23 de febrero de 2012

Guia para el uso del lenguaje no sexista.






Avanzar hacia la plena igualdad de género


en el medio laboral requiere cambios, modificaciones


y ajustes en ámbitos diversos,


para contribuir al necesario cambio de mentalidades:


en legislación, en educación, en los medios


de comunicación, en el lenguaje…


En el contexto legislativo actual, tras la aprobación


de la Ley Orgánica de Igualdad, se faculta extraordinariamente


al ámbito de la negociación colectiva


como el idóneo para luchar contra las discriminaciones


de oportunidades y trato entre mujeres y hombres


que puedan producirse en el escenario laboral.


Igualmente, nuestro trabajo sindical reclama incorporar


una perspectiva de género, lo que significa integrar


en cada intervención el objetivo de la igualdad


de género y la consecución de formas de participación


y representación igualitarias para mujeres y


hombres. Tenemos presente que el lenguaje no es


neutral ni secundario en ningún caso, tampoco en


estos ámbitos; el lenguaje utilizado para redactar el


convenio colectivo es susceptible también de generar


discriminación de oportunidades y de trato entre


mujeres y hombres; por su parte, el de los espacios


comunicativos sindicales, con su variedad de textos


y documentos, debe reflejar necesariamente el protagonismo


compartido de hombres y mujeres en estas


tareas, así como hacerse eco de mensajes y contenidos


que permitan avanzar en igualdad.


En las alternativas que se proponen para un uso no


sexista del lenguaje, todas permitidas por la estructura


y las leyes de funcionamiento del castellano, hay


algunas más afianzadas y asumidas ya por una mayoría


de hablantes, mientras en otros casos se oscila


entre diversas variantes, en espera de ver qué solución


lingüística se impone. Sin duda, la opción elegida


será la que visibilice más nítidamente la diferenciación


de hombres y mujeres, por ser una exigencia


de la comunicación y de la representación en nuestro


tiempo.


Una primera versión de esta Guía se publicó por primera


vez en 2008, dedicada a identificar buenas


prácticas para el uso del lenguaje no sexista en la


Negociación Colectiva. La presente edición, actualizada


y ampliada, abarca tanto los textos de los convenios


colectivos como otros espacios comunicativos,


documentos y textos habituales en los ámbitos


laboral y sindical. Con esta publicación, buscamos


favorecer el uso de términos y expresiones libres de


sexismo, superando el lenguaje tradicional que invisibiliza


y discrimina a las mujeres. Es preferible el esfuerzo


consciente por buscar una opción libre de sexismo,


mientras sea lingüísticamente aceptable, que


quedarse en el terreno de lo tradicionalmente aceptado,


pero con un efecto discriminatorio, consecuencia


de hábitos que masculinizan el lenguaje y por


tanto la representación escrita de la vida y la realidad,


lo que expulsa a las mujeres del universo simbólico.





Al lenguaje de la negociación colectiva todavía


no ha llegado la plena igualdad de


oportunidades y trato entre mujeres y hombres.


Si persiste una desigualdad en el lenguaje del


convenio, si el lenguaje no es neutral porque no representa


de manera igualitaria a mujeres y hombres,


esto puede tener efectos perjudiciales sobre


las condiciones laborales de mujeres y hombres.


De igual manera, debemos prestar una atención


especial a la utilización de un lenguaje no discriminatorio


tanto en los documentos propios del ámbito


laboral como en los documentos, escritos y formularios


de nuestras organizaciones sindicales.


La cuestión del lenguaje no es secundaria, ni en el


conjunto de las relaciones laborales, ni en el proceso


de la negociación colectiva. Como saben bien


quienes intervienen en ella, incorporar o no una


cláusula, o una palabra en una cláusula, puede


modificar sustancialmente el resultado


La cuestión del lenguaje no es secundaria, ni en el


conjunto de las relaciones laborales, ni en el proceso


de la negociación colectiva. Como saben bien


quienes intervienen en ella, incorporar o no una


cláusula, o una palabra en una cláusula, puede


modificar sustancialmente el resultado.


Tampoco lo es en los documentos y escritos que


utilizamos sindicalmente. A este respecto hay que


hacer referencia al avance producido en los últimos


años, no obstante, aún con cierta frecuencia


observamos que pervive una redacción masculinizante.


Tenemos que saber que cuando se redacta


uno de estos textos con lenguaje masculinizante


no sólo estamos incumpliendo los objetivos igualitarios


aprobados en nuestros congresos confederales,


también estamos dejando fuera de la escena


sindical a las trabajadoras, a las afiliadas, a las mujeres


El tipo de lenguaje que usamos no es inocente. El


lenguaje "ordena" simbólicamente el mundo. Puede,


pues, "ordenar" la jerarquía entre los sexos, reproduciendo


acríticamente el sistema de sexo-género,


lo que quiere decir en otras palabras que con


nuestra forma de hablar o de escribir estamos contribuyendo,


sin saberlo y sin que probablemente sea nuestra intención, a mantener diversas formas


de discriminación hacia las mujeres.


Si utilizamos un lenguaje que oculta a las mujeres


favorecemos su subordinación social. Si usamos


un lenguaje que toma como norma y medida de lo


humano al hombre, a lo masculino, sin cuestionar


que una de las dos partes de la especie humana


pueda representar al todo mientras la otra parte


queda excluida, ayudamos a que persista en el


imaginario colectivo la percepción de que las mujeres


son subsidiarias, secundarias, prescindibles.


Como hablantes también nos posicionamos con el


uso que hacemos del lenguaje. ¿Estamos a favor


de la igualdad, a favor del avance social, a favor de


los derechos? ¿O creemos que podemos ser progresistas

en lo social e inmovilistas en el lenguaje?


Por mas informacion leer el siguiente vinculo:
http://www.ccoo.es/comunes/temp/recursos/1/643228.pdf

Carmen Bravo Sueskun

Secretaria Confederal

de la Mujer de CCOO