29 de junio de 2016

La igualdad de género , que es?




“La igualdad de género es un principio constitucional que estipula que hombres y mujeres son iguales ante la ley”, lo que significa que todas las personas, sin distingo alguno tenemos los mismos derechos y deberes frente al Estado y la sociedad en su conjunto.

Sabemos bien que no basta decretar la igualdad en la ley si en la realidad no es un hecho.  Para que así lo sea, la igualdad debe traducirse en oportunidades reales y efectivas para ir a la escuela, acceder a un trabajo, a servicios de salud y seguridad social; competir por puestos o cargos de representación popular; gozar de libertades para elegir pareja, conformar una familia y participar en los asuntos de nuestras comunidades, organizaciones y partidos políticos.

El reconocimiento de la igualdad de género  ha sido una conquista histórica de las mujeres. Hace 250 años plantearse la igualdad de derecho era un hecho inconcebible ya que se consideraba que las mujeres eran naturalmente diferentes e inferiores a los hombres.
Inclusive la revolución francesa, que fue emblemática de los ideales de libertad e igualdad, desconoció este derecho para las mujeres. En su lugar se estableció como parte de las normas de la sociedad y la familia, la obligación de las mujeres de obedecer la autoridad de los hombres, plasmada en el Código Napoleónico de 1804.
Sin embargo, las mujeres desde entonces sabíamos que para gozar del derecho a la igualdad, primero teníamos que conquistarlo.
Bien decía Olimpe de Gouges …“La mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos…por lo que debe existir un trato igualitario por medio del acceso para las mujeres a la educación, al voto, a ejercer cargos públicos, en el ejército o en la iglesia y a la propiedad privada” Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, 1791.
Los gobiernos del mundo inician el reconocimiento de la igualdad entre mujeres y hombres como un derecho a inicios del siglo XX cuando se reconoció que las mujeres gozaban del mismo estatus jurídico para participar en la vida pública, tanto en cargos de elección popular, como en la economía y el trabajo.

Un hecho relevante de este reconocimiento fue la aprobación en 1979 de la Convención para la Eliminación de todas las formas de discriminación(CEDAW, por sus siglas en inglés) porque sintetiza el conjunto de derechos que los Estados deben garantizar a las mujeres en materia civil, política, económica y social.

Te invitamos a conocer esta convención  y reflexionar sobre los derechos que ella contempla, ya que se trata de un instrumento jurídico muy importante que obliga a los Estados a implementar acciones y políticas para hacer de los derechos una realidad.El Estado Mexicano ratificó la CEDAW en 1981, suscribiendo el compromiso mundial para combatir las desigualdades existentes entre mujeres y hombres.

Como se ha dicho, para que la igualdad sea una realidad es importante tener presente que no basta con la acción de los gobiernos. Los y las ciudadanas también debemos activarnos en consecuencia mediante la apropiación de los derechos y la capacidad para hacerlos valer. No obstante, aún queda un largo trecho que recorrer.

Escuchemos lo que algunas personas consultadas en la calle, piensan de la igualdad entre mujeres y hombres y reflexionemos sobre el significado que la igualdad tiene para las personas hoy en día...
Construir una sociedad con igualdad de derechos y oportunidades para mujeres y hombres ha implicado realizar esfuerzos y acciones de gran importancia a lo largo de muchos años.

http://puntogenero.inmujeres.gob.mx/madig/igualdad/index.html


28 de junio de 2016

¿Qué es la brecha salarial entre hombres y mujeres?


La diferencia salarial entre hombres y mujeres refleja la discriminación y las desigualdades en el mercado laboral que afectan principalmente a las mujeres. Sus causas son complejas .
Se conoce como brecha salarial entre hombres y mujeres a la diferencia existente entre
los salarios percibidos por los trabajadores de ambos sexos, calculada sobre la base de
la diferencia media entre los ingresos brutos por hora de todos los trabajadores.
Por término medio, las mujeres de la UE ganan alrededor de un 16% menos por hora que
los hombres1. La brecha salarial entre hombres y mujeres no son las mismas en toda
Europa. Es inferior al 10% en Eslovenia, Malta, Polonia, Italia, Luxemburgo y Rumanía, pero
superior al 20% en Hungría, Eslovaquia, la República Checa, Alemania, Austria y Estonia .
Aunque la brecha salarial entre hombres y mujeres se ha reducido ligeramente en la última
década, hay algunos países donde se ha incrementado (Hungría, Portugal).
La brecha salarial entre hombres y mujeres existe a pesar de que las mujeres obtienen
mejores resultados académicos que los hombres en la escuela y la universidad.
.
¿Qué efectos tiene la brecha salarial a lo largo de la vida de los ciudadanos?
El impacto que la brecha salarial tiene sobre las mujeres es que obtienen menos ingresos
a lo largo de su vida, lo que conduce a pensiones más bajas y a un mayor riesgo de
pobreza en la tercera edad. En 2012, el 21,7% de las mujeres a partir de 65 años estaban
en situación de riesgo de pobreza, frente al 16,3% de hombres de la misma edad

¿Qué diferencias hay entre hombres y mujeres en la forma de trabajar?
La tasa media de empleo entre las mujeres de Europa es en torno del 63%, frente en
torno al 75% de los hombres con edades comprendidas entre los 20 y los 64 años.
Las mujeres constituyen la mayoría de los trabajadores a tiempo parcial de la UE. Un
34,9% de mujeres trabajan a tiempo parcial, frente a solo el 8,6% de los hombres .
Todo ello repercute negativamente en el desarrollo de sus carreras profesionales, su
formación, su derecho a una pensión y sus prestaciones por desempleo, lo que tiene a su
vez efectos sobre la brecha salarial.elacionadas entre sí
Que una mujer pueda cobrar menos que un hombre por el mismo trabajo realizado es una consecuencia más del machismo arraigado en prácticamente todas las sociedades actuales. La brecha salarial o las dificultades extras que tiene una mujer para llegar a un cargo de dirección son algunos de los pesos que acarrean las mujeres a la hora de desempeñar su carrera profesional.

Causas:  Chico o chica: ¿las mismas oportunidades?
Un niño y una niña nacen con las mismas oportunidades, pero luego las expectativas de estudios y profesionales son diferentes. Si nada cambia cuando crezcan, él ganará una media del 16% más que ella.

¿Se valora igual nuestro trabajo?
Las mujeres tienen unas cualificaciones iguales o mejores que los hombres, pero muchas veces no se valoran de la misma manera y su carrera profesional es más lenta. El resultado es una brecha salarial media del 16% en la UE.

