"las acciones son mucho mas sinceras que las palabras"..... ( Scuderi)
9 de agosto de 2017
De una niñez de explotación laboral a una vida de promoción de los derechos de las mujeres.
En Bolivia, luego de pasar por la Escuela de Dirigentas, apoyada por ONU Mujeres, una mujer aymara logró superar una niñez y adolescencia de explotación laboral para convertirse en promotora de los derechos de las mujeres.
A los 8 años, Lucrecia Huayhua Choque fue llevada desde su comunidad aymara en el municipio de Cocapacabana, a la ciudad de La Paz (a 155 km) para cuidar a una niña de 8 meses. “La señora me hacía dormir bajo las gradas. Me tapaba con una alfombra y dormía con su perrito. Ahí he trabajado como cuatro años. Me he salido, sin ningún sueldo”, comenta.
Aunque le gustaba mucho estudiar, sólo pudo llegar hasta el cuarto grado y luego tuvo que trabajar para ayudar a mantener a su numerosa familia de 12 hermanas y hermanos. “Mi familia carecía de alimentación, de ropa, de todo”, recuerda.
En su siguiente trabajo, en el que estuvo hasta los 22 años, realizó múltiples tareas atendiendo a más de 12 personas en jornadas de más de 20 horas diarias; y tampoco recibió retribución, vacación ni otros beneficios sociales. “Me daban víveres para ayudar a mis hermanos…Las palabras que abundaban de parte de mi empleadora eran que yo no servía, que era inútil. Esas cosas se te quedan….Yo no tenía autovaloración”, señala.
Según un estudio conjunto de la ONU y el Ministerio de Trabajo, Empleo y Previsión Social, se estima que en Bolivia el 28 por ciento de las y los niños y adolescentes de entre 5 y 17 años (unos 848 mil) se encuentran en situación de trabajo infantil—al menos 60 por ciento de cuales serían niñas.[1]
La Sra. Huayhua Choque volvió a su comunidad a los 22 años y al mes de llegar fue “raptada” por quien es todavía su marido. Luego de estar encerrada por tres días y siguiendo la costumbre local, los progenitores de ambos convinieron su unión forzada. “Una no puede decir que no quiere casarse porque ya es deshonra y una tiene que acatar”, comenta Lucrecia, quien a la fecha tiene cinco hijas e hijos.
Su vida en pareja fue difícil. “Desconociendo mis derechos, siempre viviendo en subordinación, en maltrato, acatando siempre órdenes porque así he aprendido desde mi niñez”, recuerda.
Pero su perspectiva cambió luego de participar en talleres impartidos por la Organización de Mujeres Aymaras del Kullasuyo (OMAK) sobre derechos de las mujeres como pilares para fortalecer el empoderamiento económico. Llegó a ser una de las seleccionadas para participar en la Escuela de Dirigentas, iniciativa llevada adelante gracias al apoyo del Fondo para la Igualdad de Género de ONU Mujeres, a través de la Red de ONGs Coordinadora de la Mujer.
Incentivada por su madre, empezó a asistir, a pesar de que su esposo se opuso.
“Si no sales de tu casa, vas a morir golpeada, torturada, maltratada y sin saber qué pasa a tu alrededor. Ves dentro de tu entorno y en otros hogares que se ve violencia y te conformas y dices así será mi vida, así será mi suerte, así voy a morir”, recuerda la Sra. Huayhua Choque.
La formación en la Escuela de Dirigentas estuvo dividida en cuatro módulos impartidos a dirigentes postuladas por diversas organizaciones durante todo el año con periodos presenciales de una semana en tres regiones del país. En estos espacios se abordaron las temáticas de despatriarcalización y descolonización, estructuras del Estado Plurinacional y derechos de las mujeres, incidencia política e historia desde las mujeres.
La Sra. Huayhua Choque recuerda que cuando empezó no sabía lo que significaba la palabra género y mucho menos la palabra sororidad y comenta que ella fue mejorando su autoestima a medida que fue aprendiendo sobre la Constitución Política del Estado, y sobre los derechos sexuales y reproductivos. Afirma que para ella fue “un impacto, una novedad, conocer mi cuerpo, de amarme yo misma, de valorarme yo misma porque nunca fui valorada, excepto por mis papás”.
A la vez enseñaba a otras mujeres, leyendo las cartillas que le daban en los talleres de OMAK y de la Escuela de Líderes y haciendo dibujos para tratar de traducir esta realidad.
“Este proyecto ha ayudado a las mujeres participantes a conocer sus derechos y mejorar su autoestima, a tiempo de impartir y replicar estos cambios profundos con otras mujeres”, dice la Representante a.i. de ONU Mujeres en Bolivia, Carolina Taborga, señala la importancia que han tenido los espacios que se han apoyado en el país para avanzar en transformaciones sustantivas en la vida de las mujeres. “Entre los ejes prioritarios de nuestro trabajo en Bolivia está el aumentar el liderazgo y participación de las mujeres, además de poner fin a la violencia contra mujeres y niñas”, resalta.
Actualmente, Lucrecia tiene 47 años y trabaja en OMAK, compartiendo sus aprendizajes sobre los derechos de las mujeres y sobre la lucha contra la violencia con otras mujeres de diversas comunidades urbanas y rurales.
“El equipo técnico de OMAK está comprometido para que las mujeres líderes, conociendo sus derechos y fortalecidas desde el empoderamiento económico, puedan desarrollarse y ejercer la igualdad de género en sus vidas”, señala la Presidenta de OMAK, Andrea Flores.
http://www.unwomen.org/es/news/stories/2016/6/from-child-labourer-to-womens-rights-defender