodos”.
“A las mujeres nos oprimen en el espacio público, siempre fue y es así. Lo que pasa ahora con este brote de femicidios, es que eso se ha transformado en un peligro de muerte. Es un proceso que fue creciendo gradualmente, las condiciones fueron dadas para esa escalada que transformó una incomodidad de la vida de las mujeres en peligro de muerte”, explica.
Propone que “hay que reducir el caldo de cultivo, revisar lo cotidiano, se tiene que combatir con un diálogo abierto en la sociedad, en todos los espacios, no solamente en las escuelas”.

http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/por-que-la-masculinidad-se-transforma-en-violencia

3 de mayo de 2017

Mujeres y Fotoperiodismo.


El fotoperiodismo es una de las profesiones con menor participación de mujeres en el mundo. En contraste, hoy como nunca hay tantas fotógrafas y tantos canales de difusión, lo que evidencia que persisten el rezago y la discriminación.
El segundo informe internacional State of News Photography 2016, publicado por World Press Photo, revela que 85 por ciento de los fotoperiodistas activos en medios de comunicación son hombres. Así lo evidenció la presencia mayoritaria de hombres detrás de las cámaras  en los Juegos Olímpicos 2015.
La organización Women’s Media Center, en el informe Status of Women in the U.S. media 2017, encontró que en medios de Estados Unidos las mujeres tuvieron 38 por ciento de participación hasta el 2017.
La baja participación de las fotógrafas se extiende por los medios del mundo, lo que incide en la forma en que es tratada la información, con una perspectiva mayoritariamente masculina, sin contrapeso a los mensajes sexistas o misóginos.
El crecimiento de la participación de las mujeres en los medios de comunicación ha sido lento, con pocos avances durante el siglo XX. Tal es el caso del decrecimiento, entre 2015 y 2016, de las coberturas que hicieron mujeres periodistas en  medios estadounidenses.
El informe 2017 de Women’s Media Center indica que el porcentaje de corresponsales mujeres en Estados Unidos disminuyó de 32 por ciento en 2015 a 25.2 por ciento en el 2016, incluidas las fotoperiodistas.
Además, la mayoría de los temas de portada en medios impresos son realizados por hombres y temas como feminicidio están desdibujado en la prensa.

FOTOPERIODISMO, EL ROSTRO DE LA GUERRA

La fotografía emergió en el contexto de la Revolución Industrial,  en el siglo XIX, se convirtió en producto masificado y participó en la construcción de sentidos. Ese fenómeno coincidió con la emergencia del feminismo en Estados Unidos, lo que significó la participación de las mujeres en el espacio público y en espacios profesionales. No hubo segregación de la mujer en los inicios de la práctica fotográfica.
Sin embargo, en las décadas siguientes inició un crecimiento gradual en  los medios de recursos narrativos sexistas que cosificaron a la mujer y la situaron frente a las cámaras como objetos de deseo y no detrás como sujetos pensantes productores de arte, lenguaje y expresión visual.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el género del fotoperiodismo tuvo a destacados autores, como Robert Capa y Henry Cartier Bresson, fundadores de la agencia Magnum. El discurso del fotoperiodismo ha sido ante todo humanista pero también ha sido de reflexión hacia el acontecimiento de impacto, que irrumpe en la cotidianidad y que transforma las vidas de los afectados, que narra recurrentemente historias de devastación, represión, hostigamiento y violencia, donde los retratados son a menudo interpretados con roles de víctimas y victimarios.
Quienes retratan estas historias son los fotógrafos en el rol del observador/informador, a quienes en la práctica se les exige no interactuar ni emitir reflexiones propias sobre los hechos, aunque esto no sea posible, dado que toda imagen es una interpretación de la realidad.
El fotoperiodista es entendido como una persona que pareciera más cercano a un soldado que a un artista, o un contador de historias, cuando se encuentra ante el acontecimiento que retrata.
La guerra de Vietnam modificó las disposiciones estructurantes de la práctica fotográfica no sólo desde lo visual, sino desde su aproximación a lo político y lo ético, reafirmando a la imagen fotográfica como un producto de impacto en las masas.
Estas coberturas introdujeron la teleintimidad de la muerte y la destrucción, como afirmó Susan Sontag, en El dolor de los demás. Por otro lado, concursos de renombre internacional como el World Press Photo surgido en 1955, se constituyeron como difusores de temas de impacto social.
El fotógrafo documental se reconoció por su valentía para cubrir conflictos violentos y producir valiosos registros fotográficos de acontecimientos socialmente trascendentes, centrados en la excepción, en las guerras, en la  violencia, con el fin de atraer interés internacional, alguien que buscaba mostrar el rostro real de la guerra, como afirmó Sontag.
Simultáneamente a la constitución del fotoperiodismo como género, surge una percepción masculinizada del fotoperiodista, una masculinización de antaño, que entiende al hombre como un ser rudo, que no expresa emociones y que prefiere la adrenalina y la acción, antes que la calidez humana.
Surge en respuesta a la requisición de este perfil para la cobertura de conflictos bélicos y de una preconcepción de los “hombres de guerra” ya constituida desde épocas pasadas: los hombres van a la guerra, las mujeres y niños se quedan en casa. El fotoperiodismo puede entonces entenderse como una práctica centrada en el ser humano cuya prioridad es la imagen de impacto y el contar historias donde el operador se abstrae.
En los años 60 se refuerza el perfil del fotoperiodista, no sólo por los temas o las técnicas empleadas, sino por la mercadotecnia, por la imagen construida a partir del cine hollywoodense y alentada por agencias informativas, diarios y concursos internacionales, donde se comienzan a crear significados sobre la figura del fotoperiodista en torno a su identidad como reportero de guerra.