Tener niños
Las responsabilidades familiares no se comparten por igual. Son más las mujeres que interrumpen su vida profesional y luego no vuelven a trabajar a tiempo completo. Como resultado, ganan por hora un promedio del 16% menos que los hombres y, por año, incluso un 31% menos, dado que es más alta la proporción de mujeres que trabajan a tiempo parcial.

¿Qué beneficios tendría eliminar la brecha salarial?
La creación de una sociedad más justa e igualitaria
Una mayor igualdad entre hombres y mujeres produciría beneficios para la economía
y para la sociedad en general. La eliminación de la brecha salarial entre hombres y mujeres
contribuiría a reducir los niveles de pobreza y a aumentar los ingresos que reciben
las mujeres a lo largo de su vida. No solo se evitaría el riesgo de que las mujeres cayeran
víctimas de la pobreza a lo largo de su vida laboral, sino que también se reduciría
el riesgo de pobreza tras la jubilación.

La creación de empleos de calidad
Las mujeres tienen cada vez mayores expectativas respecto a su carrera profesional, por lo
que, si las empresas quieren atraer a los mejores talentos, la igualdad en el trabajo se hace
indispensable. Para ello es muy importante crear empleos de calidad y formar una mano de
obra altamente motivada. Los empleos de calidad son cruciales para poder construir un
entorno de trabajo positivo en que a todos los trabajadores se les valore por su trabajo.
Con ello se benefician las empresas, los trabajadores  y la economía.
Los empresarios pueden obtener beneficios si utilizan los talentos y las capacidades de
las mujeres de manera más eficaz, por ejemplo valorando las capacidades de la mujer
y diseñando políticas de conciliación de la vida laboral y familiar, así como de formación
y desarrollo profesional.

La disminución del número de procesos judiciales y reclamaciones.
En una organización en la que se garantiza que los empleados recibirán igual retribución
por un trabajo del mismo valor, los empresarios evitarán reclamaciones por discriminación
y prácticas laborales injustas. Así se evitará el emplear tiempo y dinero en
atender a demandas y procesos judiciales posteriores.

Una base para la recuperación y el crecimiento económicos
Durante la crisis financiera y económica, la participación de la mujer en la economía y su
contribución a las finanzas familiares han aumentado. Por ello, es muy importante mantener
vivas las cuestiones de la igualdad de género y de la eliminación de la brecha salarial
entre hombres y mujeres, ya  que contribuyen a la creación de empleo, la competitividad
y la recuperación económica.

http://ec.europa.eu/justice/gender-equality/gender-pay-gap/index_es.htm
http://ec.europa.eu/justice/gender-equality/files/gender_pay_gap/140319_gpg_es.pdf

22 de junio de 2016

Maltrato psicológico: los golpes invisibles duelen más.


Identificar el maltrato es fácil cuando es físico. Pero, ¿y el maltrato psicológico? Este no se percibe, es un maltrato “silencioso” en el que todo queda entre dos personas, mientras todo el mundo goza de desconocimiento.
El maltrato físico se combina con el maltrato psicológico. Incluso nos atreveríamos a decir que puede haber maltrato psicológico sin maltrato físico, pero no puede haber maltrato físico sin maltrato psicológico.
“El maltrato psicológico es el que destroza completamente a las personas. O el acoso, el sentirse vigilado, el sentirse no querido. Es también muy doloroso un silencio, una mirada fría, una mirada despectiva”
-María José Rodríguez de Armenta-

El maltratador sabe que su palabra tiene el poder. Por eso la utiliza. De hecho, el maltrato psicológico es mucho más efectivo que el maltrato físico. Éste deja una huella, problemas que perdurarán en el tiempo.
Muchas son las personas que afirman que estos golpes invisibles duelen mucho más que cualquier maltrato físico. Muchos prefieren una paliza que varios años dedicados a superar los problemas inculcados a causa del maltrato psicológico.
Tus palabras me hacen daño
El maltrato psicológico implica palabras que hacen daño, degradaciones, desprecio… Todo esto, en principio puede ser muy sutil, para que la persona maltratada no se dé cuenta y poco a poco vaya entrando en el juego del maltratador.
Con el maltrato psicológico se está buscando el poder de someter a esa persona sin que esta sea consciente de ello. ¿Quieres aprender a detectar a un maltrator psicológico? Ten en cuenta estas características de un maltratador psicológico:
Te insulta, te grita, te ridiculiza y te menosprecia haciéndote sentir que no vales nada, que tu vida en sí no vale nada. Lo hace de tal forma que te sientas incluso agradecida por estar con alguien que esté contigo a pesar de esto.
Tiene celos excesivos y te controla todo el tiempo. Eres su posesión más preciada y al mismo tiempo la más despreciada, una incoherencia que te confunde, pero te somete.
Te aísla de tus amigos y tu familia. Tiene el poder de controlar con quien quedas y cuándo alguien puede disponer de tu tiempo o no. Decidirá por ti, serás su marioneta. Ya no eres libre, sino alguien que está sometido a los deseos y caprichos de otro.
Las constantes amenazas te hacen sentir un temor constante. Puede amenazar con abandonarte o con otras cosas que sepa son tu debilidad.
La presión emocional y sexual que ejerce sobre ti hace que tengas sentimientos de culpa. Realmente, te hace sentir culpable de algo de lo que no eres culpable. En otros términos, le puede dar “la vuelta a la tortilla” a absolutamente todo.
Si te has encontrado alguna vez con alguien que tenga alguna de estas característica, probablemente hayas estado en contacto con una persona que maltrata psicológicamente.
Aunque es cierto que en alguna ocasión pueden utilizar la fuerza física si ven que la presión psicológica no les está siendo suficiente, la verdad es que no suele ser algo que realicen “a menudo”.

Las marcas y los moratones no se manifestarán en su piel, sino en su alma

La verdad es que es difícil ayudar o que se deje ayudar una persona que está siendo maltratada psicológicamente. Para empezar, ella misma no sabrá si está en lo cierto, ni si se merece protestar por ello. El maltrato es tal que le hará pensar que es merecedora de tal situación, que no es buena persona y que se merece todo lo que le hagan.
Aquí nos encontramos con una autoestima totalmente destruida. Una autoestima rota, una vida sin sentido, rodeada de dolor, de miedo y de necesidad de satisfacer a alguien que continuamente te hace daño. Aun cuando alguien es consciente de que está siendo maltratado psicológicamente, llega el momento de buscar ayuda y ¡sorpresa! ¿Dónde la encuentras?
El maltrato psicológico es silencioso por algo, ¿cómo demuestras que te están maltratando? Será tu palabra contra la de tu maltratador y aún hay mucha gente escéptica que creerá que son cosas tuyas o que te estás volviendo loco.
También puede ocurrir que aunque seas consciente de que te están haciendo daño, tú desees seguir y proteger a esa persona que te está dañando. ¡Cuántas personas maltratadas defienden a sus propios maltratadores! A esto se le denomina “síndrome de Estocolmo“.
“Pero a mí lo que me preocupa es el otro maltrato, el que no deja marcas en la piel”
Es importante decir que esta situación aunque la sufran en proporción más mujeres que hombres, es cierto que hay hombres que también sufren de maltrato psicológico.
Lo importante es saber identificarlo y si así lo desea la persona maltratada ayudarle si permite ser ayudada. En ocasiones, por mucho que hagamos no podemos hacer nada. El desgaste mental es tal que el maltratador al final consigue su verdadero objetivo. Eso sí… invisible.

https://lamenteesmaravillosa.com/maltrato-psicologico-los-golpes-invisibles-duelen-mas/

20 de junio de 2016

Mujeres en empleo informal.



