1 de diciembre de 2011

Día Mundial del Sida.

1 de diciembre, se celebra el Día Mundial del Sida. Se cumplen además 30 años de la notificación de los primeros casos de sida. Tres décadas de aprendizaje y trabajo para detener una epidemia que parecía en sus inicios ser incontrolable. Los datos muestran que los nuevos casos de infección disminuyen y que la respuesta ante la enfermedad avanza. Sin embargo, en todas las regiones, la estigmatización, la discriminación y la violencia afectan a las mujeres de manera desproporcionada y socavan los progresos realizados.

Según ONUSIDA, las nuevas infecciones de VIH en 2010 muestran una disminución del 21 por ciento desde 1997, casi la mitad de los que lo necesitan tienen acceso al tratamiento y el número de muertes relacionadas con el SIDA pasó de un máximo de 2,1 millones en 2004 a alrededor de 1,8 millones en 2009. Hay que alegrarse por este progreso que no hubiera sido posible sin los esfuerzos combinados de los gobiernos, las organizaciones de la sociedad civil, el sector privado y las Naciones Unidas.

Actualmente, las mujeres representan el 50 por ciento de los 34 millones de personas que viven con VIH. En dos regiones – África subsahariana y el Caribe – las mujeres componen la mayoría de los adultos que viven con VIH: 59 por ciento en África subsahariana y 53 por ciento en el Caribe. En América Latina, las mujeres representan el 36 por ciento de las personas adultas que viven con VIH. En Europa oriental y en Asia central, cada vez más mujeres están siendo infectadas a medida que la epidemia progresa en la región. En Ucrania, por ejemplo, se estima que el 45 por ciento de personas que vivían con VIH en 2009 eran mujeres, mientras que en 1999 eran el 37 por ciento.

Frente a esta situación, Michelle Bachelet, directora ejecutiva de Onu Mujeres, ha advertido que para alcanzar la "meta cero nuevas infecciones de VIH, cero discriminaciones y cero muertes relacionadas con el Sida" se requiere "cero discriminación contra las mujeres y las niñas". En concreto, Bachelet propone "alinear la respuesta al VIH con las estrategias de desarrollo más globales enfocadas sobre la igualdad de género".

Perspectiva de género

"Hay que centrarse en las mujeres y niñas", advierte en su mensaje para este Día Mundial del Sida. Hoy, menos de la mitad de los países tienen un presupuesto específico para las actividades en materia de VIH relacionado con las mujeres. Llegar a cero requerirá la plena participación de las mujeres en los planes nacionales de lucha contra el Sida, y una financiación adecuada para atender las necesidades y las prioridades de las mujeres.

"Onu Mujeres se ha comprometido con el progreso en estas importantes áreas. Si hacemos escuchar las voces de las mujeres seropositivas, si aseguramos su liderazgo y participación en la toma de decisiones y si integramos la igualdad de género en los planes y presupuestos nacionales relacionados con el VIH, nos acercaremos a la meta cero nuevas infecciones por VIH, cero discriminaciones y cero muertes relacionadas con el Sida".

Mayor vulnerabilidad

Las mujeres son más vulnerables a resultar infectadas por el VIH. De hecho, tienen al menos dos veces más probabilidades de infectarse que los hombres en las mismas relaciones sexuales practicadas sin protección, debido a que la mucosa vaginal es más frágil y existe más superficie de contacto, y a que el semen tiene mayor capacidad infectiva que los fluidos vaginales. Además, las enfermedades de transmisión sexual, muchas de ellas asintomáticas y por lo tanto no percibidas por la mujer, favorecen la infección.

Al margen de las cuestiones puramente biológicas, son las circunstancias sociales y culturales las que provocan mayor desprotección entre las mujeres. En ocasiones, ven limitada su capacidad para ejercer el control sobre su salud sexual, debido a una diferenciación de roles masculino y femenino basada en un reparto inequitativo de poder.

Algunas mujeres pueden encontrar difícil rechazar una práctica de riesgo o negociar el uso de un preservativo por miedo a las represalias o temor de ser rechazada por su pareja. Estas circunstancias se agravan profundamente cuando se produce un maltrato.

Esta mayor vulnerabilidad va unida en los países de ingresos bajos y medios con más fuerza aún a factores sociales y culturales. Los roles de género que conducen a relaciones de poder desequilibradas y la violencia sexual directa sobre las mujeres son claros agravantes, más visibles aún en zonas marginales y en condiciones de vida de pobreza.

La falta de acceso a los servicios, las diferencias de poder económico y jurídico entre hombres y mujeres, la coacción sexual y la violencia limitan también la capacidad de las mujeres y las niñas a ejercer sus derechos. El estigma y la discriminación afectan desproporcionadamente a las mujeres y las niñas, que tienen menos probabilidades de tener acceso a los servicios, revelar que son seropositivas o negociar prácticas sexuales más seguras por temor a ser maltratadas, rechazadas o víctimas de la violencia.

La pérdida de salud no es la única adversidad a la que tendrán que enfrentarse las mujeres de las poblaciones más desfavorecidas. En estos países, además, son las mujeres quienes se ocupan de cuidar a las personas enfermas. Mujeres y niñas pagan por esta lacra perdiendo la oportunidad de participar en la generación de ingresos y en la educación, hipotecando su futuro.

Hace falta mucha más investigación para entender y esclarecer la especial vulnerabilidad de las mujeres frente al VIH, y poder así generar estrategias para combatirlo. La lucha contra la expansión del virus pasa por el empoderamiento de las mujeres.


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