FOTOPERIODISMO Y MASCULINIDAD

Las estrategias publicitarias de los principales corporativos de fotografía refuerzan un sentido masculinizado de la figura del fotoperiodista, los diseños de las cámaras se hacen cada vez más dirigidos al público masculino.
Se homogeniza el discurso en torno al fotoperiodismo, se homogeniza desde el mensaje hasta la construcción de sentido alrededor de él. No hay tantas mujeres fotoperiodistas como hombres, porque el discurso ha excluido a lo femenino de este desde sus orígenes.
La publicidad refuerza el ideal masculino de la fotografía, donde la mujer recurrentemente posa frente a la cámara, y es un hombre el que dispara, la cámara se hace una extensión de su cuerpo de su expresión viril, la antítesis es la fotógrafa que fija su mirada en el acontecimiento social, ya que todo el discurso sobre lo que es el fotoperiodismo se contrapone al discurso de lo que es ella.
Sin duda las cifras están ahí, pero no contemplan a las mujeres fotoperiodistas que salen a la calle sin medio, sin acreditación y cuyos currículos nunca son leídos por los editores, o se les da carpetazo con solo ver el nombre de mujer. Esas mujeres están ahí y no se sabe cuántas son.

Imagen de Women´s Media Center
Por: Ivonne Ojeda de la Torre*
http://www.cimacnoticias.com.mx/noticia/mujeres-y-fotoperiodismo

2 de mayo de 2017

La Mujer y el Primero de Mayo.


En las gestas obreras de 1886 contra el poder del capital, hombres y mujeres de distintas nacionalidades, razas y creencias se unieron por miles, paralizando la producción capitalista y luchando en las calles hasta conquistar la jornada laboral de ocho horas.

Las mujeres hoy tienen motivos de sobra para enfrentarse a la putrefacción que ofrece el capitalismo imperialista. Especialmente la mujer obrera es condenada como en 1886 a jornadas laborales extensas e intensas: son sometidas a 10, 12 y hasta 16 horas de trabajo brutal en el infierno de la producción capitalista, para llegar a la casa y continuar trabajando sin pago en las labores domésticas y el cuidado de los hijos y el marido, que se recargan sobre ellas, quedando agotadas y con muy poco tiempo para descansar.

La fábrica, el comercio, los bancos, las plantaciones, las maquilas son un infierno en el que abunda la superexplotación ejecutada con inclemencia especialmente sobre la mujer. En estos campos de concentración, además de ejercer su derecho a lucrarse del trabajo ajeno por parte de los patronos, la opresión contra la mujer es ejercida de manera feroz mediante el acoso sexual, la persecución laboral y sindical. De los miles de casos de esta violencia ejercida contra las mujeres, éstas no se animan siquiera a denunciar ante la ley de los ricos, pues saben que les pedirán cientos de pruebas, les harán vergonzosos exámenes y al final reinará el imperio de la impunidad que favorece a sus acosadores y explotadores, pues la justicia de los ricos funciona movida por el capital que compra testigos, borra pruebas y silencia a las víctimas. El reconocimiento formal a la igualdad bajo el capitalismo no puede jamás garantizar la igualdad real, porque esa diferenciación y opresión es una consecuencia de todo el sistema capitalista de opresión y explotación.