No todos los trabajadores en la economía informal son pobres y no todos los trabajadores pobres participan en la economía informal. Algunos operadores en la economía informal –especialmente aquellos que contratan a otras personas– no son pobres, mientras que algunos trabajadores asalariados formales son pobres. Pero el trabajar en la economía informal y el ser pobre coinciden de manera significativa. Esta sección detalla lo que se sabe de la relación entre el trabajar en la economía informal y el ser pobre. Para ello se resumen los hallazgos de varios estudios recientes en los que se utilizaron diferentes métodos de medición: los ingresos promedio de los varios tipos de empleo formal e informal; los ingresos y/o gastos de los hogares; y los riesgos de los trabajadores informales de estar en un hogar pobre.

Fuentes de datos

Establecer el vínculo entre la informalidad y la pobreza significa evaluar los costos y beneficios asociados a los diferentes segmentos del empleo informal según la ubicación de los trabajadores pobres, tanto mujeres como hombres, dentro de estos segmentos. Los datos estadísticos sobre los costos y beneficios asociados son limitados, por lo cual es muy difícil analizar estos vínculos estadísticamente. No obstante, varios conjuntos de análisis de datos a nivel nacional han considerado el ingreso promedio y/o el riesgo de pobreza de los diferentes segmentos de la fuerza laboral tanto formal como informal.
El primero set es el análisis de los datos nacionales de cinco países –Egipto, El Salvador, India, Rusia y Sudáfrica– comisionado por el Economic Policy Institute-Global Policy Network (EPI-GPN) para un proyecto comparativo de desarrollo de la fuerza laboral financiado por la Fundación Ford.
Un segundo set es el análisis de los datos nacionales de cinco países –Costa Rica, Egipto, El Salvador, Ghana y Sudáfrica– comisionado por la red de WIEGO para la edición 2005 de El Progreso de las Mujeres en el Mundo, la publicación principal de UNIFEM. Si bien estos dos sets de casos coinciden en Egipto, El Salvador y Sudáfrica, existen también importantes diferencias en sus objetivos. El set de estudios de caso de EPI-GPN fue diseñado para analizar las tendencias generales en el desempleo, en el empleo formal e informal y, donde fuera posible, en los ingresos. El set de estudios de caso de UNIFEM fue diseñado para realizar un análisis profundo de los nexos entre la situación en el empleo (formal e informal), los ingresos y la pobreza del hogar en un momento determinado. En los tres países que están incluidos en ambos sets de análisis –Egipto, El Salvador y Sudáfrica– las fuentes de datos y los años eran más o menos comparables.
Un tercer análisis relevante es una recopilación de datos de 14 países por Jacques Charmes.
Un cuarto set consiste en un conjunto de análisis de datos nacionales para la India urbana y Túnez.
Los ingresos promedio

Los vínculos entre empleo, género y pobreza se pueden ver al comparar a) los ingresos promedio en el empleo formal e informal y b) los ingresos promedio de diferentes categorías de empleo informal.

Los ingresos promedio en el empleo formal e informal

Una primera comparación es el contraste entre los salarios o ingresos promedio en el empleo formal e informal, considerados en su conjunto. En tres de los cinco países del conjunto de estudios de EPI-GPN los analistas pudieron comparar datos sobre los salarios o ingresos promedio. Los resultados confirman que los salarios o ingresos eran, en promedio, más altos en el empleo formal que en el informal.

Egipto: Los salarios reales promedio de la fuerza laboral formal e informal, en ambos sexos, fueron medidos en dos momentos (1988 y 1998). Los resultados indican una gran diferencia entre los salarios reales formales e informales en ambos años y para ambos sexos, pero para 1998 la diferencia era menor debido a un descenso más rápido de los salarios reales formales que los salarios reales informales. Sin embargo, entre estos dos puntos de referencia en el tiempo los salarios informales de las mujeres disminuyeron más rápidamente que los salarios formales de las mujeres (El Mahdi y Amer 2004).
El Salvador: Se compararon los ingresos del empleo formal e informal en relación con el salario mínimo en 2002. Un porcentaje relativamente pequeño (14%) de la fuerza laboral formal gana menos del salario mínimo. Dentro de la fuerza laboral informal un porcentaje más alto de trabajadores rurales (77%) que de trabajadores urbanos (49%) gana menos del salario mínimo (Lara 2004). Cabe señalar que el salario mínimo está fijado en un nivel que no cubriría los costos de los “bienes básicos”.
Sudáfrica: Se compararon los ingresos de los trabajadores del sector formal e informal para 2001. Mientras la mayoría de los trabajadores formales gana más de 1000 rands al mes, la mayoría de los trabajadores en la economía informal gana menos de 1000 rands. El nivel de ingreso mínimo que se estima necesario para una familia de cinco personas se fija en 1777 rands al mes (NALEDI 2003).
En los cinco estudios de caso de UNIFEM-WIEGO los ingresos promedio en la mayoría de las formas de empleo informal, particularmente en la agricultura, están muy por debajo de los ingresos para el empleo formal. En Costa Rica y El Salvador, sin embargo, los ingresos promedio para empleadores informales son iguales o más altos que los ingresos en el empleo formal; y en Ghana y Sudáfrica los ingresos promedio de los trabajadores asalariados públicos informales son más altos que aquellos del empleo formal en el sector privado. En general, el empleo asalariado en el sector público, tanto formal como informal, presenta ingresos promedio más altos que el empleo asalariado en el sector privado. Lea el capítulo 3 de Chen et al. 2005: El Progreso de las Mujeres en el Mundo 2005.

