13 de febrero de 2012

El despertar femenino.



Margarita Núñez Álvarez, conocida como la Abuela Margarita, descendiente y curandera de las culturas Maya y Chichimeca trae un mensaje de amor y espiritualidad ligado a la tierra desde lo femenino. Conocida y respetada entre los círculos indígenas de todo el mundo, esta mujer originaria del norte de México se ha convertido en vocera de la mujer. La abuela ha sido llamada desde muchos extremos del planeta para que su palabra sea oída. Ella proclama valores de la mujer como generadora y transformadora de la sociedad y lleva con su palabra de tradición y como guardiana del origen a nuevas miradas del mundo y de la vida





La Revolución Personal.



El servicio desinteresado a la humanidad es el secreto para vivir una vida plena, autentica, objetiva, el servicio desinteresado es contrario al egoísmo. Es un deber para La Revolución Personal, y es sabido que si cumplimos nuestros deberes, nuestros haberes llegaran sin pedirlos, sin esperarlos. Entre más energía pongamos en servir a los demás, más fluirá la energía divina en nosotros, el servicio desinteresado purifica nuestra alma y nuestro corazón. Los egos en la forma de egoísmo, celos y superioridad se diluyen, mientras que la humildad, el amor, la compasión, la tolerancia, y la misericordia se fortalecen y crecen como la espuma. Se amplía la perspectiva y la razón de vivir, se vive la unidad, nos volvemos amplios y generosos desarrollando un corazón grande y un alma noble. Obtenemos el conocimiento del Ser, de nosotros mismos, de nuestro "si mismo", entendemos la unidad del Todo y la alegría y la felicidad nos embargan sin límites.

El servicio desinteresado es un paso importante en el camino de La Revolución Personal, nos acerca a la toma de consciencia, limpia y purifica nuestra mente llenándonos de virtudes y valores positivos. Nosotros hacemos parte del mundo, usted y yo, cómo no vamos a amarlo si al mundo pertenecemos? Amemos, sirvamos, seamos amables con todo el mundo. Volviéndonos sirvientes de la humanidad lograremos alcanzar nuestra realización.

No esperemos que los demás obren igual que nosotros, recordemos que nosotros ni nadie es perfecto, seamos tolerantes, comprensivos, caritativos y bondadosos. La mayoría de las personas hace lo que mejor puede, hagamos también nuestro mejor esfuerzo. Ayudemos a los demás. Utilicemos nuestra energía, nuestros conocimientos, nuestros bienes, nuestra educación, nuestras riquezas, nuestro intelecto, nuestras fortalezas y todo cuanto poseemos para mejorar a quienes lo necesiten y lo deseen.

Ningún ser humano es inferior o superior a otro, La Revolución Personal piensa que todos los seres humanos somos iguales, sentimos y hacemos cosas similares, nuestros organismos cumplen exactamente las mismas funciones. Otra cosa es que algunas personas desarrollan mas o menos sus aptitudes, pero en sí, somos iguales y como tales nos debemos respeto y consideraciones. Quien comprende lo anterior ha entendido el sentido de la vida y sabrá que es muy importante cualquier trabajo ya sea de jefe o de subalterno; lo esencial es hacer el trabajo que nos haya correspondido en forma diligente haciéndolo de la mejor manera que podamos, de tal forma que beneficie muchas más personas. No perdamos ninguna oportunidad de servir y ayudar a todo el que podamos. Pero no esperemos que cuando sirvamos o ayudemos, se nos reconozca por hacerlo, ya sabemos que es nuestro deber y hemos aprendido a disfrutarlo. Agradezcamos a la persona que nos permite servirle, gracias a ella nos llenamos de bienaventuranza.

No hagamos un acto mecánico del servicio desinteresado a la humanidad, hagámoslo como un acto devocional consciente, El servicio a la humanidad es la mejor forma de acercarnos a Dios. Nosotros solo somos instrumentos, no hacemos todo de tal forma que debemos actuar solo como administradores no como propietarios. Entreguémonos en cuerpo, mente y alma al servicio desinteresado, no nos preocupemos por el resultado, no idealicemos el éxito ni el fracaso.

Realmente es bastante difícil hacer servicio desinteresado, casi siempre nos servimos a nosotros mismos, o lo hacemos solo para lograr nuestra pureza, inclusive, ni siquiera debemos pensar en hacer las cosas "para que Dios este contento". Es sencillo solo debemos pensar en servir al pobre, al enfermo, al deprimido, al ciego, al afligido y al que sufre; amando a nuestro prójimo como a nosotros mismos, como también a los animales. Pero también debemos servir a los ricos y a los poderosos, así toda sensación de superioridad es eliminada. El servicio desinteresado a la humanidad es para la paz no para la confrontación, es el significado de la vida, mientras más energía pongamos en servir a otros más fluirá la energía universal hacia nosotros, no hablemos demasiado de lo que hacemos en el servicio desinteresado, limitémonos a hacer, vivamos para los demás, así conseguiremos el estado de bienaventuranza.

Sirvamos, amemos, abracemos, seamos amables, abramos nuestro corazón, convirtiéndonos en un sirviente de la humanidad. Busquemos los humildes, desconsolados, afligidos y alegrémosles y llevémosles consuelo sirviéndolos sin escatimar. Sirvamos a nuestros padres, nuestros mayores, nuestros maestros y a nuestros huéspedes. Eliminemos la miseria y el sufrimiento, sirviendo, sirviendo y sirviendo. Vayamos a un hospital, visitemos los enfermos, sentémonos a su lado, sonriámosles, digámosles palabras de consuelo, iluminemos su camino. Nos liberaremos de la vanidad y el egoísmo, ayudemos sin quejarnos, sin sufrir, aceptemos los insultos cuando alguien los profiera en nuestra contra, elevémonos por encima de ellos, mantengamos la mente fría y equilibrada, compartamos lo que tenemos. Olvidemos nuestro propio nombre, nuestras propias obras. Pensemos en la humanidad como una sola unidad. Vivamos para el servicio desinteresado a los demás.

No perdamos ninguna oportunidad de servir. Hagámoslo con alegría, de buena gana. Nunca creemos discordia, siempre armonía y paz. No hablemos de lo que hacemos por los demás, limitémonos a hacer. Seamos conscientes de eliminar el ego con nuestro servicio desinteresado, concentrémonos para hacer nuestro trabajo, seamos constantes, descansemos pero no nos quedemos quietos en exceso.

Puede parecer extraño y quizás muchos de los lectores no puedan soportar el hecho de que agradezcamos a quien servimos, pero es un privilegio para nosotros el que haya personas que nos permitan nuestro crecimiento, agradezcamos el que los demás confíen en nosotros para hacer algo por ellos. Usted puede intentarlo, la próxima vez que surja una oportunidad de hacer desinteresadamente algo por alguien y muy especialmente si son trabajos de los que llamamos humildes, por ejemplo limpiar, ordenar, etc. Hagámoslo disfrutando y agradeciendo el servicio que prestamos, esto es algo muy gratificante.

El servicio desinteresado a los demás es liberador y nos perfecciona, además atraemos personas de buena voluntad las cuales estarán dispuestas a ayudarnos en el momento que lo necesitemos. Cuando liberamos nuestro egoísmo del sufrimiento y realizamos actos por los demás por el solo placer de hacerlo, alcanzamos la serenidad y una alegría profunda. Cuando lo hacemos de esta forma no sufrimos en caso de no obtener lo que esperábamos.

Texto: Dhyanamurti
http://blogs.elespectador.com/larevolucionpersonal