El maltrato, las violaciones y asesinatos en contra de las mujeres han crecido enormemente como producto de la descomposición de la sociedad capitalista y como parte de la reacción del sistema contra su sepultura inevitable, que justifica las atrocidades contra la mujer como parte del derecho de los dominantes para oprimir a los sometidos y mantener con ello el orden de cosas. La mujer es oprimida por el marido, el padre, los hermanos y los hijos que se comportan como burgueses en el hogar, porque históricamente las instituciones de las diferentes sociedades donde ha existido la propiedad privada sobre los medios de producción, la han tratado como tal y eso ha calado en la conciencia social. La mujer en el capitalismo es considerada propiedad de los hombres y mercancía para la venta. La sociedad burguesa y el Estado que defiende los intereses de los ricos oprimen a todas las mujeres, negando en la práctica los derechos que plasman en sus leyes y constituciones para supuesta e hipócritamente favorecer la igualdad entre el hombre y la mujer.

Las mujeres son el elemento más revolucionario en el movimiento obrero y por ello es una responsabilidad de éste, hacerlas parte activa de la lucha de resistencia y de la revolución. El 1 de Mayo es un día para reivindicar la igual real entre mujeres y hombres, así como para exaltar a las heroínas de la clase obrera, protagonistas de los grandes movimientos y luchas contra la explotación mundial capitalista.

Lucy Parsons Una Gran Mujer

El primero de Mayo las mujeres obreras deben recordar el gran legado de una valiosa mujer que dio su vida luchando contra el poder económico, político e ideológico del Estado de las clases parásitas que viven a costa del trabajo ajeno de la inmensa mayoría de la sociedad. Lucy González, la mexicana mejor conocida como Lucy Parsons, viuda de uno de los mártires de Chicago, Albert Parsons, condenado a la horca el 9 de octubre de 1886 por cometer el crimen de enfrentarse al poder del capital. De Lucy Parsons, la “mulata que no llora” como escribió José Martí que por esos días estaba de corresponsal en Nueva York, se dice que:

“Cuando en la sala se escuchó el veredicto de: ‘-¡Culpables!’… -¡Morirán en la horca el próximo 11 de noviembre de 1887!, la mexicana sintió como un nudo le ahorcaba su débil garganta, pero sin hacer gestos en su cara, tragó saliva y se contuvo para no derramar lágrimas que mojaran sus pequeños ojos ante los verdugos… solo apretó el rostro contra su puño cerrado. Tomó los cordones de una cortina, los amarró como un nudo de la horca y los arrojó por la ventana, para que los obreros concentrados en la plaza que cercaba al tribunal, entendieran el castigo que los capitanes de la industria le imponían a los que lucharon por reducir la jornada laboral a 8 horas.” (Tomado del capítulo VIII del libro Historia del 1º de Mayo (en imprenta) de Raúl Lescas Jiménez)

En el folleto “Primero de Mayo: su historia y vigencia” de Ediciones Ave Fénix se puede leer al respecto: “…millones de personas, incluso de las clases poseedoras exigían la libertad de los acusados. Lucy Parsons, fue en cierto sentido la artífice de todo aquel movimiento; con sus dos pequeños hijos desafiando miles de obstáculos, se lanzó a una batalla con la firme convicción de ‘Salvar las vidas de siete hombres inocentes, a uno de ellos de los cuales amo más que a la vida misma’. Realizó una gira por todo el país durante casi un año, se dirigió a más de 200 mil personas de 17 estados, viajaba de día y hablaba de noche, escribió centenares de cartas tanto a organizaciones obreras como a personalidades en distintos países contagiando de su fervor a tanta gente, que nadie podía sentirse indiferente.”

Alguien escribiría sobre la valiente proeza de esta mujer: “La protesta solitaria de Lucy creció hasta alcanzar a millones”.

La historia de lucha de Lucy Parsons no acabaría aquel fatídico día en que el maldito sistema capitalista y su Estado ahorcaron a los Mártires de Chicago. Lucy continuó denunciando por todo el país este crimen cometido por la burguesía en contra de toda la clase obrera, organizó a las obreras y escribió para diferentes periódicos sindicales. En 1890 participó en la primera movilización de conmemoración del 1° de Mayo en Estados Unidos, publicó los famosos discursos de los Mártires de Haymarket vendidos por miles y contribuyó a la fundación de la organización Defensa Internacional del Trabajo. La reacción opresora del Estado de los capitalistas nunca le quitó los ojos de encima por su gran activismo político. En 1913, cuando tenía ya 60 años, fue arrestada por los cerdos policías en Los Ángeles, pero tuvo que ser liberada por las movilizaciones realizadas en solidaridad por los obreros de San Francisco.