Ingresos comparados en el empleo informal

Una segunda comparación es la diferencia en ingresos promedio en el empleo informal. Como se señaló más adelante, la economía informal es diversa y segmentada. Los diferentes segmentos están asociados con ingresos potenciales diferentes que quedarían ocultos por el promedio para la economía informal en conjunto. Por ejemplo, un análisis de datos de 1997 sobre el empleo en el sector informal (empresas pequeñas sin registrar) en Túnez reveló que los empleadores que contrataban a otras personas –los microempresarios– no eran pobres. De hecho, se encontró que los ingresos promedio de los microempresarios eran cuatro veces más altos que el salario mínimo legal y 2,2 veces mayores que el salario promedio en el sector formal.

Aunque los microempresarios quizás tengan ingresos relativamente altos en Túnez –y en otros lugares– a la mayor parte de los trabajadores en el empleo informal no le va tan bien. Por ejemplo, los microempresarios en Túnez pagaron a sus empleados en promedio más o menos el salario mínimo legal de 200 dinares al mes. El estudio tunecino también incluyó información sobre los ingresos en trabajos fuera de empresas informales, particularmente para los trabajadores a domicilio. Los trabajadores a domicilio, quienes son remunerados a destajo, ganaron un promedio de 60 dinares al mes que es solamente el 30% del salario mínimo (Charmes y Lakehal 2003).

Los datos nacionales de 14 países recopilados por Jacques Charmes muestran las disparidades en los ingresos en el empleo informal (Charmes s.f., tabla, presentada en Chen y Vanek 2004). En cada caso salvo en Kenia, los ingresos promedio mensuales de los microempresarios son más altos que los salarios promedio mensuales de los empleados de microempresas. En general, los salarios de los empleados tienden a aproximarse al salario mínimo, el cual en sí mismo es menos que el mínimo necesario para sobrevivir.
Otra comparación importante es entre los ingresos promedio de los microempresarios y los operadores por cuenta propia. De los 14 países estudiados por Charmes, solamente dos –Colombia y la India– aportan datos separados sobre los ingresos de los empleadores y los operadores por cuenta propia. En la India, el múltiplo más bajo de los ingresos promedio mensuales en comparación con el salario mínimo (1,34) era el de los operadores por cuenta propia. En notable contraste, los ingresos promedio mensuales de los empleadores en la India era 5,4 veces mayor que el salario mínimo legal. Un contraste similar se encontró en la Colombia urbana donde los empleadores ganan 4,2 veces el salario mínimo legal y los operadores por cuenta propia ganan solamente 1,6 veces el salario mínimo. De hecho, en la Colombia urbana los empleados de las microempresas ganan casi tanto como los operadores por cuenta propia: 1,5 veces el salario mínimo legal. En suma, tanto en Colombia como en la India los microempresarios y/o los empleadores informales ganan ingresos promedio mensuales más altos que los operadores por cuenta propia, y los operadores por cuenta propia tienen ingresos promedio ligeramente más altos que los empleados de las empresas informales (Charmes s.f., tabla, presentada en Chen y Vanek 2004).
El conjunto de análisis de datos de UNIFEM-WIEGO reveló una jerarquía de los ingresos promedio entre los diferentes segmentos de la economía informal. Para empezar, los ingresos promedio en el empleo agrícola informal son menores que los ingresos promedio en el empleo no agrícola informal. En el empleo no agrícola informal los empleadores informales tienen los ingresos promedio más altos en los cinco países, seguidos por sus empleados1 y otros trabajadores asalariados informales regulares (en comparación con los trabajadores ocasionales), y luego los trabajadores por cuenta propia, y finalmente los trabajadores asalariados ocasionales y las trabajadoras del hogar (Charmes s.f., tabla, presentada en Chen y Vanek 2004; Chen et al. 2005). En este conjunto de estudios de caso no se distinguieron a los trabajadores tercerizados quienes, como se señaló más arriba, tienden a tener los ingresos promedio más bajos. Estos estudios no proporcionaron tampoco evidencia sistemática sobre dónde están situados los empleados de las empresas informales en la jerarquía.
En la mayoría de estos estudios de caso no se dispone de datos separados sobre los empleados de empresas informales o los empleados informales en un sentido más general. En Egipto, se puede disponer de este tipo de datos a partir de una encuesta de empresas, pero no es posible relacionarlos con el análisis más amplio de la fuerza laboral. En Sudáfrica, este tipo de datos estaba disponible en la encuesta de la fuerza laboral. Los empleados asalariados en empresas informales (registradas) ganan un poco menos que los trabajadores por cuenta propia, mientras los empleados informales en empresas registradas ganan más que los trabajadores por cuenta propia. Por ello, en Sudáfrica los empleados informales en empresas no registradas estarían considerados más estrechamente relacionados con los “trabajadores asalariados ocasionales” que con los “trabajadores asalariados regulares” (Casale et al. 2005, citado en Chen et al. 2005).

En los cinco países del set de análisis de UNIFEM-WIEGO los ingresos por hora de las mujeres en el empleo informal son inferiores a los de los hombres con una situación en el empleo idéntica. La brecha de género en materia de ingresos es particularmente marcada entre los trabajadores por cuenta propia, tanto agrícolas como no agrícolas. Esta brecha de género en materia de ingresos se agrava por la segmentación por género en el empleo informal, ya que es más probable que las mujeres sean trabajadoras por cuenta propia que trabajadoras asalariadas regulares. Para obtener más detalles lea el capítulo 3 de El Progreso de las Mujeres en el Mundo 2005.

Pobreza

Pobreza del hogar

Dos encuestas sobre la fuerza laboral –el Estudio de la fuerza laboral de 2002 en Sudáfrica y el Estudio nacional por muestreo de 1999-2000 sobre empleo y desempleo en la India– proporcionan datos únicos que empiezan a contestar preguntas sobre la relación entre el empleo y la pobreza. Ambos estudios recopilaron datos sobre los gastos de los hogares, así como datos sobre el empleo, incluyendo el empleo informal; ambos estudios trataron de vincular estas variables de una manera coherente al clasificar los hogares según las fuentes de ingresos y las categorías de gastos. Los análisis de estos sets de datos revelaron una coincidencia entre el depender de un empleo informal y el ser pobre a nivel de hogar2.

Sudáfrica fue uno de los tres países que se examinaron en ambos conjuntos de estudios de caso de EPI-GPN y UNIFEM-WIEGO. El estudio de EPI-GPN analizó la relación entre las categorías de los gastos mensuales de los hogares y las fuentes de ingreso de empleo en los hogares; es decir, si un hogar tenía una o más personas con un empleo permanente, con un empleo informal, con un trabajo doméstico, o sin empleo (NALEDI 2003). Cuanto más alta la categoría de los gastos mensuales, mayor el porcentaje de los hogares con personas con empleos permanentes. Si se mueve hacia abajo en las categorías de gastos, el porcentaje de los hogares con personas con empleos informales (incluyendo los servicios domésticos) aumenta. No sorprende que la categoría de gastos más baja tiene el porcentaje más alto de hogares con una o varias personas desempleadas (utilizando una definición amplia de desempleo). Se debe señalar que la tasa de desempleo es muy alta en Sudáfrica (ibídem).

