26 de junio de 2018

Vías para el empoderamiento de las mujeres.

Una de las vías para lograrlo es usar el propio empoderamiento para avalar, prestigiar,
legitimar, autorizar y sustentar a otras mujeres, sus creaciones, propuestas
y acciones, así como a instituciones, movimientos o causas y, de manera recíproca,
recibir el aval para empoderarnos.
Una vía fundamental para hacer más profundo, permanente y abarcador el
empoderamiento consiste en que las leyes reconozcan el adelanto, el valor, los
derechos, las oportunidades y las aportaciones de las mujeres, así como la
legitimidad y la autoridad de dicho avance frente a la sociedad. Es preciso llevar
a las leyes, es decir, a un pacto jurídico político en el Estado, el derecho
al adelanto de las mujeres, porque la compulsión jurídica es mayor garantía
de respeto de tal derecho, aun por quien no está de acuerdo y porque lo logrado
por algunas puede convertirse en derecho de todas por la vía de los derechos
sociales grupales.
El empoderamiento se sustenta también en procesos pedagógicos de género,
educativos y políticos entre mujeres, implícitos en la crianza y la formación:
quien enseña – la madre, la maestra, la dirigenta, la trabajadora o la empresaria
experimentada, la colega solidaria – apoya el empoderamiento de la otra mujer –
su hija, alumna, colega o compañera. Y a la inversa sucede también, cuando la
hija, la alumna, la colega, en pos de la satisfacción de sus necesidades, exige el
desarrollo de habilidades, fortaleza y autoridad de la otra mujer – su madre,
maestra, socia o colega – y muestra sus propios poderes vitales. En ambos sentidos
estamos ante procesos de empoderamiento que se potencian si la interacción
tiene incidencia recíproca.
Como es evidente, empoderarse es un proceso de generación y acopio de nuevos
poderes. Se trata de poderes vitales cuya característica es que no se basan
en la opresión de nadie y permiten a la vez eliminar el binomio dominio-opresión
en que estamos inmersas. Los poderes vitales permiten independencia y autonomía
– autosuficiencia – material, social, subjetiva – sexual, intelectual, afectiva
– y ética.
Empoderarse de manera personal se concreta en la individuación, es
decir, en la transformación personal en un ser individual: único e independiente,
con personalidad y concepciones propias, con capacidad de decidir y de actuar por cuenta propia, con movilidad y autodeterminación. La autoestima,
la seguridad y la confianza se incrementan al empoderarse. Y cuando
empoderarse se produce en grupos y movimientos, se condensa en la
conciencia de tener una identidad grupal específica, en el desarrollo o la
consolidación de una visión compartida del mundo y de la vida y en la legitimidad
de las integrantes para actuar en nombre del movimiento o del
grupo con autoridad. Desde luego, la autoestima de grupo, el orgullo de pertenencia
y su valoración incrementan los poderes vitales, tanto individuales
como del grupo.

El empoderamiento

Hablamos de cambio profundo, significativo, cuando los avances sociales no
han dejado atrás a las mujeres o no se han cebado en ellas, sino que, al tomar
en cuenta las necesidades y los aportes de las mujeres, se han traducido en su
empoderamiento.
El empoderamiento está enmarcado en la emancipación y su sentido es la
constitución de las mujeres en sujetas.
Por eso, impulsar el empoderamiento de las mujeres en su proceso de emancipación
es una de las aspiraciones más insistentes y un eje prioritario de las acciones
políticas en las últimas décadas. Por su propia voluntad, las mujeres determinan
salir de la inferiorización, la sujeción, la tutela, el sometimiento y la colonización de
género, mecanismos políticos que reproducen su opresión integral. El empoderamiento
contiene las acciones concretas y los recursos para lograrlo.
El empoderamiento es un camino efectivo y sólido de las mujeres para salir de
sus cautiverios y eliminar los cautiverios que enajenan a las mujeres como género.

¿De dónde surge el empoderamiento?

Se ha requerido la contribución de una gran cantidad de mujeres de manera
personal y de movimientos de mujeres para concebir el empoderamiento como
una necesidad. Hemos llegado a esa conclusión tras experiencias de participación
que no colman el anhelo de fortaleza política personal y colectiva.
La dimensión práctica del empoderamiento es lograr que las mujeres no flaqueen,
no sean víctimas de chantaje, hostilidad emocional o ideológica, no se
expongan a la violencia o bien que se retiren de cuadros, situaciones o ciclos de violencia; consiste también en lograr que aprendan a protegerse y evitarla y que,
al hacer frente a los retos no sólo se mantengan sino que profundicen y avancen
en sus convicciones, sus intereses y sus nuevos objetivos.

¿Qué es empoderarse?

Si las mujeres incorporan su experiencia y sus avances como parte de ellas
mismas y se transforman, se empoderan, ya que cambia su subjetividad, amplían
su visión del mundo y de la vida, aumentan sus capacidades y habilidades y
su incidencia, adquieren seguridad y fortaleza; o sea, al interiorizar ese conjunto
de poderes vitales, adquieren potencia vital.
Así, fortalecerse, aprender, imaginar, inventar y crear son poderes vitales específicos
generados frente a los desafíos vitales. Todas ellas son características subjetivas
producto del empoderamiento y además lo propician. De manera independiente
de los triunfos se crea un plus de experiencia, un plus de conocimientos, un plus de
vínculos sociales o afectivos, un plus de autovaloración y autoestima y, además,
poderes de reconocimiento, visibilización, interlocución, negociación o pacto, poderes
para transformar, para incidir y lograr la consecución de objetivos.
El empoderamiento tiene en la experiencia de legitimidad uno de sus ejes fundamentales.
Cada mujer, grupo o movimiento se legitima, aunque no sea por
aprobación social o de los otros, sino que cada quien se otorga legitimidad y se
autoriza. El poder vital que se crea en esa experiencia es la autoridad propia sin
necesidad de reconocimiento externo y contribuye a convencer a otros y a lograr
su reconocimiento y, en ocasiones, su aprobación, al eliminar prejuicios y al dar
paso a la valoración positiva de las mujeres, de sus propuestas, sus acciones e
innovaciones y de sus maneras de ser y de vivir.

http://yosoyjoven.com/assets/biblioteca/empoderamiento%20lagarde.pdf