6 de febrero de 2012

División sexual, desigualdad laboral.



Un aspecto muy marcado dentro de la sociedad es la segregación ocupacional por sexo en el mercado laboral. Los grupos donde se encuentra mayor presencia femenina son los de "trabajadores en la educación" con un 62.6 por ciento y los de "servicios personales" con un 64.4 por ciento; en cambio, en grupos donde se requieren "servicios de protección, vigilancia y fuerzas armadas" y "conductores(as) y ayudantes de conductores(as) de maquinaria móvil y medios de transporte", la presencia de mujeres laborando es casi nula o muy baja, hablando aproximadamente de un 7.7 y un 0.8 por ciento del total, respectivamente.

La diferenciación entre los espacios públicos y privados han sido partícipes dentro de los estereotipos de género. Lo más común es plantear que los espacios públicos deben ser destinados a los hombres y los privados a las mujeres; esto por la manera en la que las personas son encasilladas por sus características o capacidades exclusivas según el sexo.

Está claro que esta división sexual siempre ha sido constantemente marcada en el ámbito laboral. Con el paso del tiempo, las mujeres han ido ocupando parte de los espacios públicos que antes eran exclusivos de los hombres, los cambios positivos se han generado (principalmente por la acción de las mujeres), pero el ingreso femenino en los mismos aún es motivo de desigualdad de género.

Esto se puede observar claramente a la hora de indagar en las remuneraciones económicas que reciben las mujeres a comparación de la población masculina; según el índice de discriminación salarial, en el 2007 era necesario incrementar en un 9.7 por ciento el salario que se les pagaba a las mujeres para lograr equidad salarial, indicador que en el 2010 se redujo únicamente a 8.2 por ciento. Entre los funcionarios públicos y gerentes del sector privado, la magnitud de cambio necesaria para igualar los salarios es del 25.6 por ciento. Todo esto aunado a que la jornada laboral de la población femenina ocupada es menor con respecto a la masculina.

Este tipo de desigualdad se sigue presentando incluso en casos donde las mujeres que ejercen laboralmente son madres solas, las cuales suman 4.1 millones y representan 51.8 por ciento del total de éstas. Cabe destacar que muchas de las mujeres que trabajan, solas o no, no tienen ningún tipo de acceso a seguridad social; tan sólo al 53.7 por ciento de las madres solas que trabajan no se les brinda este derecho.

Algo está claro: el porcentaje de participación femenina en el campo laboral ha ido en aumento, incluso las oportunidades no son las mismas que hace más de 30 años; pero tanto la participación como las oportunidades deberían ser mucho más y no debería permitirse ningún tipo de irregularidad en el cumplimiento de los derechos de las mujeres en el entorno laboral, así como tampoco debería ser complicado para una mujer obtener recursos económicos para su manutención o la de su familia.

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