El análisis de Sudáfrica en el conjunto de estudios de caso de UNIFEM-WIEGO analizó la relación entre las categorías de ingresos del hogar y si la mayoría de los ingresos de empleo de los hogares viene de fuentes formales o informales, así como el número de personas con ingresos, el sexo del jefe de familia, y el sexo de la persona que aporta el ingreso principal (citado en Chen et al. 2005). En los hogares que dependen principalmente de ingresos del empleo informal, las tasas de pobreza son significativamente mayores que en los hogares que obtienen la mayor parte de sus ingresos del empleo formal. Los hogares cuyo jefe de familia es una mujer presentan tasas de pobreza significativamente más altas que los hogares en donde es un hombre. Asimismo, los hogares en los que la persona que aporta el ingreso principal es una mujer tienen tasas de pobreza significativamente más altas que los hogares en los que dicha persona es un hombre. Sin embargo, estas diferencias de género son mucho menos marcadas si los hogares tienen acceso al empleo formal (ibídem).

Un análisis de los datos de 1999-2000 de la India estudió las tasas de pobreza entre los hogares urbanos de la India que se mantienen con ingresos del empleo informal de acuerdo a sectores industriales amplios y tipos de empleo (Sastry 2004)3. En contraste marcado con Sudáfrica, el desempleo en la India no es alto, y la gran mayoría de los trabajadores –el 92%– tiene empleos informales (utilizando la definición más amplia de empleo informal). Los hogares que dependen de un empleo asalariado informal “regular” (en oposición al empleo ocasional) tienen tasas de pobreza más bajas en comparación con los hogares que dependen de autoempleo, y es muy probable que los hogares que dependen de trabajos ocasionales como su principal fuente de ingresos sean los más pobres. Esta jerarquía del riesgo de pobreza –donde el riesgo para los hogares se ordena de manera ascendente si dependen de empleos asalariados informales “regulares”, del autoempleo, o de empleo asalariado ocasional– es fuerte en todos los sectores industriales en la India urbana.

Otro estudio en la India que también usó datos del Estudio de muestreo nacional, pero de dos estudios previos (1987-88 y 1993-94), encontró una relación similar entre la pobreza y la naturaleza del empleo. Dubey et al. (2001) analizaron la probabilidad de los hogares urbanos de ser pobres según su fuente principal de ingresos –clasificada como salario regular, autoempleo y trabajo asalariado ocasional– y según el tamaño de la ciudad en la que viven. Su análisis muestra que para las ciudades de todos los tamaños, y en ambos momentos, los hogares con empleados asalariados regulares (tanto formales como informales) tienen la probabilidad más baja de ser pobres, mientras que aquellos que dependen de trabajo a jornal ocasional tienen la probabilidad más alta, y los hogares que dependen del autoempleo quedan más o menos en un punto promedio4. Todos los grupos de empleados tuvieron un desempeño mejor en las ciudades más grandes. Entre las dos rondas del estudio la probabilidad de ser pobre disminuyó para todos los grupos.

Pobreza individual

La pobreza se mide normalmente a nivel del hogar, no del individuo. Para los estudios de caso de la publicación de UNIFEM de 2005, WIEGO utilizó una técnica innovadora para medir los riesgos de pobreza entre personas empleadas. Según esta técnica, el “riesgo de pobreza” asociado con diferentes situaciones en el empleo se define como el porcentaje de todas las personas empleadas en un estatus dado que viven en hogares cuyos ingresos los sitúa debajo de la línea de pobreza nacional. Esta técnica conecta los tipos de empleo, medidos a nivel individual, con el riesgo de pobreza, medido a nivel de hogar. Como tal, solamente es factible en países donde los datos sobre el empleo y los ingresos de los hogares están vinculados. La jerarquía del riesgo de pobreza definida de esta manera es inversa a la jerarquía de los ingresos detallados arriba: los trabajadores agrícolas informales corren el mayor riesgo de pobreza y, entre los empleados informales no agrícolas, los empleadores informales corren el menor riesgo de pobreza, seguidos por sus empleados y otros trabajadores asalariados informales “regulares”; los trabajadores por cuenta propia corren un riesgo de pobreza más alto; mientras los trabajadores asalariados ocasionales y los trabajadores del hogar corren el riesgo más alto (Chen et al. 2005). Como en los estudios de caso de UNIFEM-WIEGO no fue posible distinguir a los trabajadores tercerizados, no se pudo medir su riesgo de pobreza.
En los cinco estudios de caso de UNIFEM-WIEGO existe una brecha de género global en el riesgo de pobreza dentro de la economía informal, ya que las mujeres se concentran en las formas de empleo con tasas altas de pobreza. Sin embargo, no surgió ningún patrón sistemático en los estudios de caso nacionales en cuanto a las diferencias entre las tasas de pobreza de los hombres y las mujeres en una situación de empleo particular. Una posible explicación es que los hogares en los que las mujeres se dedican a trabajos remunerados tienen tasas de pobreza más bajas en comparación con los hogares en los que las mujeres no destinan tiempo a actividades que generen ingresos. Si este fuera el caso, se puede determinar el estatus de pobreza de un hogar por el acceso de las mujeres al empleo remunerado, sin importar cuán bajos sean sus ingresos.

Jerarquías de ingresos y del riesgo de pobreza

La evidencia estadística de estos diferentes conjuntos de análisis de datos nacionales indican una jerarquía de ingresos y de riesgo de pobreza en todos los diferentes segmentos de la fuerza laboral. Mientras los ingresos promedio son más altos en el empleo formal que en el informal, existe también una jerarquía de ingresos en la economía informal. Los empleadores tienen los ingresos promedio más altos, seguidos por sus empleados y otros empleados informales “regulares”; luego están los trabajadores por cuenta propia, seguidos por los trabajadores asalariados ocasionales y los trabajadores del hogar, y por último los trabajadores tercerizados. Dentro de esta jerarquía, las mujeres están representadas de manera desproporcionada en los segmentos de la fuerza laboral informal con ingresos bajos. El hecho de que las mujeres tiendan a estar poco representadas entre los empleadores informales y los trabajadores asalariados informales “regulares”, y sobrerrepresentadas entre los trabajadores tercerizados lleva a una brecha de género en los ingresos promedio, así como en el riesgo de pobreza dentro de la economía informal. Los ingresos promedio son menores y el riesgo de pobreza es mayor entre todas las trabajadoras en la economía informal en comparación con todos los trabajadores en la economía informal.

