13 de diciembre de 2011

Un nuevo cáncer llamado indiferencia…

El fin de semana vi, en una muestra de cine, la película "indiferencia" que me dejó pensando acerca de nuestra sociedad y lo que está pasando (al parecer) en muchas partes del planeta. A grandes rasgos describe lo que se vive en una escuela americana, los encuentros y desencuentros que tienen profesores y alumnos, incluso los padres de esos jóvenes en formación; nada alejado de lo que tenemos en nuestras aulas, en nuestra propia universidad…
¿Dónde quedaron las esperanzas?, ¿dónde quedaron los proyectos? ¿dónde quedaron las ganas de luchar por algo? ¿En qué momento la indiferencia se convirtió en una forma de vida?
El film inicia cuando un maestro sustituto llega a un salón, se presenta y les dice que los que quieran irse lo hagan; como siempre, el fanfarrón del salón hace un comentario peyorativo hacia una compañera, siendo expulsado automáticamente del salón; otro joven reta al profesor aventando su portafolio, como para ver quién puede más, a ver quién es más fuerte... En diferentes escenas esto se repite: jóvenes que reaccionan constantemente, donde atacan al recibir una orden, donde agreden a un maestro que los reprende por no entregar los deberes y que incluso, amenazan con matarlos. Una agresión sin motivo, una conducta que pareciera una forma de vida, pero ¿qué tipo de vida se debe tener para que sin provocación haya una respuesta agresiva? ¿Una conducta aprendida?, ¿respuesta a un estímulo constante?
En otra escena, una orientadora intenta hablar con una joven acerca de su futuro: la chica escucha, en total y absoluta apatía, refiere planes y proyectos irreales, respondiendo agresivamente cuando la orientadora le hace ver la realidad. ¿En qué momento se perdió la capacidad de desear o de buscar un camino? o como muy frecuentemente escuchamos en nuestros alumnos, de buscar alternativas; de ver más allá de lo que se tiene enfrente. ¿Dónde quedó la capacidad de crearse un lugar y no esperar a que otros se lo den? ¿En qué momento llegamos a esto como sociedad, donde andamos sin camino, sin razón?
Una mujer frente al televisor, un hijo abstraído en la computadora, un padre que llega y no recibe ningún saludo; pareciera que nadie se da cuenta de que llegó... Una habitación llena y al mismo tiempo tan vacía, viviendo sin ser visto en este hogar, en este mundo…
¿Cómo vivir sin ser vistos, sin ser escuchados, sin ser amados, solos? Pensemos ¿qué huellas dejaron los primeros lazos, la base de las relaciones que se establecieron con los demás?, ¿de qué se asieron? ¿si no hubo alguien/algo que los guiara, que los acompañara, quién los enseñó hacia dónde dirigirse?… el suicidio aparece entonces como una posibilidad…
¿Para qué vivir si nadie está a mi lado? ¿Para qué vivir si los demás me oyen, pero no me escuchan?, no les intereso, no valgo la pena… ¿Cuántas veces hemos escuchado eso?... La indiferencia es ver sin actuar; es saber que muchas cosas no funcionan y quedarse sin hacer nada; es ver a otro sufrir y no ayudar; es dejar de desear, de vivir, de disfrutar… es dejar que otros tomen las decisiones por ti, es permitir que alguien te agreda… si no hay nada que perder, ¿por qué no arriesgar? ¿por qué no elegir un camino propio?
Aún no es tiempo de rendirse… si la vida no te da la oportunidad, dátela tú… si la indiferencia de alrededor te quiere alcanzar, la puedes confrontar…
Psic. Adriana García Aguilar.
Supervisora de la Línea UAM.
www.lineauam.uam.mx
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