25 de mayo de 2017

“No es posible una economía social y solidaria si no es feminista”

 Contactamos con Alicia Rius y Ana Álvarez, para hablar de economía feminista, ámbito en el que llevan años trabajando. Ellas hablan de su compromiso con la construcción de sociedades más justas, equitativas y felices para todas las personas. De su lucha por el reconocimiento de las aportaciones de las mujeres y de la necesidad de favorecer un modelo de desarrollo que tenga en el centro la vida, la sostenibilidad medioambiental, la justicia económica y la democracia. Así es su concepto de economía…y de vida.
Comencemos conociendo qué hace el Instituto de Mujeres y Cooperación (IMC), cuáles son sus objetivos y proyectos.
El Instituto de Mujeres y Cooperación nace en el 98, con la voluntad de incorporar la perspectiva feminista a los proyectos de intervención social. Está compuesto por abogadas, psicólogas, mujeres de distintos ámbitos. Con el tiempo hemos ido profundizando y madurando nuestra postura en el Feminismo.
Empezamos gestionando un espacio de Igualdad de mujeres magrebíes, que estuvo funcionando 6 años. Gestionamos un espacio de Igualdad en Villaverde, puntos de violencia de género en San Sebastián de los Reyes y acabamos de inaugurar un espacio de Igualdad en Arganzuela que se llama Juana Dueñas. Nuestros principales clientes son las administraciones públicas, aunque también asesoramos a fundaciones privadas.
En el ámbito de lo no pagado nos dedicamos a la economía social y solidaria y asesoramos a muchísimas mujeres que tanto en lo privado como en lo empresarial están poniendo en marcha proyectos.
En 2015 fundamos la Red de Economía Feminista en Madrid, de la que forman parte 20 entidades feministas, con el objetivo de visibilizar empresas y profesionales feministas.
Cada vez toma más fuerza la necesidad de potenciar un tipo de economía alternativa, social, solidaria. ¿Qué relación tiene este tipo de mirada, de visión, con los feminismos? ¿Cómo pueden retroalimentarse entre sí la economía social con la economía feminista?
Nosotras aterrizamos en la economía social y solidaria, que en principio es un ámbito privilegiado, pero también ahí hace falta el feminismo. Cuando hablamos de poner en el centro el valor de la vida de las personas, hablamos también de afrontar las desigualdades. Hay que poner la mirada en qué pasa con la presencia de las mujeres, en los roles, en las diferencias que existen en el emprendimiento, según lo lleven a cabo hombres o mujeres, etc. No habrá economía social y solidaria si no es feminista.
La economía social y feminista no es hablar solo de lo público, sino también del reparto de los cuidados. La economía feminista consigue conectar nuestros cuerpos con el mercado, es decir, no somos sujetos aislados y tenemos que revisar nuestra vida en las casas, en las comunidades, en los distritos, en las asociaciones, tenemos que darle una vuelta a cómo tenemos organizada nuestra vida.
Incluso dentro de la economía social y solidaria se promociona y es más visible quien tiene una heroicidad militante, quien es capaz de dedicar muchas horas a estar en espacios formales o informales, ¿a costa de qué?
Valorar los cuidados y la singularidad de las personas y situaciones
Los cuidados sostienen el mundo, aunque no sean valorados. Las mujeres se han ocupado de estos cuidados. Pero el modelo no da más. Hay otro modo de afrontar esto y es quizás uno de los aspectos más revolucionarios del modelo económico que defiende el feminismo.
Claro, estamos planteando muchas propuestas. De entrada, lo primero es fortalecer nuestras entidades porque es difícil la interlocución entre nuestras entidades y los clientes. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Madrid nos exige unos horarios.
Los cuidados se tienen en cuenta en la forma de organizar el trabajo, hay que dar valor a las opiniones subjetivas, ser horizontales….la economía feminista es educar en la democracia de la participación y tener en cuenta las necesidades de cada persona.
Y desde hace tiempo estamos proponiendo hacer comunidades cuidadoras. Dejar de sobrecargar a las familias con todas las exigencias de la crianza, del cuidado a las personas mayores e intentar articular apoyos desde lo comunitario. Por ejemplo, cómo te puedo ayudar con tu abuela, cómo me ayudas con la crianza…
Se requiere hacer empresas que no pongan el beneficio económico en el centro.
Y exigir a las instituciones que el trabajo de cuidados esté respaldado, con recursos especializados que atienda la singularidad de las familias y las personas. No es lo mismo una familia monomarental, o una con personas mayores en situación de dependencia…
¿Se trasladan roles y tendencias machistas que existen en la sociedad a las cooperativas y entidades que forman parte de la economía social y solidaria? Por ejemplo, que los cargos de decisión o gestión tiendan a ser ocupados por ellos.
¡Claro! Es verdad que es un contexto más privilegiado, pero llevamos siglos de historia patriarcal y hay muchas cosas que seguir mejorando.
En las asambleas es muy común que los hombres usen más los turnos de palabra, aunque haya más mujeres. Hace falta empoderar a las mujeres, hace falta que los hombres revisen sus privilegios.
Nosotras creamos hace 5 años ‘Tangente’, formada por 17 entidades. Recientemente se ha creado la comisión de feminismos dentro de la Red de Economía Alternativa y Solidaria (REAS) de Madrid. Y vamos a estar ahí.