La jerarquía del riesgo de pobreza entre los hogares depende de si los hogares tienen alguna fuente formal de ingresos procedentes del trabajo o solamente fuentes informales, y también del tipo de empleo que representa la principal fuente de ingresos del trabajo. Los hogares que dependen principalmente de fuentes informales de ingresos de empleo enfrentan un riesgo de pobreza más alto que aquellos que dependen de fuentes formales. Y los hogares que dependen de las formas más precarias de empleo informal como su fuente principal de ingresos tienen probablemente un riesgo de pobreza sustancialmente mayor que aquellos que tienen acceso a un empleo más estable y de mejor calidad.

Conclusión

Como el análisis de la evidencia disponible sugiere, la fuerza laboral en la mayoría de los países en desarrollo está altamente segmentada tanto entre, como dentro del, empleo formal e informal, y existe una jerarquía notablemente similar de ingresos promedio y riesgo de pobreza en todos estos segmentos en todos los países estudiados. Dentro de la fuerza laboral informal, los empleadores informales normalmente tienen los ingresos promedio más altos, seguidos por sus empleados y otros trabajadores asalariados informales “regulares”, luego los trabajadores por cuenta propia, seguidos por los trabajadores asalariados ocasionales y las trabajadoras del hogar, y por último los trabajadores tercerizados con los ingresos más bajos de todos. Una jerarquía inversa del riesgo de pobreza en la economía informal muestra lo siguiente: los empleadores informales tienen el riesgo de pobreza más bajo, seguidos por sus empleados y otros trabajadores asalariados informales “regulares”; los trabajadores por cuenta propia tienen un riesgo de pobreza más alto, mientras los trabajadores asalariados ocasionales y los trabajadores del hogar tienen el riesgo de pobreza más alto. El hecho de que las mujeres tiendan a estar subrepresentadas entre los empleadores informales y los trabajadores asalariados informales “regulares” y sobrerrepresentadas entre los trabajadores tercerizados lleva a una brecha de género en los ingresos promedio y el riesgo de pobreza dentro de la economía informal: los ingresos promedio son menores y el riesgo de pobreza es mayor para todas las trabajadoras en la economía informal en comparación con todos los trabajadores dentro de la economía informal.

Cabe señalar que los hallazgos resumidos anteriormente confirman los hallazgos de dos análisis que se realizaron en 1998 sobre los vínculos entre informalidad, pobreza y género como informes preparatorios para el Informe sobre el Desarrollo Mundial de 2001 del Banco Mundial: un análisis de los datos disponibles por Jacques Charmes y un análisis de la bibliografía disponible por S. V. Sethuraman.

También se debe señalar que la pobreza y otros resultados del trabajo no son solamente una función del nivel de ingresos, sino también del periodo en el cual se mantienen los ingresos, y de los arreglos mediante los cuales se logran, incluyendo los costos y beneficios relacionados. Tres dimensiones del trabajo contribuyen a determinar los resultados sociales del trabajo: el lugar del trabajo, el sistema de producción y la situación en el empleo. Cada lugar de trabajo está asociado con riesgos específicos y, por lo tanto, con diferentes grados de seguridad o inseguridad. Los microempresarios y trabajadores asalariados tienden a perder su conocimiento del mercado y su poder de negociación al moverse de sistemas tradicionales de producción a sistemas industriales y mundiales. Y cada situación en el empleo está asociada con diferentes grados de autonomía y riesgo para aquellos que trabajan en ella. Para obtener más detalles lea el capítulo 4 de El Progreso de las Mujeres en el Mundo 2005.

Si bien el empleo informal puede ofrecer oportunidades y beneficios tales como horas de trabajo flexibles y lugares de trabajo convenientes, los costos son a menudo bastante altos. Algunos de ellos son gastos directos pagados “de su propio bolsillo” que son necesarios para gestionar un negocio informal o para trabajar de manera informal; otros costos son indirectos y reflejan las condiciones más generales bajo las cuales los trabajadores pobres viven y trabajan. A largo plazo, algunos de ellos pueden ser bastante altos, como por ejemplo cuando los trabajadores tienen que sacrificar el acceso a la salud, a una pensión de jubilación y a la educación (o capacitación) para ellos mismos o miembros de su familia. También hay costos psicológicos y emocionales –en términos de la autoestima y dignidad de un trabajador– asociados con muchas formas de empleo informal. Lea el capítulo 4 de Chen et al. 2005, El Progreso de las Mujeres en el Mundo 2005 para una tipología de los costos de trabajar informalmente y ejemplos que ilustran la tipología.

En conclusión, la cantidad y calidad del empleo disponible para las mujeres, los hombres y los hogares tienen gran importancia al determinar quién es pobre y quién no lo es: no solamente en términos de pobreza de ingreso, sino también en términos de otras dimensiones de pobreza. Los beneficios del empleo informal a menudo no son suficientes, y los costos con frecuencia son demasiado altos para que los que trabajan de manera informal consigan un nivel de vida adecuado durante su vida activa.

En Egipto, el único país donde existían datos disponibles sobre ingresos según el tamaño de las empresas informales, el salario promedio de los empleados aumentaba con el tamaño de la empresa.
Un fenómeno relacionado que merece estudiarse más profundamente es la concentración de ciertos grupos raciales o étnicos, así como poblaciones inmigrantes en la economía informal. Por ejemplo, en Sudáfrica el 85% de todos los trabajadores en el sector informal son negros (NALEDI 2003). En Guatemala, según una encuesta de hogares de 1989, es 4,3 veces más probable que los trabajadores indígenas trabajen en el sector informal que en el sector formal (Funkhouser 1996).3En este estudio, los hogares clasificados como dependientes de ingresos de un empleo informal son hogares con por lo menos una persona empleada como trabajador informal y ningún otro miembro del hogar empleado fuera de la economía informal.
Si bien los hallazgos de ambos estudios quizás no resulten sorprendentes, hay muy pocos análisis empíricos que vinculen la pobreza del hogar con el empleo de esta manera.

http://espanol.wiego.org/economiainformal/vinculos/pobreza/

1 de junio de 2016

LAS MUJERES Y LA DEMOCRACIA.



La democracia requiere que se escuchen las voces y los intereses de los ciudadanos, y que se delibere y legisle al respecto. Las mujeres constituyen la mitad de la población mundial y, por ende, su voz debe ser escuchada en el proceso democrático. La democracia necesita a las mujeres para preservar su autenticidad y las mujeres necesitan la democracia para cambiar los sistemas y las leyes que les impiden, y le impiden a las sociedades en su conjunto, lograr la igualdad.