En 1926 Lucy Parsons escribió estas conmovedoras palabras: “Parsons, Spies, Lingg, Fischer y Engel: ustedes no están muertos. Ustedes están empezando a vivir en los corazones de todos los verdaderos amantes de la libertad. Ahora, después de cuarenta años que ustedes se han ido, miles que entonces eran novatos están ávidos por aprender de sus vidas y martirio heroico, y cuando los años se alargan, el más brillante lustrará sus nombres, y ustedes llegarán a ser apreciados y amados. Aquéllos que tan suciamente los asesinaron, bajo los formulismos de ley en una Corte de supuesta justicia, serán olvidados. Descansen, camaradas, descansen. ¡Todos los mañanas son suyas!”.

Lucy murió a los 89 años cuando se incendió su casa en 1942, aún activa y dándolo todo por denunciar al capitalismo y sus vejámenes contra la clase obrera. Era tan odiada por los perros guardianes del orden burgués que ante las llamas la policía de Chicago corrió al lugar para robarse y desaparecer todos los escritos de esta valiente mujer cuyo legado debe ser emulado por las mujeres que este Primero de Mayo salen a recorrer las calles del mundo a recordarle al capital que los obreros nunca los dejarán descansar en paz mientras continúe la explotación y la opresión capitalistas.

Las Perspectivas Son Magníficas

El Primero de Mayo las mujeres obreras deben reafirmar su compromiso con el futuro de la sociedad, por destruir el capitalismo que las superexplota y oprime brutalmente; por comprometerse a organizar en Colombia el Partido político del proletariado, dispositivo estratégico necesario para unir, organizar y dirigir la lucha de las masas atropelladas por el poder de la burguesía y los terratenientes. Es necesario construir cuanto antes el Partido que canalice y organice la lucha directa de las masas contra el moribundo Estado de las clases dominantes, la máquina de guerra al servicio del capital en contra de los obreros y campesinos.

Para esa causa trabajó toda su vida la gran mujer María Cano, proclamada en 1925, en medio del espíritu revolucionario de las majestuosas y combativas manifestaciones del Primero de Mayo, como “La Flor del Trabajo”.

Hoy se deben destacar entre las masas muchas más flores del trabajo, mujeres conscientes, abnegadas y sacrificadas que se atrevan a educar y a organizar a los obreros y campesinos de forma revolucionaria, a los artistas e intelectuales del pueblo, sembrando la semilla del socialismo científico en sus consciencias, ideas que al final se convierten en fuerza material y organizada para transformar esta sociedad en una socialista, donde no existan las clases sociales ni la propiedad privada sobre los medios de producción, donde se elimine la anarquía general de la producción capitalista y se reemplace por la planificación general y la socialización de los medios de producción, y se produzca, no para satisfacer el apetito de ganancia de los parásitos capitalistas, sino para cubrir las necesidades de la sociedad.

La Dictadura del proletariado debe romper todas las ataduras que impiden a la mujer su plena participación en la sociedad. El Programa para la Revolución en Colombia propuesto por la Unión Obrera Comunista (mlm) plantea unas medidas que son la base material para conquistar la real liberación de la mujer obrera y campesina del yugo doméstico que han soportado en sociedades anteriores: prohibir toda forma de discriminación contra la mujer; socializar las tareas del hogar creando guarderías y lavanderías comunales; promover la socialización de la crianza; atender especialmente el embarazo; favorecer el derecho a elegir un aborto seguro; erradicar toda forma de maltrato físico, verbal y psicológico de los hombres sobre las mujeres.

Estos no son deseos fantasiosos de los comunistas en Colombia. En la India, en medio de la Guerra Popular que libran las masas contra el viejo Estado de dictadura burgués terrateniente, la mujer ha empezado a dejar de ser la esclava del hombre, empuñando las armas para conquistar una nueva sociedad socialista, luchando hombro a hombro con sus camaradas hombres en contra de la reacción militar del Estado que intenta ahogar las llamas de la revolución intensificando la “Operación Cacería Verde” en contra del pueblo y los revolucionarios.

¡Mujeres como esclavas, nunca más! Es hora de dar la vida, no solo por los hijos, sino por destruir el capitalismo imperialista que las asesina, las convierte en esclavas sexuales, les mutila los genitales, protege a sus violadores y agresores, las ahoga en la agobiante superexplotación… es hora de unirse con sus hermanos de clase y organizarse en el Partido político del proletariado, para luchar contra el capital y construir sobre las ruinas del Estado de la burguesía y los terratenientes, el Estado de Dictadura del proletariado, donde se garantice la igual real de las mujeres frente a los hombres y se continúe la lucha por extinguir para siempre los rezagos de opresión que las han azotado por milenios.

http://www.revolucionobrera.com/emancipacion/la-mujer-y-el-primero-de-mayo/