¿Qué permite materializar el feminismo en el ámbito económico?

Feminizar la política y la economía es poner en valor cosas que hasta ahora no han sido valoradas. Por ejemplo, el valor del consenso, el valor de la escucha…es importante lo que se dice, pero también cómo se dice, y también lo que no se dice. Hay que poner el foco en esa otra forma que hemos tenido las mujeres de sostener la vida, basada en el consenso, en la cultura de la paz. Sin idealismos, sin esencialismo, pero dando importancia a cómo lo hemos hecho.

Empoderamiento

Es habitual consultar a “expertos” en todos los campos e ignorar a las mujeres. Es necesario trabajar por el empoderamiento de las mujeres y también replantear la división sexual del trabajo. ¿Cómo se articula esto?

Nosotras, siempre que nos piden una persona experta, en cualquier campo, damos el nombre de una mujer. Creemos en las acciones positivas. Si además es negra, o gitana, mucho mejor. También hay que dar una vuelta al concepto de experto. ¿Qué es lo experto? Dentro del marco que tenemos, capitalista y empresarial, la persona experta es la que ha hecho muchos masters, tiene títulos. No es la persona más humilde, la que relativiza su conocimiento, sino la que se embiste de poder. Personas expertas para nosotras son esas personas que llevan años conociendo una realidad y que saben desde la humildad que les da esa experiencia, que les falta mucho por saber, la realidad es cambiante y no podemos absolutizar. Hay muchos ejemplos, la cooperativa ‘Abierto hasta el amanecer’ lleva años asesorando a las empleadas en el sector doméstico, pero están en la sombra y para nosotras son mucho más expertas que el líder sindical que firma los convenios.
Esas cooperativas son una alternativa para la mejora de las condiciones de las empleadas en el sector doméstico y de cuidados, en su mayoría mujeres. ¿Es esto una tendencia? ¿Se están creando cooperativas de trabajo doméstico?
Se está avanzando. En Madrid hay ya cinco cooperativas del sector constituidas.

¿Es un indicador de avance el Feminismo?

Creemos que sí. Se está sumando gente nueva, joven. En el I Congreso de Economía Social y Solidaria que recientemente se ha celebrado en el barrio de Tetuán, el área que más interés despertó fue el de Feminismo. Estamos viviendo el desarrollo del Feminismo de base, la gente empieza a entender que sin Feminismo no hay democracia, no hay nada. Movilizaciones como el Tren de la Libertad, el 7N, o el último 8 de marzo son algunas muestras. Y también es cierto que las crisis sistémicas como la que vivimos van acompañadas de un movimiento social fuerte.

El cambio que propone la economía feminista tiene que ver con esa base social. Pero también hay medidas legislativas que pueden contribuir. ¿Cuáles serían prioritarias?

La renta básica es fundamental. La Igualdad en los permisos de maternidad y paternidad que plantea la PPiiNA. Fortalecer el desarrollo de empresas de economía social y solidaria que defienden los principios de la Constitución, como es la igualdad, con beneficios fiscales o ayudas. Y dotar de presupuesto a la Ley de Dependencia, hay que dar valor a esos trabajos que sostienen la vida.

Entrevista a Alicia Rius y Ana Álvarez, del Instituto de Mujeres y Cooperación 
http://amecopress.net/spip.php?article15740