Es mediante la representación democrática que pueden estar representados los intereses de las mujeres y pueden oírse sus voces. El Artículo 7 de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) reitera la importancia de la representación de las mujeres en la vida política de sus países:

«…los Estados Partes garantizarán a las mujeres, en igualdad de condiciones con los hombres, el derecho a::
(a) Votar en todas las elecciones y referéndums públicos y ser elegibles para todos los organismos cuyos miembros sean objeto de elecciones públicas;
(b) Participar en la formulación de las políticas gubernamentales y en la ejecución de éstas, y ocupar cargos públicos y ejercer todas las funciones públicas en todos los planos gubernamentales.»
El papel de las mujeres en los procesos democráticos se acentúa más en la resolución aprobada por la Asamblea General en 2011, sobre la participación política de las mujeres (A/RES/66/130), en que se reafirma «que la participación activa de la mujer, en pie de igualdad con el hombre, en todos los niveles de la adopción de decisiones, es indispensable para el logro de la igualdad, el desarrollo sostenible, la paz y la democracia».

Pese a esos adelantos normativos, esos objetivos, por universales que sean, siguen siendo inaccesibles para muchas mujeres. El progreso ha sido demasiado lento en cuanto a acrecentar las cantidades de mujeres en cargos representativos. Sólo el 22 porciento de los parlamentarios son mujeres, en la actualidad, lo que representa, un lento crecimiento con respecto al 11.3 de 1995. En enero de 2015, 10 mujeres eran Jefe de Estado y 14 Jefe de Gobierno, y sólo el 17 por ciento de los ministerios estaban en sus manos, la mayoría en áreas de política social, educación y familia. Las mujeres además están deficientemente representadas en los órganos locales de adopción de decisiones, como alcaldesas o como miembros de los consejos municipales.

Las mujeres siguen insuficientemente representadas en los puestos electivos. Los países, en su mayoría, están lejos de alcanzar el "equilibrio de género" del 30% propuesto en 1995 en la Plataforma de Acción de Beijing. Las instituciones políticas—desde los partidos políticos hasta las comisiones electorales—suelen carecer de capacidad para asegurar que los intereses de las mujeres se expresen y se incorporen en las políticas públicas. Las instituciones encargadas de la rendición de cuentas no aseguran sistemáticamente que los funcionarios ejecutivos se responsabilicen ante las mujeres por las deficiencias en la protección de los derechos de la mujer o la respuesta a sus necesidades.

En situaciones posteriores a conflictos, es más evidente la falta de acceso de las mujeres a las instituciones democráticas y los procesos democráticos. En la resolución 1325 del Consejo de Seguridad se exhorta a los Estados Miembros a que acrecienten la representación de las mujeres en todos los planos de adopción de decisiones. En respuesta, en los países donde las Naciones Unidas llevan a cabo operaciones de mantenimiento de la paz, el Departamento de Operaciones para el Mantenimiento de la Paz y el Departamento de Apoyo a las Actividades sobre el Terreno intervienen a fin de facilitar la participación de las mujeres en los procesos políticos y la inclusión de las mujeres en las estructuras de gobernanza.

Cuatro prácticas fundamentales para asegurar la efectiva participación política de la mujer

Los aldeanos leen material electoral de instrucción proporcionada por la Misión de las Naciones Unidas en Liberia
Una mujer sostiene su dedo manchado de tinta
como prueba de que ha ejercido su voto en las
eleciones nacionales de Liberia en el 2011.
Foto de la ONU / Staton Winter
1. Asegurar que las elecciones, tanto locales como nacionales, sean imparciales y de libre acceso para las mujeres.
Promover medidas especiales transitorias, como establecimiento de cuotas, sanciones aplicables a los políticos que no cumplan las normas, exención de pago de derechos en el trámite de presentación de candidaturas, acceso a los medios públicos de difusión, y acceso a recursos públicos, a fin de acrecentar la participación de las mujeres, tanto en calidad de funcionarias electas como de funcionarias designadas en instituciones políticas. Asegurar losl procesos de empadronamiento para posibilitar que las mujeres ejerzan su derecho democrático al voto. En colaboración con órganos de gestión electoral y con partidos políticos, considerar la adopción medidas para responder a los factores que impiden la participación de las mujeres en política (violencia contra la mujer, prejuicios de género en los reportajes en medios de difusión, prácticas no transparentes de los partidos políticos, falta de financiación de campañas políticas).

2. Apoyar a las organizaciones de la sociedad civil de mujeres a fin de promover los intereses de la mujer
Proporcionar asistencia a la elaboración de temarios para políticas colectivas, por ejemplo, Cartas de la Mujer, o a la celebración de Convenciones Nacionales sobre la Mujer. Las mujeres comparten prioridades, por encima de cualquier diferencia que puedan tener. Esas prioridades compartidas pueden ser las relativas a su derecho a ocupar cargos públicos o a tener acceso a servicios mejorados de atención de la salud y cuidado de los niños. Es importante que las mujeres coordinen acciones, creen coaliciones, colaboren y aseguren la emisión de mensajes en común en tiempos de cambio. Fomentar la capacidad e impartir cursos de capacitación y desarrollo de aptitudes prácticas, a fin de promover aptitudes de gestión y comunicación, así como las capacidades de organización interna de los grupos y movimientos de mujeres

3. Fomentar en las instituciones públicas la rendición de cuentas en cuanto a la vigencia de los derechos de la mujer.
Asegurar que los procesos de revisión constitucional consideren las repercusiones de las estructuras de instituciones políticas, judiciales y otras instituciones públicas sobre la participación de las mujeres, así como sobre el ejercicio de sus derechos sociales, políticos y económicos. Velar por que las revisiones constitucionales aseguren la armonización con las normas internacionales de derechos humanos. Promover mecanismos de rendición de cuentas y reforma de la gobernanza que respondan a las necesidades de las mujeres; por ejemplo, prestación de servicios que tengan en cuenta las cuestiones de género, acceso a la justicia, presupuestación y acceso a la información. Asegurar que se establezcan procesos de responsabilización por conducto de los cuales las autoridades públicas rindan cuentas de su desempeño con respecto a los compromisos nacionales en pro de la igualdad entre los géneros y los derechos de la mujer.

4. Apoyar a las mujeres líderes políticos a fin de ampliar su influencia.
Apoyar el desarrollo de aptitudes y capacidades, tanto en las candidatas como en las líderes electas. Este apoyo abarca la capacitación con fines de adquisición de aptitudes (debate y modalidades del lenguaje parlamentario, promoción), así como las aptitudes con respecto a la incorporación de las cuestiones de género, los compromisos internacionales en pro de la igualdad entre los géneros y las estrategias que pueden ser útiles. El apoyo también abarca la promoción de mecanismos, entre ellos los agrupamientos de mujeres parlamentarias o las redes de mujeres en las instituciones de servicio social, así como la creación de mecanismos gubernamentales dotados del mandato, las capacidades y la ubicación en el gobierno que posibiliten una eficaz promoción de políticas favorables a los intereses de la mujer. Considera la posibilidad de dar formación a los hombres en los principios y la práctica de la perspectiva de género y el empoderamiento de las mujeres.

