17 de febrero de 2012

La violencia, el embarazo y el aborto .


Tanto los hombres como las mujeres, y los niños como las niñas,
son objeto de la violencia personal en el mundo entero, pero la
violencia perpetrada contra la mujer suele ser por motivos del
género. En la mayoría de los casos, los perpetradores son hombres
y los comportamientos violentos que ellos imponen en las
mujeres reflejan sus prejuicios de género. Por supuesto, no todos
los hombres maltratan a las mujeres, y un número creciente de
hombres está haciendo campañas para terminar la violencia contra
la mujer. No obstante, las normas comunes basadas en el
género que ponen énfasis en la ‘superioridad’ y el dominio del
hombre frente a la ‘inferioridad’ y subordinación de la mujer,
siguen sosteniendo la percepción de que el hombre tiene derecho
a utilizar cualquier medio necesario para controlar a la mujer. El
hombre que está de acuerdo con dichas normas puede responder
maltratando verbalmente, atacando físicamente o acosando sexualmente
a su compañera, madre e hijas si percibe que ponen en
duda su autoridad. Muchos hombres carecen de las habilidades
para lidiar con el estrés (por ejemplo, el ocasionado por demandas
económicas) o para resolver conflictos. Muchos hombres también
han sido motivados a ejercer comportamientos arriesgados,
tal como la adicción al alcohol y a otras substancias. Dichos factores
pueden llevar a algunos hombres a expresar su frustración y
furia escogiendo a otras víctimas en quien descargarse: las
mujeres y los niños suelen llevar el peso de este abuso.
Cuando la mujer es víctima de la violencia, ella sufre repercusiones
cuyos efectos pueden durar toda una vida. Las mujeres que sufren
abuso durante la niñez corren mayor riesgo que otras mujeres de
convertirse en víctimas de la violencia como adultas. Cuando la
mujer sufre continuo abuso doméstico por parte de su pareja íntima,
sus hijos corren un riesgo considerable de convertirse en víctimas
también, y esto puede significar el inicio de un ciclo repetitivo.
En el caso de las mujeres que son maltratadas en su edad reproductiva,
los efectos son agravados. Puede que las adolescentes y
mujeres adultas que son agredidas física y sexualmente tengan que afrontar las
infección transmitida sexualmente/virus de la inmunodeficiencia humana (ITS/VIH),
el embarazo no deseado, el aborto espontáneo, el parto de un feto muerto, e incluso
la muerte. En el caso del embarazo como resultado de una violación, los efectos psicológicos
pueden ser devastadores, particularmente cuando se trata de niñas cuya
primera experiencia sexual consistió en una violación o incesto. Más aún, las adolescentes
que quedan embarazadas en una edad muy precoz afrontan riesgos a su salud
porque, en muchas mujeres, el esqueleto no termina de desarrollarse hasta los 18
años de edad, además de que el conducto pélvico a veces no es fisiológicamente
adecuado hasta los 20 ó 21 años de edad. La tasa de mortalidad relacionada con el
embarazo y el parto es de dos a cinco veces más alta entre las mujeres menores de
18 años de edad que entre aquéllas de 20 a 29 años de edad .
Además, una mujer que queda embarazada debido a una violación debe tomar decisiones
que afectarán el resto de su vida :
Ella puede optar por llevar el embarazo a término y quedarse con el niño que nazca.
A pesar de que puede darse una relación cariñosa y gratificadora entre la madre y el
niño, la madre debe afrontar decisiones difíciles (por ejemplo, decirle al niño cómo
ocurrió el embarazo). También puede que se encuentre con situaciones difíciles para
las cuales estaba totalmente desprevenida, por ejemplo, tener que criar un niño sin
la ayuda del padre, el posible rechazo del niño por parte de su pareja, verse apremiada
a tener que dejar sus estudios, los efectos en su situación de empleo, etcétera.
Ella puede optar por llevar el embarazo a término y dar al niño en adopción. En
algunas sociedades puede que esta opción sea difícil dado que rara vez se practica
la adopción, y la mujer sabe que el niño probablemente crecerá sin padres. Puede
que la mujer también sufra estigmatización por ‘abandonar’ a su hijo.
Ella puede optar por tener un aborto. Algunos países y estados no permiten el aborto
en casos de violación e incesto; por tanto la mujer se ve forzada a recurrir a un
aborto clandestino, el cual en muchos casos puede ser arriesgado y poner en peligro
la salud e incluso la vida de la mujer. Debido al estigma en torno al aborto, las
mujeres que escogen esta opción pueden, además, afrontar abuso cuando buscan
la asistencia del sistema jurídico y los cuidados del sistema de salud.

Para seguir el artículo completo visite el siguiente vínculo:

http://www.ipas.org/publications/asset_upload_file614_2618.pdf

http://www.unimedicos.com/sitio/contenidos_mo.php?it=110