Tareas que realizan las Naciones Unidas – Éxitos recientes

Afganistán: en el 2014 la Misión de las Naciones Unidas en ese país, UNAMA, dedicó grandes esfuerzos para sensibilizar al público sobre la importancia de las mujeres en la política. Como resultado, el Gobierno tomó medidas concretas para que las mujeres garantizasen la seguridad en las mesas de votación y para que estas mesas contaran con observadoras. La presencia de las mujeres fue un indicador directo del aumento del nivel de confianza, reflejado en los votos emitidos.

Ecuador: El programa prestó apoyo técnico al Grupo Parlamentario por los Derechos de la Mujer para establecer mecanismos de diálogo entre las organizaciones de la sociedad civil, las militantes en partidos políticos, y las mujeres miembro de la Asamblea Nacional para asegurar la armonización de la legislación nacional con la Constitución de 2008 de conformidad con el Convenio sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW). ONU-Mujeres jugó un papel importante en la convocatoria para la firma de un Memorando de Entendimiento entre la Asamblea Nacional y el sistema de las Naciones Unidas para incorporar la perspectiva de género y derechos humanos dentro de la reforma legal.

Haití: la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización (MINUSTAH), ONU-Mujeres y el PNUD, con el apoyo de USAID, ayudaron a establecer una oficina para la igualdad de género en el parlamento y llevar a cabo conversaciones que culminaron en un Plan de Acción para la promoción de la participación de las mujeres en las próximas elecciones.

Liberia: la misión de la ONU en ese país (UNMIL) apoyó a la organización no gubernamental WONGOSOL (Women NGO Secretariat of Liberia) en un proyecto para "allanar el campo a la participación de las mujeres en el Gobierno de Liberia'. El proyecto tuvo como objetivo el promover una perspectiva de género y gobernabilidad incluyente en Liberia, mediante la identificación de los obstáculos y desafíos que impiden la plena participación de las mujeres. En el 2015, ONU-Mujeres también llevó a cabo una misión en el país para apoyar a los actores nacionales (Comité de Revisión Constitucional, Ministerio de Género, Infancia y Protección Social, Organizaciones de la Sociedad Civil y la Unión de las Mujeres para la Revision Costitucional de los Equipos de Trabajo) en el proceso de revisión constitucional. Los resultados de la misión incluyeron la presentación de las disposiciones constitucionales de igualdad de género, relacionadas con los derechos de las mujeres y los niños; la paridad en la representación en las asambleas nacionales y locales; el desarrollo de una hoja de ruta acordada con los socios; y el fortalecimiento de capacidades de los representantes de los medios de comunicación para una cobertura con perspectiva de género.

Malawi: Siguiendo el apoyo electoral del programa en el 2014, una red de destacadas mujeres, formada por ciudadanas jubiladas, profesionales y líderes religiosas, fue establecida para apoyar la participación política de las mujeres en Malawi. La red ayudó a promover la prevención de conflictos y a difundir la campaña "HeforShe" de ONU-Mujeres que tiene por objetivo que los líderes políticos rindan cuentas siguiendo los acuerdos de igualdad de género incluidos en los manifiestos de sus respectivos partidos. La red proporciona asesoramiento y orientación a las recientes mujeres electas y a las candidatas en preparación para las elecciones de 2019.

Marruecos: ONU-Mujeres continuó apoyando el cumplimiento de las disposiciones de igualdad de género establecidas en la Constitución de 2011, a través del desarrollo de la reforma jurídica con perspectiva de género, mecanismos de supervisión; y apoyo técnico al Grupo de Parlamentarios para la Igualdad. También representó y proporcionó experiencia local, de conformidad con el Convenio sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, en la revisión y armonización de proyectos de ley que se debaten en el Parlamento (entre otros, el de Elecciones Municipales y Regionales y la Lucha contra la Discriminación).

Paraguay: ONU-Mujeres, en coordinación con el Centro de Documentación y Estudios y la ONG Decidamos, convocó un Diálogo Nacional que se desarrolló de junio hasta octubre de 2014, y en el que promovió la creación de instituciones políticas inclusivas y el establecimiento de un grupo de trabajo para la igualdad democrática con representación de mujeres de partidos políticos , organizaciones de mujeres y Redes de Mujeres Municipales. El grupo de trabajo elaboró un proyecto de ley sobre la igualdad democrática. ONU-Mujeres está llevando este diálogo político a nivel municipal y apoyará la capacitación de las mujeres candidatas antes de las elecciones municipales.

Tanzania: ONU-Mujeres apoyó a la coalición de la mujer (compuesta por 50 Organizaciones de la Sociedad Civil), con representantes de diferentes afiliaciones políticas en todo el país. Esto dio como resultado un mayor apoyo a las demandas de igualdad de género en el proceso de revisión de la constitución. Del 13 al 17 de abril de 2015, más de 400 mujeres se reunieron en Dodoma, sede de la Asamblea Constituyente, para exigir la aprobación de los 12 temas sobre género acordados en el segundo proyecto de constitución. Logrando una representación de 50/50, el Cónclave de Mujeres en la Asamblea Constituyente, ha sido elogiado como la coalición más organizada.

En el Mantenimiento de la paz: Como resultado de los esfuerzos para integrar la dimensión de género en los procesos electorales y para garantizar la seguridad de votantes y candidatas se ha producido un aumento de la participación de las mujeres como votantes y como candidatas en las elecciones.

Como parte de los eventos para conmemorar el aniversario de la Resolución 1325 sobre Mujer, Paz y Seguridad (2010), el Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz, ONU-Mujeres, el Departamento de Asuntos Políticos y el PNUD convocaron unas Jornadas de Puertas Abiertas que permitieron a las mujeres de la República Democrática del Congo, Nepal, Afganistán, Liberia, Guinea Bissau, Kosovo y Somalia, entre otros países, poder hablar con los dirigentes de las misiones y del gobierno. Las mujeres expresaron colectivamente sus preocupaciones sobre los desafíos a la participación política, social y económica de las mujeres y presentaron sus puntos de vista sobre el impacto de la construcción de la paz y la reconstrucción de sus vidas. Uno de los resultados de las Jornadas de Puertas Abiertas fue el llamado mundial para incrementar el empoderamiento político de las mujeres y su participación en todos los niveles de toma de decisiones.

http://www.un.org/es/globalissues/democracy/women.shtml